En tus brazos - Cap 8

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   Capítulo 8

En tus brazos
Por Eva_Evora

Él la besaba sin parar, su cuerpo estaba más que excitado y quería consumar el actor de amor que desde hace tiempo soñaba tenerlo con ella, hace años su cuerpo ansiaba con desesperación poseer a aquella linda mujer, su orgullo no era nada comparado con el deseo que sentía por ella.

Inés respiró profundamente, algo le hizo recordar que hace unos momentos él estaba con su novia, y de seguro habrían hecho el amor, los celos se apoderaron de ella, suspiré e intentó apartar a Victoriano quien parecía poseído por el deseo y cegado por la excitación.

Inés: Aléjate Victoriano ... yo no quiero ... suéltame .- las palabras se las llevó el viento, pues él no se movió ni un centímetro, por el contrario, sus dedos se movieron con más fuerza y precisión dentro de aquel canal que se estrechaba aun más al sentir como él  tocaba su clítoris.

Victoriano: Mientes Inés ... mientes ... sé que quieres ... no mientas mi morenita, la entrega de tu cuerpo me dice que estabas esperándome con ansias tanto como yo a ti.

Inés: Estabas con ella Victoriano ... yo lo sé .- su cabeza presionaba la almohada y sus caderas ganaron vida propia, moviéndose con fuerza en busca de más.

Él sonrío y volvió a chupar y lamer uno de sus pezones erguidos, ahora sabía que estaba así por él.

Victoriano: ¿Estás celosa morenita? ¿Uhmmm? ¿Todavía tienes celos de mí? Mhmm que seno tan exquisito ... nunca probé un manjar mejor que este ... ahh Inés, estoy completamente lleno de deseo por poseer tu cuerpo ...

Inés abrió más las piernas para dar más espacio a aquella mano atrevida con dedos grandes y gruesos.

Inés: Pero, claro que no tengo celos .. no ... dioos mío ... Yo no estoy ... Viiictooooriaaaano...

Sus caderas se movían más rápido en busca del orgasmo que sólo había sentido una vez en su triste vida, solo con él, aquél día en esa bella entrega de amor había conseguido hacer que ella pierda todos los sentidos, se había entregado totalmente en esos momentos que vivió con Victoriano, en el que él la hizo mujer, su mujer, aquél momento dejó su alma marcada y  sabía que ningún otro hombre conseguiría hacer con ella lo que él hizo, ningún otro hombre tenía poder sobre su cuerpo como él lo tenía.

Aquello siempre intimidó a Inés, la fuerza de ese amor y esa única entrega siempre estuvieron en sus pensamientos, aquello hacía que todos los demás hombres fueran opacos y sin gracia.

Aunque quería continuar con esas caricias, Victoriano necesitaba de más, necesitaba entrar en aquella cueva del cuerpo de Inés y hacer de cuentas que sólo había pertenecido a él, que solo él la conocía.

Se levantó lleno de deseos y la cabeza de recuerdos, el alcohol estaba haciendo efecto, él terminó de desnudarse, se quedó sólo con un bóxer y camino hacia ella tambaleándose, ostentaba dentro del bóxer blanco y muy apretado una gran erección, ella abrió los ojos sorprendida, no recordaba que fuese tan grade, no es de extrañar que se haya sentido adolorida  la primera vez que habían hecho el amor.

Inés: Estás ebrio Victoriano ... ebrio .- Se recostó encima del cuerpo de ella y hacía que se eche nuevamente, ya que se había sentado para verlo mejor.

Victoriano besó su boca, empujándola otra vez hacia la cama, sus labios devoraban los de ella en busca de esa lengua suave y mojada.

Victoriano: No estoy ebrio al punto de no saber lo que estoy haciendo ...- tocó su rostro con las dos manos, miraba el camino entre sus ojos y la boca de ella, tomó la bata y la retiró por su cabeza, suspiró al verla desnuda, toda desnuda, su mente estaba nublada de excitación, ya que había notado que ella no estaba usando bragas.- ... Apenas bebí para tomar el valor de hacer lo que tengo ganas de hacer desde hace años.

Inés estaba hipnotizada, la mirada de él no dejaba de pasar por cada curva de su cuerpo, ella se estremecía en la cama e intentó esconder su cuerpo con los brazos, recordó que él tenía una novia mucho más joven, se sintió avergonzada de mostrarse otra vez, temió que él estuviera comparandolas a las dos, que su cuerpo no lo atrajera como antes.

Victoriano estaba babeando por aquel cuerpo, se le estaba haciendo agua la boca y de repente ¿ella lo privaba de tal visión?, eso nunca.
La tomó por las muñecas y las coloco por encima de su cabeza, los senos que ya estaban erguidos se quedaron empinados totalmente a merced de sus caricias, él trago saliva y su miembro quedó aun más duro de lo que ya estaba, si es que eso era posible, se echó encima del cuerpo de ella, quien abrió más las piernas dando espacio para que las caderas de él se insinuaran, sintió dos cosas que lo hicieron gemir casi gritando, la primera fue los senos de ella atrapados contra su pecho, adoró esa sensación, la segunda era que ella estaba muy mojada, extremadamente mojada, podía sentir eso aun con su miembro dentro del bóxer.

Victoriano: Delicioso, Inés ... eres deliciosa.

Él la beso forzándola a abrir su boca, no es que hubiese resistencia por parte de Inés, ya que ella lo amaba con pasión y locura.
Los gemidos de Inés fueron callados por aquella boca que no paraba de devorar la suya, con mucho esfuerzo pudo soltar sus manos, lo abrazó por el cuello y clavó las uñas en la espalda, sus caderas buscaron un mejor contacto entre sus sexos, ella gritó, esta vez despierta y apreciando totalmente las caricias que proporcionaba la boca de Victoriano, quien ya estaba succionando un seno, su respiración era jadeante debido a sus besos desesperados.

No tenían por qué posponer más la consumación de ese acto de amor, ellos se deseaban inmensamente, eso era un hecho que no podían aplazar más, con ayuda de victoriano logró bajar sus bragas y las retiró apresuradamente con los pies, él toco su intimidad con la suya, estimulaba su clítoris con la punta de su miembro erecto, él sentía como ella se mojaba, la tomó con firmeza y su miembro encontró lo que tanto buscó todos esos años.

Él encontró el camino a casa, solo dentro de ella había encontrado su lugar en el mundo, se dio cuenta que una vez más estaba perdido.

Perdida, una vez más estaba perdida en ese inmenso mar de sensaciones, era una mezcla entre dolor y placer sin igual, él fue lento y cariñoso, sabía que ella no mantenía relaciones con ningún hombre desde hace años, pero por más cariñoso que él estuviese siendo, no pudo evitar una punzada de dolor que dominó su cuerpo, al mismo tiempo una ola de placer se propagó por todo su cuerpo, dejándola adormecida, Inés gritó al sentir como él intensificaba sus movimientos, ella le dio la satisfacción de saber que lo que estaba haciendo era más que bienvenido y que le estaba dando un placer sin igual.

Él besaba cada parte de su piel que le era permitido, sin parar los movimientos que realizaba dentro de ella, Victoriano estaba perdiendo la razón, ambos estaban a punto de llegar al orgasmo, el cuerpo de ella se estremecía sobre la cama y de repente lo apretó íntimamente, él miró hacia su rostro y gozó también, estaba linda, con el rostro sonrojado, los dientes que presionaban el labio inferior, la cabeza arqueada y los ojos cerrados hicieron el efecto de mandarlo al mundo del placer absoluto.

*Disculpen la demora, se que no tengo perdón 😅

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