Dudo de este amor - Cap2

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Capítulo 2

Dudo de este amor

Por Eva_Evora

Victoriano suspiró.

Victoria: Sería una locura si aun te amase ... ¿no lo crees? - llevó el vaso a su boca, el líquido descendió raspando su garganta.

Inés: Locura sería que un amor tan grande ... tan bonito no viviera más en nosotros.

Soltó una carcajada y pasó la mano por su bigote, ella era linda y representaba todos sus deseos de amor. Todo lo que su cuerpo quería en aquel momento era saciar un hambre que ya había durado 20 años.

Victoriano: ¿Me amas Inés? - vio que ella iba a decir algo, pero la interrumpió. - La respuesta es no, nunca me amaste, me dejaste para irte con aquel que un día llegue a llamarlo amigo. Respóndeme una cosa, ¿empezaron a tener algo cuando todavía estabas conmigo?

Inés tragó en seco, no quería que la conversación tomara ese rumbo, no estaba lista para exponer sus miedos y temores.

Inés: No sabes lo que dices, no tienes noción. Te ame más que a mi misma, la prueba es que me quede a tu lado todos estos años, viendo como eras feliz al lado de otra mujer ... críe a tus hijas ... todo el tiempo a tu lado, parece que ni cuenta te diste.

Victoriano: Porque lo amabas y no podías tenerlo, le dieron cadena perpetua.

Inés: Por Dios, eres tan ciego ... te amo ... te amé todos estos años ... y sé que también me amas.

Él cerró los ojos y le dio la espalda, no era cierto.

Victoriano: Te equivocas, amo a Débora, ella será mi mujer y la amo ...

Ella fue hacia él, lo agarró del brazo e hizo que la encarará.

Inés: Mientes, tú mientes, me amas, sé que me amas.

Él miraba hacia los labios de Inés.

Victoriano: ¿Cómo puedes estar tan segura?

Inés: Porque ese amor ... ese amor es el reflejo del amor que tengo aquí.

Llevó la mano de él hacia su pecho, él pasó la palma de su mano alrededor de su suave seno, miraba para aquel seno que estaba dentro de la blusa y pasó saliva, nunca podría olvidar esa parte de su cuerpo.

Victoriano: Desconfío de ese amor que dices sentir por mi... Nunca me quisiste, ni luchaste por mi ... me dejaste para quedarte con él.

Ella cerró los ojos llorando.

Inés: Nunca me fui con él ... yo solo ...

Victoriano la miraba sin entender, aunque quería seguir explorando ese bello y redondo seno otra vez, retiró la mano.

Inés: Eso es pasado Victoriano ... este es nuestro presente ... y si todavía tienes algún sentimiento por mi guardado en tu pecho ... te pido que ... no te cases con ella.

Victoriano: Pero claro que tiene todo que ver, por Dios, gritaste que no me amabas, que habías descubierto que amabas a otro hombre, ni te dignaste a abrirme la puerta, luego Loreto me dijo que fuiste suya y que te casarías con él.

Inés: Victoriano ... por el amor de Dios, olvidemos ese maldito pasado ... Sigamos adelante, solo nos debe importar el presente y futuro.

Ella se aproximó más y colocó ambas manos en el pecho de él, había tanto sufrimiento en su mirada.

El pensó en todo lo que ella decía, pero sus palabras eran contradictorias con las acciones del pasado.

Victoriano: Lo siento mucho - retiró las manos de ella de su pecho - Pero no puedo... Amo a Débora y me voy a casar con ella.

Él insistía en esa mentira, Inés bajó la cabeza y por sus labios que estaban secos.

Inés: Siendo así, no me dejas otra alternativa... Si la amas realmente deseo de todo corazón que seas feliz.

Victoriano: Y lo seré - respondió fuertemente.

Inés: Pero no voy a participar de tu felicidad ... Ya una vez fue más que suficiente.

Victoriano: ¿A qué te refieres?

Inés: Que mañana ... me iré de la hacienda después de tu casamiento.

Victoriano sintió que se sofocaba, eso no, ella no lo iba a abandonar otra vez.

Victoriano: Eso no ... eso nunca ... no me puedes abandonar ... Mis hijas ... prometiste cuidarlas.

Inés: No rompí mi promesa... Cony ya tiene 18 años, está viajando, conociendo el mundo, Casandra quiere estudiar fuera y Diana ya es una mujer, tiene 22 años, ya no les hago falta.

Ella se volteó para salir, pero él la agarró del brazo, hizo que volteara y sus cuerpos quedaron muy cerca el uno del otro.

Victoriano: Pero yo... te necesito ... quiero decir ... nadie conoce el funcionamiento de esta casa como tú, sabes hasta el más mínimo detalle.

Por un minuto tuvo esperanza de que él se refería a que la necesitaba como mujer.

Inés: Puedes contratar a otra ama de llaves tan o más eficiente que yo.

Una vez más se aparto de él, pero la atrajo nuevamente, esta vez sus cuerpos chocaron en un encaje perfecto, sus brazos fuertes rodeaban la estrecha cintura de ella, manteniéndola prisionera con su abrazo.

Victoriano: No me vas a dejar- sus rostros estaban tan cerca que él podía sentir su respiración.

Inés: ¿Por qué no? - Ella cerró los ojos, abrió la boca al sentir que él subía su mano y ella se perdió dentro del voluminoso cabello en busca de su cuello.

Victoriano no sabía cómo reaccionar, él era un hombre fuerte y decidido, pero en ese momentos titubeaba.

Inés: Solo besame ... besame Victoriano.

Ella se lo pidió, sin poder resistirse más, juntó sus labios con los de él, ese toque la estaba dejando adolorida de deseo por aquel hombre que la tomaba con fuerza entre sus brazos.

Victoriano al escuchar ese pedido, no pudo negarse, la besó en los labios que ya estaban entre abiertos, no se hizo de rogar y su boca devoraba la de ella apasionadamente, los dedos de ella entraban entre sus cabellos y sus labios se entregaban totalmente a ese impresionante beso, la lengua de Victoriano buscaba la de ella y se unieron en una danza excitante, con ese beso ambos sentían que el amor aún estaba presente.

El giró colocándola entre su ancho cuerpo y la mesa, su boca quería continuar devorando sus suaves labios, pero también necesitaba sentir el resto de su piel, ese cuerpo que siempre estuvo tan presente en sus pensamientos, dejó sus labios rojos y bajo hacia su cuello, era una caricia sensacional, estaba con la boca abierta y ella soltó unos gemidos que manifestaban toda la excitación de su cuerpo tembloroso.

Él ya estaba besándola entre sus senos, llenos de tensión, pero su boca quería probar nuevamente sus labios así que volvió a ellos.

Inés movía su cabeza acorde a la exigencia de aquellos labios, sus manos agarraban con más fuerza la ropa que él usaba, su lengua era absorbida por la de él y sus cuerpos eran tocado con voracidad, se sentía eufórica, una vez más se estaba entregando a aquel amor lindo y fuerte que ambos sentían, sentía con ese beso todo el amor que Victoriano sentía por ella, por más que dijera otra cosa, sus labios probaban que todo era mentira.

Inés: No te cases Victoriano ... no lo hagas ... tu me amas ... yo lo siento - Ella gemía con los labios pegados a los de él.

Victoriano: Eso no... nunca... yo no te amo más y ese beso acaba de comprobarlo ...

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