XII En la misma agonía XII

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El palacio es excesivamente grande. Está separado por tres áreas, la primera para la emperatriz, la segunda es de la Orden de la luz, y la última es de la nobleza. Podíamos pasearnos sin problemas en la zona de la emperatriz. Los patios verdes, con fuentes de distintas esculturas, los pasillos con pinturas de las reinas y reyes de Eldarya. Un mar de arte por la historia.

Me quedé mirando una estatua de la emperatriz junto a su hermana. Cyara era muy valorada por su belleza, había incontables cuadros y esculturas de ella. Apreté fuertemente las placas militares que siempre llevaba. Cada una con distintas fechas humanas.

-¿Por qué la cara larga?- Soran palmeó mi hombro.

-Nada, solo pensaba qué si lo que hago es correcto... Si está bien aceptar estar junto a alguien que es catalogado como destinado para mí-

-Otra vez con eso... Deja de preocuparte tanto, si quieres estar con alguien, solo hazlo. Aunque, creas que la vida o el destino está en tu contra ¿Por qué deberías seguir el ritmo de un reloj?- Mi amigo es increíble, me da envidia que pueda ser tan decidido.

-Eres muy caótico ¿Sabes?- Él se rió.

El par de guerreros santos parecían estar observándonos hace un rato. -Hey, Kentin- Susurró. -¿No te parecen sospechosos?-

-Sí, además nunca muestran sus rostros- Nuestros presentimientos jamás han fallado.

-¡Ahí están!- Cyara se abalanzó sobre nosotros. -Los estábamos buscando. La emperatriz quiere darnos unos regalitos-

-¡Muévanse rápido!- Nos arrastraron dentro. Entre los guerreros santos y la emperatriz, no sé quién es más raro. Nos trasladamos hasta una biblioteca real, o eso era lo que creía. La puerta estaba llena de candados y magia de sellados, sin mencionar que estaba bajo tierra. Adentro los libros volaban y cambiaban de sitio. -¡Whoa!-

-¡Bienvenidos, a los rincones de las magias más secretas!- Mostró. -Estos no son libros común y corrientes, son grimorios.- Albergan todo tipo de maleficios y encantamientos, además que es posible escribir nuevos hechizos. -Les entregaré a ustedes cinco un grimorio-

-¿E-en serio?- Esta era una oportunidad única en la vida.

-Sí, usenlos bien- Después de levantar los brazos, los libros salieron de sus estanterías girando en nuestro entorno. Y una vez que dieran la primera pasada, los grimorios flotaban en frente. Mi grimorio era de color azul, con un diseño precioso. Al tomarlo entre mis manos divisé un recuerdo del Conde Azul.

El olor a sangre era repugnante, pero ya me había acostumbrado a ese hedor. Hace mucho tiempo que se hizo parte de mí. -¿No es así Ulysses?- Le di una patada al cuerpo de ese asqueroso cadáver. -Pero, tú eres más repugnante que cualquier cosa. No merece la pena ni enterrarte- Caminé, me escondí y volví a caminar. Por más que viajara, siempre volvía al mismo sitio. Mi hogar, o lo que quedaba de él. Cada día que pasaba se desmoronaba parte de él. Miré el resplandeciente Cristal. -Gladys... ¿Qué he hecho?- El anillo de la estatua se deslizó y cayó entre mis manos. Era su anillo de compromiso. ¿Acaso me estaba diciendo que podía volver a ponerlo en su mano? Lo haría, lo haría... -¡Definitivamente te encontraría de nuevo Gladys! ¡Aunque tenga que dar mis vidas por ello!-

Trozos de memorias del Conde Azul después de corromperse.

-Perdóname, perdóname... Leviatán- Me ahogaba. Sujetaban mi cuello con fuerza.

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"A través de mis memorias" [Omegaverse] [Mpreg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora