Capítulo 7
Por Eva_EvoraVictoriano fue para el único lugar que lo hacía olvidarse de su morenita, aunque sea por un segundo.
Ya estaba sentado en el sofá del departamento de Débora, pero nada de aquella mujer le atraía después de los besos intercambiados con Inés, Débora parecía una mujer superficial con enormes pechos falsos, cabello teñido, todo en ella era comprado, nada era natural; y sus hijas tenían razón, tenía una devoción fingida hacia él, oía sus reclamaciones sin escuchar nada, ya que su mente estaba concentrada en como los labios de aquel infeliz tocaron el rostro de su linda morenita.
Ya estaba cansado de tanta tontería por parte de la mujer que caminaba furiosa frente a él, colocó el vaso de whisky encima de la mesa, era momento de poner un fin a todo ello.
Victoriano: Basta Débora, ya estoy cansado, lo que había entre nosotros se acabó, no habrá matrimonio. - Se levantó para salir.
Débora: No estoy de acuerdo … te amo mi amor. - lo abrazó por la cintura
Victoriano: Basta mujer … detente…- intentaba soltarse
Débora: Tienes otra ¿no?
Victoriano: No digas tonterías … no tengo a otra. - consiguió apartarse
Débora: Entonces mi amor … hagamos el amor … déjame ayudarte, estás tan tenso – lo empujó al sofá y empezó a masajear su espalda
Victoriano estaba impaciente, quería salir rápido de ahí, Débora no lo atraía más como mujer, pero ayudaba a mitigar sus bajos instintos.
Aprovechó el momento en que él estaba pensativo, subió a su regazo restregando su intimidad con la de él , la cual respondió de inmediato, ella sonreía feliz.
La respuesta de él fue automática, no fue por ella, respiró profundamente tomando las riendas de la situación nuevamente, ella intentaba besarle la boca.
Victoriano: Basta Débora … esto no va para más y punto final. - Se levantó inmediatamente
Débora: Mi amor … te amo … no me hagas esto … no me saques de tu vida … voy a morir. – Comenzó a llorar, fingiendo desesperación. - Todos nuestros planes, nuestro hijo.
Por un momento, Victoriano pensó en dar marcha atrás, pero no sería justo con ella, ni con él, casarse solo para tener a su tan soñado hijo varón.
Victoriano: Lo siento mucho Débora … no da para más … se acabó … puedes quedarte con el apartamento, te daré una buena cantidad de dinero…
Ella lo interrumpió, fingiendo una dignidad que no tenía.
Débora: ¿Crees que solo quiero tu dinero Victoriano Santos? - tenía la mano en el corazón. - Te quiero, te amo.
Victoriano: Pero te lo daré de igual modo
Débora: No quiero perderte … entiende eso mi amor … quiero quedarme cerca de ti ... si no tienes otra mujer … déjame reconquistarte … no me saques de tu vida mi amor…
Él se puso a pensar en que ninguna mujer lo había querido tanto así, ninguna había luchado por su amor, por estar cerca de él, sabía que Diana María estuvo muy enamorada de Vicente; entre ellos existía una amistad, no amor, fue un matrimonio cómodo para los dos.
Inés, ella amaba a otro hombre también, tal vez era mejor desafiar a sus hijas y casarse con Débora, ella si lo amaba, miró una vez más hacia ella, pero el problema era que no la amaba ni un poco, ni siquiera sentía deseo, no después de haber tenido a Inés entre sus brazos nuevamente.Débora: No me saques de tu vida. - Fingió pensar. - Devuélveme el cargo en la procesadora…
Victoriano: Está bien Débora, puedes volver a trabajar si así lo deseas. - No era justo que le negara ese pedido, ya que había dejado de trabajar porque él se lo había pedido.
Débora: Corazón, vas a ver que haré que me ames y me quieras otra vez. - Lo abrazó intentando besarlo, Victoriano se alejó de ella y fue hacia la salida.
Victoriano: Hasta luego Débora. - Salió, se quedó parado en el lado de afuera de la puerta, una parte de él quería voltear y hacerle el amor, pero sería algo estúpido, así que decidió irse.
…
Débora con furia en los ojos vio cómo se iba.
Débora: Estúpido … eso no se quedará así, voy a obtener mi venganza… cueste lo que cueste y si hubiese otra mujer en su vida, pasaré por encima de ella como un tractor.
Victoriano volvió para su casa, ya era tarde y solo quería besarla nuevamente, no encontró a nadie ahí, así que siguió caminando hasta su despacho, unas horas después había bebido lo suficiente para ir detrás de ella, no tanto como para quedarse totalmente ebrio, esa cantidad de alcohol era para darle el empujón que necesitaba y así dar el primer paso en dirección a la comodidad del único cuerpo que lo hacía temblar y ver las estrellas a ojos cerrados.
Tocó la manija de la puerta, pudo darse cuenta de que no tenía seguro, con el corazón latiendo rápidamente y sintiéndose un joven inexperto otra vez, entró y la vio durmiendo tranquilamente, estaba con una bata de seda blanca, un generoso escote con encaje en los senos, la seda dejaba ver una pierna hacia afuera, ella era linda, babeó por aquel cuerpo espectacular que estaba durmiendo sobre la cama.
Victoriano: Te deseo morenita … desde nuestro primer beso después de tantos años no dejo de pensar en ti.
Él se quitaba su camisa, sus ojos no dejaban de vagar por aquella silueta bien delineada, lentamente se recostó al lado de ella y aparto los cabellos que cubrían una parte de su escote, dos senos pequeños y bien formados, solo pensaba en ellos, todo en ella era natural, Inés era linda, no dejaba de mirar aquella bella parte de su cuerpo, sus manos fueron hasta sus senos y los apretó con deseo, sus labios se secaron y los humedeció con la lengua, sus dedos apartaron el encaje y suspiró
Victoriano descendió su boca hasta aquél pezón erguido, esperaba que fuese el deseo que ella sentía por él, su boca sintió cada pliegue del pezón y succionó con fuerza, su boca hacía ruido mientras lo hacía.
Inés sentía que su cuerpo se estremecía y su intimidad estaba doliendo de deseo, se contraía e incluso antes que su cerebro despertara, su cuerpo ya estaba despierto y reconociendo a quien pertenecían aquellas caricias.
Inés: Victoriano …- gimió excitada, su inconsciente le decía que todo era un sueño.
Para él, que su nombre saliera de la boca de Inés en forma de un gemido fue lo más erótico que ya había visto hasta ese momento, tiró la bata que cubría el resto de aquel cuerpo perfecto y su mano subió por la pierna de ella, su piel era suave y estaba erizada con cada toque de aquella mano grande.
Victoriano: AHHHH Inés, me estás volviendo loco
Susurró en el oído de ella y mordió el lóbulo de su oreja.
Inés sintió que una mano buscaba su intimidad, la cual estaba mojada, mojada era poco, estaba empapada, no era la primera vez que tenía ese tipo de sueño erótico con Victoriano, pero esta vez notó algo extraño, los dedos de él dentro de su cuerpo le causaron un leve malestar, era como si su cuerpo se abriese para él después de tantos años de abstinencia, abrió los ojos y sus manos se encontraron con aquellos hombros anchos, la cabeza de él estaba en su cuello, sus dedos que entraban y salían, ya se estaban familiarizando con su intimidad.
Inés: ¿Victoriano???? – cerró los ojos gimiendo fuertemente, ¿su sueño se estaba volviendo realidad?
------Disculpen la demora, a más comentarios/votos la traducción será más rápido, ya viene un capítulo muy interesante ❤️
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En tu sonrisa ❤️
RomanceInes y Victoriano. La historia original está escrita en portugués, pero ha sido traducida por mí con el consentimiento de la autora @Eva_Evora a la cual le estoy muy agradecida. Espero que la disfruten tanto como yo. Basto tu sonrisa para que mi c...