Capitulo 1

41 3 0
                                    

Dicen que cuando duermes pasas por distintas etapas, tu cerebro se desconecta parcialmente logrando crear imágenes al azar que simbolizan nuestros anhelos más profundos, sin embargo, esto no aplica para toda clase de ellos, porque cuando estos comienzan a dañarte dejan de ser lo que se considera sueño y se convierten en una abrumadora trampa de la cual no puedes escapar por más que lo intentes. En mí caso, las pesadillas suelen apresarme de tal forma que diferenciar entre lo real y lo imaginario es tan atrapante como la oscuridad misma.

El constante sonido de los ladridos de Nugget me hicieron sobresaltar, toqué mí cuello adolorido al mismo tiempo que me incorporaba en el sofá, la sala estaba vacía y la televisión seguía encendida, me levanté con pesadez hacía la cocina en donde los ladridos agudos se hacían más fuertes.

—Hey, que pasa pequeño? — acaricie el suave torso castaño mientras el mantenía su posición de ataque. — ¿Quieres salir? ¿Es eso? — abrí la puerta con una rapidez que pareció eterna en comparación a la velocidad que el pequeño maltés usó para salir.

—Joder Nugget, vete, ¡ve por allá Shu! — la voz ahogada de mi hermano sonó por todo el jardín haciéndome soltar una sonora carcajada.

—Y tú decías que era un perro tonto—reí de su intento de escape.

—No le digas a Alice— sus ojos rogando por ayuda, reí, Noah Jacobs podía ser un desastre en muchas cosas, pero su capacidad de convencer a otros no era una de ellas.

—Va a matarme— sentencie con rapidez recordando la acalorada discusión que habían tenido horas antes, luego de que Noah fuera retenido a las afueras del pueblo por golpear al hijo del jefe de policía.

—No si no sabe nada— dijo sonriendo—Vuelvo antes de las 4— besó mi cabeza y corrió hacia el Mustang rojo que lo esperaba en la esquina, mientras Nugget seguía aullando en su dirección.

Los pasos agitados en la escalera me trajeron de vuelta a la realidad, entré a la cocina casi al mismo tiempo en que mi Tía Alice terminaba de bajar el último escalón.

—A qué se debe tanto aullido? ¿Dónde está Nugget? Ese perro tonto me va a matar de un infarto— Exclamó poniéndose la mano en el pecho.

— Descuida, solo era una rata— mentí restándole importancia a la situación, sus ojos se abrieron con horror.

—¡¿Una rata!? — chilló con fuerza

—Tranquila Alice, acaba de irse, Nugget la espantó— abrí el refrigerador intentando controlar la risa nerviosa.

—Agh, y luego digo que ese perro no sirve para nada— dijo tomando el vaso de jugo de naranja que acababa de servir de mis manos— Volveré a dormir, tengo turno mañana temprano— sentenció antes de dejar el vaso en el fregadero y volver a su habitación, Nugget por su parte se pasaba las patas por el rostro como si algo le molestara, sabía que debía cortarle el cabello, pero realmente detesto a los perros con cortes ridículos por lo que siempre lo dejaba con su cabello esponjado y largo, era como un pequeño pompón blanco, aunque tal vez un pequeño recorte en los ojos no le hará daño, pensé antes de subir las escaleras hacia mi habitación con el cachorro a mis espaldas.

Es difícil acostumbrarse a un cambio, más cuando el cambio es tan evidente. La ciudad de Owlden, Pennsylvania es todo lo opuesto a lo que esperaba para mi vida, aunque claro, mi vida no iba exactamente como había planeado. Mudarse desde Chicago no era algo premeditado, más bien fue la opción más factible luego de que remataran nuestra antigua casa, razón por la cual la tía Alice decidió volver al pueblo en donde creció, aunque los recuerdos que aquí alberga la mantienen un poco más triste que de costumbre.
Cuando mi mamá y mi hermana fallecieron Alice se hizo cargo de Noah y de mí, al principio fue difícil porque una chica de poco más de 30 años no tiene ni idea de cómo sostener una casa y a dos adolescentes con ella, pero de alguna forma ella logro sacarnos adelante, con dificultades claro, nuestra antigua hipoteca era demasiado cara para el sueldo de una enfermera, por lo que cuando el banco nos la quito hace casi seis meses decidimos venir aquí. Owlden ha sido un completo desafío, es pequeño y tranquilo, nada comparado al caos de Chicago, aquí todos saben todo de todos, y aunque no es como esos lugares en donde todos son amigos, si es de esos en los que aun cuando no conoces a alguien, sabes claramente quien es, probablemente ese sea uno de los motivos por los que me ha sido tan difícil adaptarme, pero tengo a Noah, un idiota sin remedio y loco por las fiestas, pero que al final del día siempre está para recordarme que todo está bien.

BLACK WATERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora