Capítulo 3

614 46 66
                                    


Después de ese pequeño incidente, Touya estuvo un poco más tranquilo, sus padres se llevaron a Sakura, y la larva con anteojos se fue con ellos, eso último no le gustó para nada a Touya y a mí tampoco, pero igual, no podía hacer nada, al parecer ese sujeto se lleva muy bien con los señores Kinomoto.

Sin proponérmelo, me quedo de guardia o más bien, me quedo a acompañar a Touya, y no cabe duda que el que persevera alcanza, después de dos años, me animo a contarle toda la historia a Touya.

–Entonces fue un aborto espontaneo –concluye–

–Fue un aborto que se pudo evitar si no hacía sus dietas –recalco serio–

–Por algo pasan las cosas, velo de esta manera... si tu bebé hubiese nacido, tal vez tú no estarías aquí, no hubieses conocido a Sakura y no estarías enamorado de ella –enarca una ceja– tal vez el destino quiso que todo eso ocurriera para traerte aquí.

–Como psicólogo, te mueres de hambre –me levanto para servirme otra taza de café, no me agrada, pero no hay chocolate, he gastado mis reservas–

–Admítelo, es una buena teoría, no puedes vivir pensando en un bebé que no llegó a nacer, es más, vamos a quemar la ecografía, a partir de hoy, serás un Shaoran mocoso nuevo –estira su mano– dámela –exige–

–¿Qué? ¡No! No lo voy a quemar

–Bien, quédate con tu pasado, solo te digo una cosa... –hace una pausa dramática mientras se levanta– jamás conseguirás nada guardando la ecografía o sintiendo resentimiento hacia tú ex, si en verdad quieres algo real, con mi hermana o con otra persona, debes terminar de cerrar ese círculo, ahora lo tienes como la boca abierta de pac-man –hace una pésima imitación del círculo amarillo– piénsalo.

Más que trabajar, nos pasamos toda la noche conversando, la última palabra que dijo funcionó, me quedé pensando más de la cuenta, hasta perdí la cuenta de cuántas tazas de café me tomé, me encerré en mi consultorio a mirar la ecografía, ¿qué caso tiene que siga con ella? Tal vez debería de hacerle caso a Touya.

–¿Te piensas quedar? –escucho su voz– te doy tregua por hoy, qué te parece pasar el día en mi casa, con suerte te topes con Sakura –fijo mi mirada en él– es solo por hoy –recalca–

–Como dejar pasar esta oportunidad –me quito la bata y la cuelgo en el perchero, además, me lo debe, me quedé y ni me tocaba guardia–

Nos vamos juntos al estacionamiento, lo veo subirse a su auto e irse, yo hago lo mismo, solo que me desvío un poco, primero lo primero, mi dosis de chocolate no puede esperar, y es que últimamente no he hecho ejercicio, hoy debo retomar mi rutina o perderé el cuerpo que me ha costado mantener, lo sé, tengo el ego muy elevado.

La encargada del lugar al que suelo ir de vez en cuando, ya sabe cómo me gusta tomarlo y a qué hora paso por él, por lo regular, ya lo tiene preparado, es joven, y demasiado coqueta para mi gusto, nunca he cruzado palabra con ella, o bueno sí, pero solo para dar los buenos días y las gracias.

–Como te gusta –me dice, al tiempo que me pasa mi pedido–

–Gracias –dejo el dinero, me evito la espera del cambio, siempre se queda como propina–

Ya con mi dosis adictiva, me voy a casa de los Kinomoto, aún me falta una dosis, y qué mejor que verla en su propia casa, solo espero que mi capacidad de hablar no me falle, quiero conocerla más, y quiero que me conozca, no como el patán que conoció, sino mi verdadero yo.

Cuando llego, me bebo el resto del chocolate, no puedo desperdiciar ni una gota, limpio mis labios y bajo, estoy por tocar el timbre cuando la puerta se abre y aparece un Touya furioso contra el otro hermano, este se ve más sereno.

Hasta que llegaste a mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora