Humbaba era veloz, sus extensas piernas y gran fuerza lo dotaban de una movilidad más que destacable a pesar de su gran tamaño, el primer golpe lo recibió Adler, el chico solo alcanzó a cubrir su torso de semejante ariete, fue lanzado un par de metros hasta caer al suelo con fuerza. La serpiente que dicho ente tenía por cola lanzaba mordiscos a los demás aventureros mientras estos se alejaban de la bestia. Los hijos de Atenea, al poseer las mismas habilidades, empuñaron una espada y un arco, Erick se alejó de su enemigo para poder dispararle flechas, mientras que Armin y León también desenvainaban los filos de sus armas.
Katsaros, aunque algo asustado y estupefacto, llevaba una espada y un escudo, rápidamente dio órdenes a sus compañeros en cuanto salió de ese shock. La criatura arremetió contra los demás semidioses, su inconmensurable fuerza era tan solo uno de sus muchos problemas; si bien cada uno de los enviados por los dioses atacaba por cada flanco posible mientras Erick servía de apoyo, las impenetrables escamas de Huwawa evitaban que sufriera daño alguno. Armin, con la valía que lo caracterizaba se lanzó sin miedo alguno al combate mientras sus compañeros lo distraían, logrando así cortar la cola del guardián, lo que provocaría un poderoso rugido de dolor y la ira del ser. A pesar de los intentos del hijo de Nyx, este recibió un zarpazo en el abdomen, mismo que de inmediato trajo consigo una buena herida sangrante.
Las flechas parecían tener un efecto nulo, era como lanzarle rocas a un muro de hierro; mientras tanto, Adler se recuperaba del cabezazo que recibió momentos atrás, dicho golpe pudo haber fracturado las costillas del chico, cosa que significaría un peligro para su salud. Los demás seguían luchando incansablemente.
Mientras las espadas sacaban chispas y los escudos soportaban los golpes, Katsaros se concentraba en cada detalle de la batalla, cualquier pequeño movimiento podía ayudarle a descifrar una clave que les ayudara a vencer a esa criatura, y aunque fuera bueno con la estrategia, era difícil notar cada detalle mientras intentaba no morir a manos de tal bestia. Los semidioses se coordinaban pobremente, la desesperación les nubló el juicio, pues al ir contra Huwawa uno por uno, este podía, sin problemas, soportar el golpe y después responder con uno mucho más fuerte que el recibido; las posibilidades de salir victoriosos descendían a cada segundo, pues mientras los hijos de los dioses se cansaban, su enemigo parecía no sufrir de agotamiento alguno. Los hijos de Atenea se reunieron, esperaban que sus tres compañeros pudieran soportar el duelo mientras ellos ideaban algo con qué contrarrestar sus debilidades.
- ¿Tienes alguna idea, Kat? - el menor de los dos se mantenía disparando mientras escuchaba lo que su hermano tenía que decir.
- En la Epopeya lo matan cortando su cabeza, pero nosotros no le hemos hecho ni un corte. - el chico pensó por unos segundos, pero no encontraba la solución a sus problemas - Armin debe quedarse atrás o la pérdida de sangre entorpecerá sus movimientos.
Los patrones de ataque de su enemigo se esclarecían cada vez más a los ojos de los hermanos, aquella bestia no era tan rápida como creían, simplemente era el impulso que tomaba lo que la volvía tan veloz, la inercia de sus embestida podía ser contraproducente si no se detenía, como un toro incontrolable. Katsaros ordenó a sus compañeros replegarse, no estaban consiguiendo nada más que heridas innecesarias, en cuanto todos estaban juntos, huyeron momentáneamente del monstruo para poder escuchar el plan que Erick ideó para vencer a Humbaba. Mientras tanto, la criatura intentaba rastrearlos con su olfato.
Tampoco fue necesario esconderse por mucho tiempo, ellos mismos guiaron a su cazador a una zona más extensa donde su plan se llevaría a cabo. Repitieron la escena inicial, el mismo momento en que estaban distraídos, intentando así, que el guardián de los bosques también repitiera sus acciones; y tal como lo planearon, Huwawa corrió a gran velocidad contra ellos, pero esta vez estaban listos y organizados.
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Crónicas Divinas: Rosas y Dioses.
FantasyLos antiguos dioses griegos están muriendo poco a poco, la gente deja de creer en su existencia y las energías que guardaron comienzan a escasear. Ya no son lo que eran en su época dorada, son la sombra de los dioses que alguna vez gobernaron al mun...