𝐀𝐧 𝐚𝐧𝐠𝐞𝐥 𝐧𝐚𝐦𝐞𝐝 𝐓𝐚𝐞𝐲𝐨𝐧𝐠

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Eran ya las vacaciones de invierno, desde ese día hasta que la vacaciones terminaron no había hablado o visto a Taeyong, estaba preocupada por él, sí. Pero tenía miedo también, miedo que ese chico lindo se perdiera.

Antes que las vacaciones terminaran vino a mi casa, a disculparse y a decir que había reflexionado sobre todo lo que hizo, dijo que si yo había tomado una decisión que la iba a respetar, que nunca quizo hacerme daño y que siempre va a tener aprecio hacia mí.

Lamentablemente yo ya no estaba dispuesta a dar otra oportunidad, y si lo hacía sería con muchas precauciones, le pedí que volviera a casa, puesto que era tarde, que yo perdonaba lo que había hecho pero que las cosas no volverian a ser lo mismo.

El primer día de clases luego de las vacaciones, nos cambiaron de salón a todos, habían alumnos nuevos y habían actualizado las materias.

Tenía menos clases en común con él, lo cual fue de gran a ayuda para olvidarme de él, solía extrañarlo mucho, sus mensajes, sus chistes, los recesos, todo eso me hacía feliz, y al no tener ya nada de eso fue complicado, pero sabía que no era sano.

Pasamos unas semanas cada uno por su lado, conocí a alguien de mi nuevo curso, al principio me parecía solo lindo, pero Jaemin me recordaba a Taeyong, el como me hacía sentir, la forma en la que me miraba, los pequeños detalles que tenía conmigo me recordaban a él y me recordaba también que aún no lo había superado.

Jaemin era un chico listo, amable, decidido, tenía un carisma resplandeciente, como si todos fueran capas de quererlo, tal vez estaba confundiendo empatía con otros sentimientos, aún no lo tenía en claro, pero sabía que quería conocerlo, saber más de él, al menos ser su amiga.