Presentimiento

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- Hola Ross.

- Riker, hola, no te esperaba tan pronto- dije sin apartar la mirada de la lápida.

- Quería venir temprano antes de que llegue el resto- Riker depositó unas flores junto a la tumba y se mantuvo en silencio.

- Todavía no me hago a la idea de que no esté- dije rompiendo el silencio que había.- Me parece tan irreal todo esto.

- Lo sé, fue todo tan repentino que todavía me cuesta asimilarlo. Ninguno de nosotros se lo esperaba.- dijo él serio.

- ¿Algún día dejará de doler?- pregunté con lágrimas en los ojos.

- Lamento decirte que no, pero con el tiempo será llevadero- dijo apoyando su mano en mi hombro para consolarme- Siempre estaremos aquí para tí Ross, no tienes que guardártelo todo, necesitas sacar todos esos sentimientos reprimidos para seguir adelante y ser feliz. Estoy seguro que lo que más quiere es verte sonreír.

Y con esas palabras me derrumbé, el día de su funeral no lloré, ni pronuncié ninguna palabra. Las semanas y meses pasaron pero no derramé ninguna lágrima desde aquel día en el hospital, ocultando la tristeza e intentando no demostrar lo que sentía por su perdida, para no preocupar a mi madre.

Los brazos de Riker me atraparon en un abrazo protector y me aferré a él dejando salir todo lo que había guardado ese año.

Un año atrás:

- Hola, chicos, ¿Cómo están? Pasad, pasad- Nos recibió mi madre cuando llegamos. Mis padres vivían en la misma casa donde me crie, pero ahora solos. Mis hermanos y yo vivimos con nuestras parejas o solos, en el caso de Ryland. Observe las ojeras y el semblante cansado de su cara, cosa que me extraño mucho

- Hola mamá, ¿Cómo estás?- saludé preocupado con una abrazo.- ¿No tienes buena cara?

- Hola, cariño, estoy bien, simplemente no he dormido mucho esta noche- me contestó con un beso en la mejilla.

- Buenos días señora Lynch, es un placer verla de nuevo- dijo Laura mientras la abrazaba cariñosamente.

- Oh, tesoro, llámame solo Stormie, ya eres de la familia. Y yo también me alegro de verlos, hace mucho que no venían a visitarnos- dijo mamá mirándonos con una sonrisa.

- Tampoco ha sido tanto tiempo, vinimos hace dos semana- le respondí, mientras nos dirigíamos al salón.

- Eso es mucho tiempo para una madre- dijo ella.- Mark llegará en unos minutos ha salido a comprar algo. Mientras esperamos contadme cómo van los planes de la boda, ya faltan solo un mes.

Estuvimos hablando con mi madre cerca de 10 minutos hasta que escuchamos la puerta de la entrada abrirse y unos pasos acercándose.

- Hola, que sorpresa, no os esperaba- dijo mi padre cuando nos vió. Se lo veía un poco más delgado que hace años, pero su sonrisa no cambia, dándole un aspecto más juvenil.

- Hola papá- me levanté para saludarlo con un abrazo.

- Buenas, Señor Lynch- le saludó Laura- ¿Cómo está?

- Laura, que guapa estás, y llámame solo Mark- dijo abrazándola.

- Claro, Mark- dijo ella, sonriéndole.

Pasamos toda la mañana y parte de la tarde con mis padres, hablando o ayudándoles en lo que necesitaban, como Laura, que ayudó a mi madre a preparar una deliciosa comida, o yo, que ayudé a mi padre a reparar la radio del garaje y a ordenar la librería del salón. Eran los momentos que más me gustaban, pasar tiempo con mi familia, me hacían sentir completo y muy feliz. 

- Ross- dijo mi padre rompiendo el agradable silencio cuando estábamos ordenando los libros de la librería.

- ¿Si?- respondí mirándole y dejando los libros en la mesa.

- Te quería dar algo importante- contestó el entregándome una carta doblada por la mitad.

- ¿Papá, qué es esto?- pregunté cogiendo la carta.

- No la leas hasta que yo te lo diga- me advirtió mirándome a los ojos, con seriedad- Y tampoco se lo digas a tu madre. 

- Pero papá...-protesté.

- Ross. Solo prométeme que no la abrirás hasta que sea el momento- me interrumpió él.

- Esta bien papá, te lo prometo.- dije guindándome la carta en el bolsillo trasero de mi pantalón.

- Bueno, estos libros no se van a ordenar solos, sigamos- dijo con una sonrisa.

La tarde pasó rápidamente entre risas y charlas, hasta que nos tuvimos que ir.

- Hasta luego, tesoro. - Dijo mi madre abrazándome con fuerza, después de despedirse de Laura.

- Mamá, que no me voy para siempre- dije al ver su semblante triste. - Te prometo que nos vemos en una semana.

- Lo siento, es que me pongo muy sentimental con las despedidas.- dijo forzando una sonrisa.- Cuídate, tú y Laura. Los quiero.

- Yo también te quiero mamá.- respondí sonriendo, siempre nos decía lo mismo cuando nos marchábamos.

- Y ten cuidado- escuché que le decía mi padre a Laura cuando se terminaron de despedir. Ella solo asintió y le sonrió.

- Bueno, papá, nos vemos pronto- dije acercándome a él para abrazarlo, como siempre.

- Cuídala, Ross. Es una gran chica- me susurró mientras lo abrazaba. - Te quiero, hijo.

- Y yo a tí, papá. - Respondí. 

Me acerqué a Laura y entrelacé su mano con la mía, para dirigirnos al coche que estaba en la calle de enfrente. Ya dentro del vehículo, nos despedimos con la mano de mis padres y nos fuimos a nuestro departamento. Unas calles antes de llegar, el teléfono sonó interrumpiendo nuestra charla, era un mensaje. Vi la cara de sorpresa e impaciencia de Laura al leer el mensaje.

- Ross, sé que teníamos planes ahora, pero cuando lleguemos tengo que irme.- Me dijo con una mirada culpable.

- Se supone que hoy te tomabas el día libre, nada de trabajo, ¿recuerdas?- le dije con tono de reproche.

- Lo sé, y no es del trabajo- me contestó ella.- Es otra cosa, te prometo que cuando vuelva te lo cuento todo.

- Vale. Si tienes que ir, ve. No importa, cuando regreses veremos esa película- dije resignado pero sonriéndole. Aparcando el coche frente al edificio donde vivíamos.

- Gracias- dijo, abrazándome- No tardaré mucho. 

- De acuerdo, entonces, iré haciendo la cena- comenté.

- Te amo- dijo besándome.

- Y yo te amo a ti, preciosa- dije volviéndola a besar. Salí del coche y ella se pasó al lado del conductor.

- Adiós, Ross - Dijo antes de arrancar. Me despedí con un gesto de mano.

Vi como el coche se alejaba por la calle y dobló una esquina. Entonces, sentí un vacío en el pecho. No entendía porque de repente una sensación desagradable y un miedo irracional me empezó a invadir al perder de vista el coche. No le tomé importancia y entré en el edificio, pero ese sentimiento después de unas horas tendría mucho sentido.

Espero que os guste. Kisses :) ;)

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