t r e i n t a

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T r e i n t a


Miro la pantalla de mi teléfono móvil y sonrío por inercia. El chico es tan bueno y tierno.

“Felices dos meses, ojalá pudiera estar contigo. Te extraño un mundo. Te quiero

Carlos”

Os preguntaréis ¿Cuánto tiempo ha pasado? Desde que vinimos de México han pasado 3 meses. En estos tres meses han pasado demasiadas cosas. El primer mes después de nuestro regreso de México fue algo extraño, pues el rubio y yo llevábamos una extraña amistad. Algo así como amigos con derecho a roce.

Había besos, caricias y  demás muestras de afecto, pero aún no usábamos el término “novios”. En conclusión, ese mes fue de lo más extraño.

Pero entonces sucedió; el chico apareció en mi apartamento, el cuál Ángela había abandonado pues volvería con su familia a Murcia durante un tiempo, con un ramo de flores en la mano y diciendo decenas de palabras bonitas. 

Y en ese mismo momento nos convertimos oficialmente en novios. Ahora, 2 meses más tarde seguimos juntos, pero en secreto y separados. Carlos y yo decidimos mantener lo nuestro en secreto  pues sería un auténtico revuelo en los medios de comunicación, en nuestras familias y en nuestros entornos.

“Felices dos meses, yo también desearía que estuvieras aquí. Te quiero mucho más.”

Envío el mensaje y guardo mi teléfono móvil en el bolsillo de mi pantalón.

Realmente deseo con todas mis fuerzas que el chico este aquí, pero su trabajo hace que eso sea prácticamente imposible. Ahora el conjunto musical se encuentra promocionando y firmando su nuevo disco.

Mi novio en la otra punta del país mientras que yo estudio psicología en mi estúpido apartamento.

-¿En qué piensas estúpida? – la grave voz de Raúl me saca de mis pensamientos.

-¿Eh? – no puedo evitar sonar desconcertada.

-Estás en el aire. ¿Qué ocurre? – muerdo mi labio y permanezco en silencio.

-Nada – digo por fin

El chico se encoje de hombros y sigue haciendo zapping en la televisión.

Suspiro sacando mi teléfono móvil del bolsillo de nuevo para comprobar que el chico no ha respondido a mi mensaje.

-Estás definitivamente en el aire – dice el chico por última vez antes de callarse.


***


-Me voy idiota – Raúl revuelve mi pelo y besa mi mejilla para salir finalmente del apartamento.

-Adiós retrasado – Cierro la puerta tras su salida.

-Te oí – oigo al otro lado de la puerta.

Suelto una carcajada y voy hacia mi habitación, no sin antes parar en la sala para apagar la televisión que mi amigo había dejado encendida.

La estructura de la casa ha cambiado un poco desde que Ángela se fue; lo que antes era su habitación aes ahora algo así como la habitación de invitados – vestidor. Realmente echo de menos ver a mi mejor amiga merodeando por aquí.

Cuando llego a mi habitación no puedo evitar mirar la pantalla de mi teléfono.

“¿Tienes ganas de verme?” –

Ese mensaje de parte de mi novio me resulta un tanto extraño. Aun así le contesto.

“Sí”

Espero un poco a que me llegue una respuesta y cuando lo hace salgo prácticamente corriendo.

“Pues ve a la puerta”

Corro hasta la puerta sin importarme mucho mi apariencia.

Cuando la abro la decepción que siento es algo monumental; no hay nada tras la puerta.

“Eres un mentiroso, no hay nadie”

Su respuesta me llega unos segundos más tarde.

“JAJAJAJA ¿En serio fuiste a ver si estaba?”

Y en ese momento lo que más ganas tenía de hacer era golpear al chico. ¿En serio se atrevía a gastarme semejante broma?

“está bien”  Le contesto.

Dejo el móvil en el salón, pues no le pienso hablar más al chico, y a continuación voy hacia mí habitación. Se me han quitado las ganas de hacer nada.

Y lo que pasa a continuación es todo demasiado rápido; el chico se encuentra en la puerta de mi habitación, con un absurdo cartelito que pone “Feliz mesniversario” y una caja de bombones. Me lanzo hacía él, literalmente, y lleno de besos su cara.

Sin duda Carlos sabe cómo hacerme feliz.


***


[Atención: A partir de aquí aparecerá contenido algo maduro (No mucho, no me gusta escribir blasfemias) podéis continuar leyendo si así lo deseáis.]


Sus labios recorren mi cuello como si este fuera suyo, mientras que sus manos acarician mi espalda provocando que una de placer me abrase.

-Eres tan preciosa – sus manos pasan a estar ahora por dentro de mi camiseta, masajeando mi abdomen.

No digo nada, simplemente me dedico a intentar quitar su camiseta.

Beso sus labios una vez más, disfrutando de su amor y cariño. En poco tiempo ambos estamos sin ropa, disfrutando el uno del otro. Creo que lo que pasó no hace falta explicarlo.


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¡Hola Caracolas! Bienvenid@s a mi mierda de capítulo J Estoy estresada con los exámenes finales y no puedo con mi vida L

No me puedo extender mucho.

Os amo:

                       Crisxx

 

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Siempre estás ahí → [c.m] aurynDonde viven las historias. Descúbrelo ahora