Narra Ross:
Un año antes.
- Doctor, sigue sin responder, creo que se ha ido- Dijo la enfermera.- Tiene que certificarlo.
- Sí, hora de la muer... Espera, mira- Dijo señalando el monitor que controlaba los latidos de su corazón, que volvió a latir- Tiene pulso. Es débil, pero es suficiente. Vamos a quirófano ¡ahora!
Podía sentir la humedad de mis mejillas por las lágrimas, que habían dejado de salir, y la pequeña sonrisa que se formó en mis labios, que se acercaron a Laura y besaron su frente. Sus palabras me devolvieron la esperanza. Nunca antes me había alegrado tanto el sonido de una máquina. Pero ese sonido significaba que Laura sigue viva, sigue conmigo. Un par de enfermeros entraron corriendo con una camilla para llevársela. Uno de ellos la levantó de la cama y la puso en la camilla con delicadeza. Yo no despegué mi mirada de su rostro y mi mano no se soltaba de la suya que estaba fría.
- Doctor, tiene que ver esto. Es importante- Le llamó uno de los enfermeros al médico que ya se encontraba fuera de la habitación unos pasos delante de la camilla de Laura. El doctor volvió a entrar a la habitación.
- Te vas a poner bien, ¿de acuerdo? No puedes dejarme, te necesito. Te amo- Le dije al oído a Laura acariciando su pelo cuando la camilla se paró esperando al médico. Sabía que cuando volviera se irían rápido y no podría decirle nada.
- ¡Quiero que el ginecólogo esté en quirófano ya!- Exclamó preocupado cuando volvió junto a la camilla de Laura- Tenemos que darnos prisa. Vamos.
El equipo médico salió corriendo con la camilla y yo solté la mano de Laura, viendo cómo se alejaba de mí.
Me giré cuando ya no se vio la camilla y observé a Vanessa apoyada en el marco de la puerta llorando.
- Tranquila, sé que se pondrá bien.- Le dije al acercarme para consolarla. Pero también lo decía para convencerme a mi mismo, y alejar ese mal presentimiento que tenía.- Ya la conoces nunca se da por vencido.
- Tengo tanto miedo- Dijo Vanessa abrazándome y escondiendo su cara en mi pecho.- ¿Por qué tiene que pasar esto? ¿Por qué ella?
- Shh, calma, sé que es injusto pero se va a recuperar. Nos quiere demasiado como para dejarnos solos.- Le dije acariciando su espalda para reconfortarla.
Levanté la vista y lo que ví en la habitación me cortó la respiración. En la cama donde estaba Laura hace unos minutos había una gran mancha de sangre en el centro. Eso solo podía significar que había algún problema con el bebé, y el miedo que ya sentía aumentó.
- Ti-ienes razón, Nunca nos dejaría, sobre todo ahora que va a ser madre. Ese siempre fue su gran sueño desde pequeña.- Me dijo Vanessa separándose de mí mientras se limpiaba las lágrimas y me sonreía.
- Vamos a la sala de espera.- Le dije pasando mi brazo sobre sus hombros para evitar que se girara y viera la cama. - Puede que allí nos den más información sobre el estado de Laura.
- Claro, vamos.
Parecía que el tiempo no pasaba aunque las manecillas del reloj se movieran y los minutos se conviertan en horas. Ha pasado mucho tiempo desde que Laura entró en el quirófano, y todavía no ha habido noticias suyas, nadie ha salido, pero un par de médicos han entrado, entre ellos estaba la doctora del otro día, que al parecer era neuróloga.
Vanessa se había quedado dormida en mi hombro cerca de las 2 de la mañana, pero yo no podía dormir, la preocupación me mantenía despierto aunque sentía mi cuerpo cansado. Apagué mi teléfono después de la tercera llamada de Riker, no quería hablar con nadie, y menos a mis hermanos, porque eso solo me recordaría que mi padre ya no está y el dolor que estoy intentando aplacar me golpearía con fuerza. En lo único que quiero pensar es en Laura, y saber que se recuperará, saber que ella si sobrevivirá y se quedará a mi lado. No podía perderla, solo con imaginarlo, me invadía una opresión en el pecho y los ojos me ardían.
- Por fin te encuentro- Escuché que me dijo una voz, sacándome de mis pensamientos.
- ¿Qué haces aquí?- Le pregunté con seriedad.
