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"Siempre me arrepiento de dejarte, Yeosang.”

¿Quien era yo para decir que el arte era algo o alguien?


Era su novio, era el novio de la obra de arte mas perfecta y corrompida de quizás toda la existencia.


Yeosang era el arte en si, de todas las maneras posibles que alguien podría imaginar. Yeosang era el arte desde todos los ángulos posibles y todo lo que tocaba lo hacía parecer arte con sus dedos largos y morenos de porcelana.

Muchos podrían decir que Yeosang era el ser mas precioso de la tierra, con esos bonitos ojos de distintos colores debido a sus pupilentes —los cuales siempre usaba diciendo que le gustaba sentirse diferente, y verse diferente al espejo— que parecían querer descubrir el mundo entero con aquellas pupilas curiosas; sus finos labios rosados y sus curvaturas tentadoras y hermosas que siempre llevaba elevadas, formando medias lunas totalmente admirables en su rostro. El bonito rostro angelical lleno de la inocencia que jamás perdió, tan delicado y frágil, con todas sus facciones tan finas e infantiles que lo hacían parecer a un adorable niño.


Y si hablamos de Yeosang, ¿que más puedo decir? Podría estar horas describiendo cada defecto visto por una persona normal, y que para mi eran cualidades únicas que podían o no estar tan de acuerdo por lo que era Yeosang.


Cada vez que me miraba, lo hacia con tanto miedo a perderme como tanto amor que me demostraba. Y yo no podía explicar como él podía seguir intacto, física y psicológicamente como una fría estatua de piedra la cual es considerada como arte... era algo simplemente inexplicable. Yeosang era un frágil pétalo de flor tan valiente, paciente y esperanzado. Lleno y rebosante de vida, superando todo lo que tenía que pasar por el simple hecho que sabia cual era su lugar... a mi lado, en medio de un campo, o con el simple pensamiento de que a la distancia yo lo amo tanto como él me amo a mi, y quizás más.


Era imposible decir que Yeosang no podía hacer arte. Porque lo hacía, lo hacía de todo de tal manera tan maravillosa que lo convertía en arte aunque sea un feo monigote hecho de puras lineas. La forma en la que tomaba los lápices o pinceles, colocando su dedo índice arriba y sosteniéndolo con su pulgar y el medio desde abajo, o simplemente pintando con las yemas de sus dedos, garabateando cualquier cosa en las miles de hojas de doble faz que tenia. Lo hacía con tanta concentración y pasión que hasta una mísera raya era calificado por un 10 viniendo de mi, aunque los demás dijeran lo contrario.


Yo podía ver lo que nadie mas podía en Yeosang, su potencial por cambiar el mundo a su manera era tan curioso que si querías descubrir algo más, nada debía pasar desapercibido. Porque todo lo que Yeosang hacía tenía un significado y razón, algo tan profundo que ni él llegaba a descifrar, tanto que hasta comer tenia su lógica viniendo de Yeosang, y era algo que siempre daba vueltas a la cabeza. Pero cuando lo llegas a entender, tiene tanta lógica como la que no tiene que llega a dar temor y confusión, y terminas llenándote la cabeza de las locas ideas que tenía y que jamás decía, pero que demostraba cada vez que podía hasta con el simple movimiento de sus pestañas, era como un patrón de bloqueo, con tal de quien lograba descifrarlo tenia a Yeosang en sus manos, porque sabrían como tratarlo, cuidarlo y amarlo de la forma correcta. Porque sabrían tanto de él y de su vida que leer sus ojos se hacia tan fácil que sus emociones llegan a tus sentidos, recorriendo cada parte de tu cuerpo y lo obliga a tratarlo de la manera que el lo querría.



Y yo había sido el único, hasta ese momento.



𝑹𝑬𝑮𝑹𝑬𝑻𝑭𝑼𝑳 ⸗ ˢᵉᵒᶰᵍˢᵃᶰᵍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora