Hasta que llegaste a mí.

EPÍLOGO

Un mes ha pasado desde que Sakura ha recuperado la vista, nuestras vidas han tomando un rumbo inesperado, y aunque me gustaría pasar mucho tiempo con ella, el trabajo demanda toda mi atención, aunque claro, ahora si tomo mis días libres y salgo a la hora que debo salir, ya no me quedo ni un minuto más, mi turno acaba y corro desesperado en ir a ver a mi hadita.

Con decir que hasta Lian se ha enojado conmigo, porque ya no la visito con frecuencia, ella ha mejorado con su pierna, gracias a que Meiling la ha estado apoyando en su rehabilitación, en poco tiempo la tendremos bailando, incluso, para motivarla, le compré un par de zapatillas de ballet.

–No la pienses tanto o la vas a desgastar –escucho de repente–

–Creí haberte dado turno de tarde –me acerco a la pequeña pizarra en donde anoto los horarios–

–Lo cambié y te avisé desde hace una semana... ¿en dónde tienes la cabeza? –se acerca al tarro de paletas–

–Por supuesto que no me avisaste, no soy tan despistado –señalo la pizarra– estaría anotado.

–Bien, no te avisé, pero no ha surgido ningún problema, ya me estoy llevando mejor con todos –hace un resoplido– no me agradas para mi hermana.

¿Es enserio? Sigue en las mismas, durante un mes me viene diciendo lo mismo, ¿es que no se cansa? Ya no sé de qué manera explicarle que no haré nada para dañarla.

–Pensé que lo habías superado –lo miro enarcando una ceja–

–No, le hago pensar a mi hermana que todo está bien, por dentro, tengo ganas de agarrarte del cuello y retorcértelo –sonríe con malicia– no te debiste de enamorar de mi hermana.

–No quería, te lo juro, fueron las circunstancias –me encojo de hombros– ya supéralo

–Ya lo superé, es mi trabajo hacerte la vida miserable cada que pueda –dice tomando otra paleta– es mi hermana y no dejaré que nadie la lastime.

Esto último lo dice mientras sale del consultorio, como siempre, es un dramático, no le agradó enterarse que viviremos juntos, casi me mata ese día, y es que todo mundo piensa que estamos yendo muy rápido, aceptan nuestras decisiones, pero siguen pensando que es demasiado pronto la manera en que subimos de nivel en nuestra relación.

Reviso la hora, tengo muchas ganas de ver a mi hadita, ayer no pude verla por que hubo una urgencia, hoy espero que nada ni nadie me arruine mis planes, tomo mi móvil para llamarla, escuchar es un incentivo más para aguantar la espera.

Uno, dos, tres timbres hasta que por fin escucho su voz...

–Hola Shaoran...

–Hola hadita, tengo libre mi tarde, ¿salimos a comer? –jamás creí llegar a ser espontaneo, definitivamente, he cambiado demasiado–

–Me encanta esa idea, que te parece si nos vemos en tú casa, podríamos preparar algo.

–Creo que quisiste decir, nuestra casa –hago énfasis en "nuestra" ni con que se estará mudando conmigo deja de decir que es mi casa–

–Sí amor, en nuestra casa –¡como la amo! Son contadas las veces que me dice "amor" y suena condenadamente hermoso escucharlo–

–Me gusta cuando me dices amor –digo con voz ronca... no puedo evitarlo, Sakura despierta en mí, sentimientos y reacciones que no creí tener o bueno, no sentí nunca– entonces nos vemos en dos horas en casa, te amo hadita.

–Te amo más –escucho sonidos de besos antes de finalizar la llamada–

Mi turno en el hospital pasa como los pasos de una tortuga, tan lento, solo que con mucho trabajo, ayudo a mi padre en sus labores, ya no solo me dedico a oftalmología, cada día que pasa es más pesada la carga de trabajo y quiero ayudarle a que no se quede hasta tarde, aunque últimamente es inevitable, su puesto demanda demasiado, todos sus pacientes ahora son míos y él solo se dedica a lo administrativo.