- Ross, todos estábamos preocupados por ti, sobretodo mamá. Después de que te fuiste así tan de repente - Me respondió.
- Dile que estoy bien- Le dije sin mirarlo.
- No estás bien, acabas de perder a tu padre, y una enfermera me ha dicho que Laura está muy grave en el quirófano. Así que no me digas que estás bien.- Me dijo con voz dura.
- ¡Joder, Riker!- dije mirándolo con furia- Que quieres que te diga, que estoy destrozado por dentro, que mi vida es una mierda y que el pánico me invade con cada minuto que Laura pasa en ese frío quirófano. ¡Eso quieres oír!- Le grité, haciendo que Vanessa se despierte.
- ¿Ross, qué pasa? ¿Es Laura, está bien?- Dijo preocupada.
- No pasa nada, todavía no ha salido nadie.- Le respondí.
- Hola Riker- Le saludó Vanessa cuando se percató de él.
- Sí, Ross, eso quería oír, saber cómo te sientes. Soy tu hermano y me importas, y es por eso por lo que estoy aquí, para apoyarte cuando más lo necesitas.- Dijo apoyando su mano en mi hombro.
- Haz lo que quieras- Le dije ignorándolo, ahora lo que menos quería era hablar de cómo me siento, y ver los ojos rojos de Riker me recordaban lo de mi padre.
Riker lanzó un suspiro resignado y se sentó junto a Vanessa. Ambos hablaron un momento, pero después de unos minutos el silencio lo envolvió todo. Pasó casi una hora más antes de que la puerta del quirófano se habrá y el médico que atendió antes a Laura saliera con un semblante cansado y preocupado. Cuando lo vimos salir nos paramos rápidamente y él se acercó a nosotros.
- Imagino que son familiares de la señorita Marano.- Dijo quitándose el gorro verde de la cabeza que mostró un pelo alborotado y canoso.
- Sí. ¿Cómo está?- Le pregunté.
- Viva.- Respondió con una pequeña sonrisa.- El paro cardiaco que sufrió la señorita Marano no causó daños, por lo que pudimos operar y reparar casi por completo la anomalía genética de su corazón, aunque todavía no está del todo bien. Durante la operación el traumatismo de su cabeza empezó a sangrar por lo que tuvimos que volver a operarla, pero en esta ocasión las constantes vitales de su cerebro respondieron, lo más seguro es que cuando se acabe el efecto de la anestesia se despierte y dentro de unos día podrá someterse al tratamiento completo cardiaco para reparar su corazón por completo.
- ¿En serio? ¿Se va a recuperar completamente?- Pregunté esperanzado y por primera vez desde que empezó este infierno sonreí de verdad.
- ¡Gracias, gracias!- Decía feliz Vanessa abrazando al médico.
- Ella sí. Parece que su recuperación será efectiva- Dijo con una sonrisa ante nuestra reacción pero su mirada era seria.
- ¿Qué quiere decir con que ella sí?- Le dije borrando mi sonrisa y la imagen de la cama ensangrentada vino a mi cabeza, lo que me hizo preguntar con miedo- ¿Está b-bien el bebé?
- Eres el padre ¿verdad?- Dijo mirándome con una mirada triste- Verás la causa por la que la señorita Marano tuvo el paro cardiaco fue que estaba teniendo un aborto. En un principio parecía que su útero no había sufrido ningún daño en el accidente, pero al parecer se lo había golpeado causando una pequeña hemorragia que era casi imperceptible, y con el tiempo acabó degenerando en un aborto espontáneo.
- ¿Me está diciendo que lo ha perdido, qué nuestro hijo nunca nacerá?- Le pregunté y la expresión triste de su cara hizo que las lágrimas volvían a mis ojos y un dolor agudo me atravesaba el pecho. Seguramente la gente piense que es absurdo sufrir por la muerte de una persona que ni siquiera conociste, pero era mi hijo, y desde el momento en que supe que venía en camino, lo amé.
Bueno, en teoría este debería ser el último cap, pero NO. Es el penúltimo. Espero que les guste y comenten, Please!!! Bueno muchos kisses a todos los que leen esta novela :)
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Quedate
Romansa- Por favor, Laura, despierta- Toda mi felicidad se desvanece rápidamente sin que pueda evitarlo, de un día a otro.