Solía preguntarme siempre si te gustaba que contara tus pecas, o que besara tus mejillas, que desordenara tu cabello o que te mirara directamente a los ojos sin razón.
Solía preguntarme el porqué de tu rostro pálido y preocupado, solía sonreír cuando tomabas mi mano sin haberla tomado yo primero, porque no solía pasar muy a menudo.
Cuando trato de escribirte no salen más que preguntas del ayer y el hoy, además de recuerdos parecidos a mi infancia, en los que al igual que tú, me abandonaba(n) completamente.
Ahora al verte solo pienso en un ojalá, en un hubiera podido, en un hubiera estado antes, en un quiero, en un nunca podré.
Estás tan podrido por dentro que me es difícil si quiera descifrar un pequeño porcentaje de ti. No te gusta lo que digo, ni lo que hago, ni lo que pienso, ni mi pasado, ni mi presente, ni lo que soy; nunca te habrá de gustar, y lo lamenté.
Lo siento por escribir esta carta que nunca leerás, es maleducado por mi parte después de que me abriste tu corazón con las tuyas, pero es que no creo que deberías leerme.
¿Que es lo que quieres?
Solía suplicar en silencio cuando trataba de hacerte sentir bien entre todos tus problemas de los que nunca me hablabas pero que se notaban;
Sonríe, por favor, sonríe.
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pienso en tu mirá
Poesíaconsiste en palabras al azar dentro de una caja amarilla y paredes blancas con tinta en ellas. [2019]