Era un día caluroso de verano, la estación que tanto odiaba YoonGi pero que tanto amaba Jimin. Ambos se encontraban en una bonita playa divirtiéndose como nunca lo habían hecho, disfrutaban de ver a los perritos correr hacia el mar y los niños jugar con sus padres.
Yoongi agradeció al leve viento que empezó a sentir después de un rato. No tenía dudas de que odiaba con toda su alma el verano, pero aceptaba ir a todos los lugares que su pequeño de lindas manitos le pedía.
Antes de ir a divertirse no olvidaron colocarse protector solar, aunque a Jimin le gustaba tener su piel levemente bronceadita YoonGi decidía mejor cuidar su blanca y sensible piel de los rayos solares. Así que Jimin le ayudó a colocarse el protector en su rostro.
El toque suave de sus deditos esparciendo toda la crema en su rostro le provocaban demasiada relajación y si no fuera porque estaban en una playa con un calor horrible él comenzaría a dormir, y tan solo por la suavidad de su bebé.
–Hyung~ se supone que vendríamos a divertirnos y no a dormir ¿no es así? - susurró dulce cuando notó a su novio cerrando sus lindos y gatunos ojos.
–Es imposible no tener sueño cuando eres tan suave conmigo Jiminnie. –
El menor mordió su labio inferior aguantando una gran sonrisa por lo que su novio le había dicho. Él enserio era tan sincero. Pero simplemente era imposible no ser suave con todo, era su naturaleza y al mayor le fascinaba.
Cuando terminaron de protegerse bien decidieron ir hacia el agua.
Jimin hizo todo lo posible para que Yoongi quitara su camiseta para meterse al mar y jugar como todos unos niños, pero notaba el gran complejo que tenía con su piel, el era muy pálido y no le gustaba mucho mostrar su piel, y aún más porque era tan sensible a los rayos solares. Le habló de lo mucho que a él le gustaba su piel y lo atractivo que era, hasta que pudo convencerlo y le obsequió un gran besito en su mejilla.
Yoongi tomó aquella pequeña manita y entrelazó sus dedos con su mano, admirando cada detalle de su lindo Jiminnie. Su gran y bella sonrisa, su pequeño y curvilíneo cuerpo que solo era cubierto por unos pantaloncillos cortos que eran para la ocasión, y sus ojitos brillantes de emoción por estar ahí junto a él.
Ambos corrieron tomados de las manos hacia el mar, como unos niños disfrutando su libertad. Los mayores los miraban con caras extrañas y a ellos no les importaba, solamente se divertían inocentemente como los perritos corriendo y los niños haciendo castillos de arena mal hechos.
El atardecer había llegado y casi la mitad de las personas se habían ido, solamente quedaban algunas parejas sentadas en la arena, y algunos niños llorquieandole a sus padres para quedarse más tiempo. Y ellos, solamente abrazándose y mirándose mientras el sol suavemente se escondía.
Yoongi abrazó la pequeña cintura de Jimin, y él simplemente llevó sus manitos al rostro del mayor. Lo miró fijamente y acarició sus delgadas mejillas, acarició sus cabellos mojados y terminó por acariciar su cuello. El mayor solo disfrutaba esa tan conocida sensación de suavidad y de amor en sus toques, pero no dudó en besarlo con amor y volver a tomar una de sus pequeñas extremidades y colocarla en su pecho, justo en su corazón.
–Cada vez que tus manitos son tan suaves conmigo mi corazón se vuelve loco y me doy cuenta de todo lo que causas en mí. Realmente te amo Jiminnie, nunca te alejes de mi lado.
Yoongi no pudo describir la preciosa sonrisa que su Jiminnie le había dado, solo era esa sonrisa que sabía que nunca quería dejar de ver. Y de la que estaría enamorado por siempre.
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