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CAPÍTULO CUATRO:

En medio de la nada.

-De acuerdo- aceptó luego de varios minutos discutiendo y paramos en el primer motel que encontró. Él se bajó, pero yo me quedé en el auto notando que los lugares de mala muerte no son escasos en las afueras de Lucero. -¿Lo quieres hacer aquí?- preguntó sobre el acuerdo y sacudí la cabeza, ni aquí ni en ningún lado, pero no tengo otra opción.

Necesito información.

Bajé y de puntitas de pie caminé sobre el barro hacia el motel. Él me observó, nuestras miradas se conectaron, me guiñó un ojo y por distracción enterré el pie en un charco de agua.

-¡MIRA LO QUE PROVOCAS!- le grité y él se rió y continuó caminando dejándome atrás.

Consideré regresar al auto, pero entonces tendría que pasar más tiempo con él en un espacio reducido, así que avancé chapoteando, tropecé un par de veces, casi me voy de bruces contra otro charco y cuando él regresó sobre sus pasos y me tomó de la cintura, me aparté.

Al idiota no le gustó.

-Vuelve a hacer eso y te prometo que no cumpliré con mi parte del acuerdo- Amenazó y le dejé colocar su brazo alrededor de mi cintura.
-Además te estoy ayudando.

Me hizo caminar y me sostuvo para que no cayera si tropesaba o pisaba mal. Ya en la entrada me dejó seguir por mi cuenta y soltó una risita al leer el nombre del motel.

"Big wand".

Supongo que la gente de aquí elije los nombres en inglés por como suenan que por su ridículo significado.

Seguí al Vuela sesos hacia el interior y mientras él hablaba con la recepcionista yo observé el lugar y todas las posibilidades que tendría para escapar.

No hay ascensor, pero sí tres pasillos y una escalera. Los carteles en las paredes indican que hay salidas de emergencia en cada pasillo, pero no en las escaleras. El techo tiene un rociador de incendios, el cual está oxidado y tiene más telarañas que yo en San Valentín.

La recepcionista por otra parte es una antipática chica que mientras Adonis le habla, juega y se pasa un cuchillo de mano en mano.

Supongo que es habitual aquí, como una advertencia para que no intenten robarle.

Cuando ya me aseguré de que había memorizado los pasillos me acerqué a Adonis.

-Quizás cuando la loca de mi novia se duerma podrías pasarte por la habitación- escuché que le decía a la recepcionista y reí por lo bajo.

¿Se piensa que voy a fingir dormir mientras coge?

-Cielo- me paré junto a él, recargué mi espalda en el mostrador sin dejar de echarle el ojo al cuchillo y lo miré a él.
-Yo quiero una habitación para mi sola, recuerda que roncas y no te soporto.

Él me fulminó con la mirada y chasqueó la lengua.

Si me sale bien y consigo mi propia habítación podré escaparme sin que se de cuenta.

Él abrió la boca para decirme algo, por su ceño fruncido no era buena cosa y yo abrí más rápido la mía para alentarlo a acostarse con la recepcionista.

-Vuela sesos, no me mires así, si adquieres otra habitación los dos salimos ganando, yo consigo privacidad y tú y ella podrán hacer lo que quieran en una habitación aparte, sin el riesgo de que me escape- le guiñé el ojo y sonreí. -¿Segundo trato del día?- estiré mi mano y él resopló y me empujó apartándome del mostrador.

Secuestrada Por Adonis {Libro 1}[Saga: Amores Peligrosos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora