Secretos de Amor •THORKI•

⚡Capítulo #5

MUNDO ALTERNATIVO DE THOR

El hechicero abrió los ojos lentamente, adaptándose a los rayos del sol...Se dio cuenta que estaba en Midgard o mejor dicho el portal la había transportado a los sueños y deseos más profundos del rubio.

Tenía curiosidad de ver los secretos oscuros de su némesis.

El poderoso guerrero parecía no querer que él fuera a ese ensueño alterno, se negaba a que Loki viera aquellos deseos que probablemente el tronador guardaba ¿Le daba vergüenza? se comportaba muy extraño; era raro ya que siempre podía leer a Thor como un libro abierto Sabía que algo ocultaba, pero no tenía idea que exactamente

La forma como balbuceaba daba entender que ambicionaba decir algo importante y no era capaz de hacerlo, podía ver lo nervioso que estaba, ni siquiera podía verlo a los ojos, su corazón latía rápido al acercarse, sus manos apretaban como queriendo confesar un secreto, si bien no podía, no se atrevía por vergüenza o algo más.

El embaucador analizo al hombre, cada detalle para saber que estaba pensando. Thor siempre fue alguien impulsivo no obstante por primera vez no entendía su comportamiento, parecía el de un adolescente enamorado tratando de confesar su amor, sin embargo, el príncipe siempre conseguía lo que quería y para él nunca fue difícil cortejar así que Loki pensó que tal vez no quería estar atrapado con cierto traidor.

Al verlo allí tan tímido, no era propio de Thor; él hablaba con fluidez, nunca tartamudeaba, ni balbuceaba y era muy directo.

Al tener conciencia se dio cuenta que se encontraba tan solo con una camiseta de seda suave, era ropa midgardiana de hombre que le quedaba demasiado grande en su cuerpo delgado. La camiseta tenía el aroma de Thor así que asumió que era de él y el olor se filtraba por su piel.

Le gustaba ese perfume.

Loki tenía un cabello largo, su figura seguía siendo delgada y estilizada, llena de curvas con su cintura estrecha, sus ojos verdes brillantes que buscaban respuestas y tenían algo de confusión.

Pudo sentir las manos de Thor en su cintura, abrazándole contra su costado con fuerza, muy cerca tanto que podía escuchar su corazón latir, su aliento en su nuca, este estaba sin camisa dándole un aspecto atractivo y viril.

El príncipe de hielo yacía recostado en el pecho del tronador en esa cama enorme y blanda. Se sentía raro, con esa atracción por el cuerpo vigoroso de Thor y sentir esos millones de sensaciones extrañas llenas de electricidad, adrenalina, nerviosismo y su estómago se revolvía.

Siempre se sintió atraído por aquellos músculos sensuales, pero nunca hizo nada por el hecho de que eran familia o ya se habría acostado con él. Si no fuesen hermanos todo hubiese sido mas sencillo.

Eso era el deseo enardecido, esa exaltación e incitación terrible de besar a Thor, de estar más cerca de él, no podía apartar la vista que vagaba por el cuerpo fornido de este y se había frenado en seguir sus instintos que lo guiaban a lo meramente sexual y lujurioso. Quería ser arrastrado por ese macho y ser un desorden en sus brazos.

Trato de mantener sus pensamientos en orden y concentrarse en su misión, la búsqueda del tesseract pero solo quedó paralizado cuando las manos ásperas de Thor entraban en su camisón para recorrer su espalda y curvas en una caricia, sus dedos exploraban lentamente su piel provocando escalofríos que recorrían como electricidad en todo su cuerpo. Trato de alejarse, si bien no lo consiguió dado esas sensaciones seguían incitando a estar más cerca, reaccionaba por cada roce como fuego ardiente.

Sentía como las manos rasposas del vigoroso seguían hacia los botones de su camisa y empezaban a desgarrar la tela, quedando casi desnudo, de inmediato Loki trato de taparse no obstante Thor puso su peso en contra, tomándole de la cintura, alzándolo y comenzó a besarlo lentamente saboreando su piel, fue por su cuello, mordisqueando todo su cuerpo con su boca abierta, su lengua viajaba por su pecho mordiéndolo suavemente hasta ir más abajo chupándolo. El hechicero se retorcía sin querer teniendo una reacción y trató de dominar esas inclinaciones, sintiendo estremecerse, templando ante esa lengua traviesa.