Capítulo 11

2.2K 334 43
                                    

Puedo decir que mi vida se divide en dos partes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Puedo decir que mi vida se divide en dos partes.

Antes de que Ethan dijera esas palabras y después de decirlas.

Antes de que Ethan hablara, estaba desesperada. Mi mente iba a mil por hora, desde malos a buenos pensamientos. No quería ser una madre de esa manera, no quería que un hijo mío tuviera que nacer en un ambiente tan poco agradable. No quería que tuviera que lidiar con las consecuencias de mis actos.

Sabía todos los daños que una familia problemática podían causar en un niño.

Por eso me cuidaba. Siempre había usado anticonceptivos. Hasta que Rupert me descubrió las pastillas.

Había amenazado que, si volvía a conseguir una de esas pastillas, iba a cambiarlas por simples caramelos. Y Ahora que estaba embarazada, podía ver que había cumplido su amenaza.

¿Cómo no me di cuenta antes? Siempre había sido tan cuidadosa y puntual. Ni siquiera podía creerlo.

Un bebé.

No estaba preparada para ser madre. Hannah era mucho más joven que yo y era una madre excelente. Nadie jamás podría decir que no lo era. Y Alissa hasta había adoptado a un par de revoltosos.

La edad no era el problema.

El problema radicaba en mi situación, tanto emocional como financiera. Sí, la cafetería iba bien, pero mantener un bebé implicaba muchos gastos. Gastos, que yo no podría cubrirme sin descuidar otra cosa.

¿Qué iba a hacer? ¿Qué podía hacer? ¿Cuáles eran mis posibilidades? ¿Cómo lograría salir de esta?

—No —negué suavemente con la cabeza, mientras sus palabras se repetían en mi mente—. No tienes que sentirte responsable por esto.

—No me siento responsable, Mel —me forzó a verlo a los ojos, como si yo necesitara eso para ver que hablaba en serio—. No es una responsabilidad lo que siento. ¿Crees que te dejaría sola estando embarazada? Nunca, Melissa. Ya te lo dije, puede que las cosas entre ambos no estén del todo bien, pero yo estaré contigo siempre. Te lo prometo.

—No puedes decir esas cosas y esperar que yo no caiga rendida ante ti —lloré, sorbiendo por la nariz.

—Es tu decisión, mi hermosa —dejó un beso en cada uno de mis párpados—. Sé que no será sencillo, pero no estás sola. No estás sola, Mel.

Lloré sobre él, sintiendo mi corazón romperse a cada segundo que pasaba. No era una bonita situación, sin duda, pero podía confiar en su promesa.

Ethan no rompía sus promesas, nunca.

Escuchaba el latido de su corazón, cerca de mi oído. Lo delataba su palpitar acelerado. Por más calmado que Ethan fingiera estar, sabía que estaba alterado. Casi tanto como yo. Su máscara de calma era firme, pero su corazón no mentía.

Yo no te olvidé © ||Trilogía recuerdos: 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora