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CAPÍTULO 2:

Una salida sin escape.

No te duermas- me dije y me dormí pensando en eso.

Estaba agotada, tenía miedo y en algún momento sólo sucedió, aunque sabía que no era buena idea, que no debía hacerlo, pero estaba despierta desde la mañana muy temprano y sumado que trabajé hasta tarde, no pude evitar caer en un sueño profundo.

Al despertar sentí una sacudida, luego otra más brusca y me golpeé la cabeza contra algo duro que me obligó a perezosamente abrir los ojos.

No vi más que oscuridad y cuando me moví buscando orientarme, el nailon que cubría el asiento debajo de mí hizo ruido. Me senté y observé a mi alrededor dándome una imagen no muy clara de dónde estoy.

Seguimos en movimiento, el auto está atravesando una ruta poco iluminada y ¿Por qué vamos en zig-zag?

Miré hacia el frente y el vuela sesos estaba conduciendo, los recuerdos de lo sucesos anteriores me espabilaron y pude reaccionar para gritarle:

-¡TE ESTÁS DURMIENDO! ¡HARÁS QUE NOS
ESTRELLEMOS!

Él despertó y paró el auto sin mirar si algún coche venía detrás, las ruedas rechinaron, casi creí que íbamos a volcar, pero no sucedió. Apagó las luces dejando el motor encendido y nos estacionó a un lado de la carretera.

Esta es mi oportunidad- quise creer, pero no había otros autos, tampoco motos, menos camiones y por supuesto no había nada ni nadie que me pudiera ayudar, solo vacas mujiendo en el campo.

Con suerte podría tener tiempo para un asado, porque dudo que cabalgando al ganado llegue a alguna parte.

-Abre las puertas- le ordené y para mi gusto el vuela sesos obedeció.

Él se bajó del coche, le dio la vuelta y me abrió la puerta, lo vi a los ojos por unos instantes, su forma de verme no tenía ni un atisbo de que me dejaría escapar y me alejé tanto como pude, pero él, más inteligente que yo, se metió en el asiento trasero conmigo y trabó las puertas al mismo tiempo que atrapaba mi mano y me jalaba hacia él.

-¡¡SUÉLTAME!!- le grité apunto de comenzar a dar puñetazos.

-Cállate - fue lo único que dijo, me cubrió la boca con su mano y antes de que pudiera encestarle un puñetazo me empujó devolviéndole al asiento y se me acostó encima, abrazándome.
-Y duerme.

Me removí, sus manos me tenían atrapada, su cuerpo de pura fibra y músculo era demasiado, incluso para mí.

-Tócame un solo pelo y te arrepentirás de haber nacido- lo amenacé negándome a bajar la guardia, aunque estuviera en desventaja.

Él se rió, su carcajada hizo cosquillas en mi oído y el muy descarado pasó su mano por mi trasero, apretándolo.

-Creí que era falso- se excusó y me atrajo más hacia su cuerpo repartiendo el peso para no aplastame. Me volví a remover tratando de quitarmelo y sentí la cosa que desde hace dos años no sentía.

La dureza de una erección cerca de mi entrepierna.

-¡¡DÉJAME!!- le grité y él se rió

-¿O qué?- preguntó y me sostuvo las manos, colocó sus piernas sobre las mías y me inmovilizó por completo.

-O te volaré los sesos, idiota- su risa se escuchó en todo el auto, me provocó escalofríos, hizo que mi piel se estremezca.

-Preciosa, no me robes las frases, a ti no te quedan- dijo burlándose, sostuvo ambas muñecas mías con una sola mano y la otra la llevó a mi falda.

Secuestrada Por Adonis {Libro 1}[Saga: Amores Peligrosos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora