Capítulo 8: Clases Privadas

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Capítulo 8: Clases Privadas

Al despertar, como todos los días, talló mis ojos y me siento en mi cama. Aún no logro acostumbrarme a que Coco me despierte diario. Ella se sube a la cama y comienza a lamer mi mano para que la lleve a hacer sus necesidades.

- Ya voy, solo espérame-digo mientras me levanto.

Me pongo mi ropa deportiva y tomo la correa de Coco, se la coloco en el cuello y comienzo a caminar al parque. Hoy tengo pensado correr, quiero comenzar a ejercitarme pues siento que eso me ayudará muchísimo a sentirme mejor, así que espero a que Coco termine de hacer sus necesidades y después comienzo a correr con ella a mi lado. Inspiro el aire fresco y eso me ayuda que resistir más mientras corro. Tengo que aceptar que mi condición es un asco, me canso de sólo correr por quince minutos, cuando mi hermana corre más de media hora diario.

Por mi trabajo y mi imagen siempre he sido una persona que hace ejerció y que come bien. Sin embargo eso se cayó por la borda cuando mis problemas con Erick comenzaron a ser más y más grandes, yo no tenia la energía para ir ni siquiera hacer yoga por lo que mi cuerpo se fue haciendo flaco por falta de comida, y tengo que decir que en este momento ya ni pienso que esté sana. No es un secreto o algo que intente ocupar, es más quiero mejorarlo. Ya no soy delgada, de esas que se ven sanas y su cabello les brilla, deje de serlo desde hace mucho.

Tomando en cuenta que mi peso a bajado extremadamente, tengo muchas estrías en mis glúteos y en la parte de arriba de mis piernas, al igual que en mi cadera. Y si, es algo que me avergüenza, a mi ex no les gustaba y de hecho las últimas veces que tuve relaciones con el dijo que ha no podía hacerlo con la luz prendida, pues le daba asco que mi piel tuviese esas rayas blancas.

Yo llore muchísimo y desde ese momento no me siento cómodas con ellas. Con eso y agregando que se me marcan todos mis huesos, no hay hueso que no se marque. Mis manos me dan miedo si soy sincera, al igual que a veces mi rostro que tiene los pólipos más marcados de lo que debería, no tengo nada de grasa corporal y eso no me gusta para nada. Es por eso que intento comer más, intento terminar los platos de comida que están enfrente de mi, a veces me es imposible pues como vivo sola, simplemente se me olvida que tengo que comer.

Al llegar a mi casa tomo una ducha y me pongo una ropa cómoda para andar en casa. Colocó croquetas de nuevo en el tazón de Coco al igual que agua y la dejo comer. Me pongo a leer una novela que encontré hace poco en una de las librerías que están cerca de mi casa. Tomo el libro y decido mejor ir a leer al patio y al salir el ruido de las olas me ayuda a relajarme y poder concentrarme más.

Las paginas vuelan y cuando menos me doy cuenta ya voy en la mitad del libro. Soy una buena devoradora de libros y puedo pasar horas y horas leyendo sin interrupciones, tengo un gran fanatismo con leer novelas románticas, supongo que es lo que me gustaría vivir, así que lo hago a través de la lectura. Mi celular me distrae y lo saco de la bolsa de mi sudadera y al leer el nombre comienza a latir muy rápido mi corazón.

- Elian-digo al contestar.

- Bethany, Hola, soy un vocero de buenas noticias.

- ¿Qué tan buenas?-digo y volteó a ver el mar.

- Para mi son muy buenas, de pende si tengas las mismas ganas que yo.

- Dime, ¿cuáles son las nuevas noticias?

- Nuestra cita será hoy, a las cinco.

Esas palabras hace que mi mundo se pare y puedo jurar que todo a mi alrededor lo hace.

- ¿Cuál es el plan?

- Es sorpresa, así que ¿pasó por ti a las cinco?

Alejo mi celular de mi oreja y veo que son las tres y media.

No Quiero Esto...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora