Capítulo 6

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La observo entre todas las personas en la habitación, contengo la respiración, ¿por qué no abre los ojos? La ansiedad me puede más, tiene los ojos apretados y el ceño fruncido, hasta que poco a poco voy viendo como sus pestañas se van moviendo, y sus ojos se van abriendo, mis pulmones claman oxígeno, algo que no les doy.

–¿Y bien? –pregunta mi padre–

Poco a poco voy expulsando el aire, necesito respirar, no dice nada, baja la mirada, ¿puede ver?

–¿Sakura? –la señora Kinomoto intenta acercarse, más se lo impiden–

–¿Hadita?

No me acerco, estoy aterrado, no dice nada, al fin alza la mirada, pestañea varias veces, gira la cabeza, la ladea un poco, vuelve a pestañear, me fijo bien en sus reacciones.

–¿Te duele la cabeza? –pregunta mi padre y entonces me doy cuenta, Sakura si ve, la mirada ya no la tiene perdida, está bien, ¿por qué no lo confirma?– ¿Sakura?

–No –dice en voz baja–

–¿Puedes ver? –indaga más mi padre–

–Si

Se escuchan suspiros, creo que no era el único que contenía la respiración, solo que ellos si aguantaron más, Sakura comienza a pestañear, se tapa los ojos y luego los cierra.

–Espero que no te moleste, pero tendremos que adelantar los estudios –informa mi padre– ¿te molesta la luz?

–Si

–Tendrás que usar unos lentes oscuros por un tiempo, al menos mientras te deja de molestar la luz, bueno, hay alguien que muere por estar cerca de ti...

Veo que se le dibuja una de sus hermosas sonrisas, más me quedo en mi lugar, apartados de todos, estoy ansioso por estar cerca de ella, pero sé esperar mi momento.

–¡Sakura! ¡Lo siento, lo siento mucho, no fue mi intención! –mi padre empuja la silla de ruedas de Lian para acercarla un poco hasta Sakura, enseguida, ella abre los ojos–

–Hola Lian, entonces ¿cuánto me dijiste que mides? –pregunta Sakura ladeando la cabeza–

–¿Me puedes ver? ¡Abuelo! ¡Sakura ve! –comienza a gritar y a removerse en la silla, me acerco lo más rápido que puedo para apartarla y tratar de controlarla, puede lastimarse–

–Lian, sino te calmas ordenaré que te lleven a casa.

Un poco más apartados, me pongo a la altura de mi changuita, necesito que le quede claro que no puede estarse exaltando, más por la pierna que aún tiene suspendida, mi padre y Sakura mantienen una pequeña discusión acerca de los análisis, ya que ella dice que no se los quiere hacer ahora, sino después de las festividades.

–¿Puede que mi vista sea pasajera? –pregunta insegura–

–No, tú naciste bien, la pérdida de la vista fue a raíz de un accidente, pero me llama mucho la atención la manera que te llevó a recuperarla, y no entiendo por qué los médicos que te atendían no se percataron de nada –de repente, siento una mano en mi hombro, alzo la cabeza y veo a mi padre, me señala levemente con la cabeza a Sakura–

–La pérdida de la vista tras un accidente llega a ser pasajero, por días, semanas, meses, es muy poco probable que sea por años, cuando se prolonga es cuando se comienza a pensar en operaciones para poder recuperarla –comienzo a explicar– en tú caso, desde los estudios nos iba a arrojar que no necesitabas operación, y en caso de que la necesitaras, iba a ser una muy sencilla.

–Según me habías dicho, eres pediatra, ¿cómo sabes todo eso? –no es la manera en la que quería decirle la verdad, y es que ahora no puedo mentir, está mi padre y Touya presente–

Hasta que llegaste a mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora