v e i n t i o c h o

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Maratón 2/3

 

-No me puedo creer que lo hicieras – exclamo intentando sonar algo molesta aun que realmente no lo esté.

-Eh venga, no te enfades – el chico rodea mi cintura con sus brazos

-Sí me enfado – le contesto haciendo un falso puchero. Gesto que ahora que lo pienso me parece algo estúpido.

El chico me suelta y vuelve a hacer lo que hizo hace tan solo unos segundos; mojarme.

ÉL ríe y se sienta en la arena sin dejar de mirarme en ningún momento.

-Ven – susurra, señalando el espacio a su lado.

Al principio dudo si hacerle caso y sentarme ahí, pues si me siento es probable que estropee el vestido. Pero no me da tiempo demasiado a pensármelo ya que el chico toma mi mano y tira de mí para que quede sentada junto a él. Una vez me siento solo puedo pensar en dos cosas; la arena está demasiado fría y se está metiendo por lugares indebidos, su mano está realmente caliente.

El chico me acerca a él y coloca su brazo en mi cadera, creando el abrazo perfecto. Apoyo mi cabeza en su pecho y me quedo ahí, escuchando como los latidos de su corazón se aceleran, al igual que los latidos del mío. Comienza a hacer caricias en mi cadera y yo cierro los ojos, disfrutando del momento. El chico apoya su cabeza en la mía y suspira.

-_______ - me llama. Simplemente subo un poco la vista, encontrándome con sus hermosos ojos. ÉL me mira también sonríe – Tengo algo que decirte – y es ahí donde mi corazón se acelera más de la cuenta. Como un coche cuyos frenos están rotos y no puedes frenar la velocidad. ¿Qué querrá decirme el chico? – Verás _______ creo que ya no puedo aguantar más – me mira y se muerde el labio, tal y como lleva haciendo toda la noche. Mentiría si dijera que el gesto no me parece extremadamente sexy – Voy a decirte algo – asiento con la cabeza, pues por algún motivo no me veo con la capacidad para hablar - ¿Recuerdas al principio cuando nos llevábamos mal? – Asiento de nuevo – bueno, yo me llevaba mal, tú querías entablar conversación y amistad conmigo todo el rato y por todos los medios posibles. Eras una pesada – Ambos reímos – es broma – besa mi nariz y siento como una corriente recorre todo mi cuerpo, desde la punta de mi nariz hasta mis pies. – Bueno, prosigo con mi discurso – hace una breve pausa. - ¿Sabes el motivo por el cual no quería tener ningún tipo de relación contigo, ni siquiera amistosa? –niego con la cabeza, incapaz aún de hablar. –Tiene fácil explicación.

>>Desde el momento en el que te vi sentí una conexión especial contigo. Una conexión especial algo extraña, algo que no había experimentado antes, pero que aún así sabía que era especial. Entonces creí que alejándome de ti alejaría esa conexión, ese sentimiento que poco a poco, y sin motivo alguno, empezaba a brotar de mis entrañas. Me alejé. Pero entonces te veía con otros chicos y mi corazón daba un vuelco. Tenía ganas de matar a cualquier chico que se te acercara. Y fue entonces que comprendí lo que me pasaba. No sé cómo, ni donde, ni cuando, pero me enamoré de ti ______, lo hice, lo hago. Comencé a acercarme a ti poco a poco pues estaba más seguro que nunca que debía luchar por ti. Y aquí me tienes, a tus pies, luchando por ti y por recibir un poco de atención de tu parte. – El chico baja su mirada – tenía que sacarlo todo fuera.

-Hey – subo su mentón con mi mano para que me mire – No necesitas un poco de mi atención pues la tienes toda – la sonrisa del chico se amplía un 100% y puedo notar como el ritmo de su corazón se acelera.

Yo sonrío de igual manera y me decido a hacer algo que hace apenas unos minutos no hubiera tenido el valor de hacer. Subo mi mano hasta su mejilla y comienzo a darle suaves caricias. Él cierra sus ojos ante el contacto de mi mano en su rostro.

Acerco más su cara a la mía y en poco tiempo noto como nuestras entrecortadas respiraciones se mezclan. Él abre sus ojos y me mira. Sus ojos y los míos comienzan una batalla. Puedo ver todo lo que siente a través de sus ojos y juro que esa sensación es algo alucinante.

El chico acaba con la distancia que nos separaba y con la agonía de la cercanía, rozando levemente nuestros labios. No me demoro mucho más y junto nuestros labios. El chico al principio parece algo sorprendido, pues a lo mejor no se esperaba esa acción o tal vez no le guste.

Mi segunda opción es descartada justo en el momento en el que el chico reacciona y comienza a mover sus labios creando un perfecto y suave movimiento denominado beso. Seguimos así durante un rato, demostrándonos nuestra atracción mediante caricias y besos hasta que la falta de aire se hace notable, provocando nuestra separación.

Como acto reflejo bajo mi mirada, pues me veo incapaz de mirarle a los ojos.

-_______- me llama. Levanto la mirada, totalmente sonrojada, para descubrirlo a él sonrojado igual – Me gustas. ¿Vale? – esa frase hace que un escalofrío recorra todo mi ser. Acaba de admitir que le gusto

-Me gustas mucho – le digo yo, llevando mis manos a mi cara para intentar cubrirla.

-¿En serio? – pregunta y yo simplemente asiento con la cabeza.

En poco tiempo siento sus manos sobre las mías y las quita de delicadamente de mi rostro. Luego entrelaza nuestras manos.

-Eres hermosa – besa mi mejilla- eres perfecta- besa mi otra mejilla – y estoy perdidamente enamorado de ti – y besa, por último, mis labios de nuevo mientras yo siento mi cuerpo desfallecer.

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-Yo también estoy enamorada de ti – digo cuando nos separamos durante unos segundos. El chico sonríe y me besa de nuevo.

Miles de emociones recorren mi cuerpo, de pies a cabeza, y lo que al principio eran pequeñas mariposas en mi estómago se habían convertido en verdaderos elefantes machacando mi estómago.

-Te quiero_____ - susurra el sobre mis labios.

-Te quiero Carlos – Beso sus labios una vez más.

Y es así como quiero estar. Disfrutando estos pequeños momentos juntos.


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Lo siento mucho por las que creían que esto iba a ser con David L Pero Carletes tiene que acabar ya con _______

Continuemos con el maratón pues.

 

Siempre estás ahí → [c.m] aurynDonde viven las historias. Descúbrelo ahora