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“Siempre me arrepiento de dejarte, Yeosang...

¿Te acuerdas de las tardes que teníamos?

Tal vez ya no, pero yo las recuerdo mucho y con detalle, pues es lo único que puedo hacer al mirar el asqueroso techo frente a mi incómoda cama.

¿Te acuerdas de nuestra primera cita?¿En ese bonito parque?

Yo pensaba en llevarte a un lugar lujoso e inolvidable, y gastar todos mis ahorros para hacerte pasar una noche inolvidablemente hermosa y perfecta, tal como un principe hermoso y delicado como tú se lo merece.

Pero tú pareciste darte cuenta de eso, porque durante el almuerzo en el instituto tomaste de forma delicada pero fuerte mi mano que, a comparaciín de la tuya, era varonil, con dedos gruesos y uñas mal ovaladas.

"Un parque es perfecto", dijiste tú, con tu delicado y suave tono que a penas se oía estando a menos de un metro tuyo, con ese adorable tono de voz malditamente grave y sensual, y con una de tus cuantas risillas sonrientes que solamente me dedicabas a mi, mientras acariciabas el torso de mi mano con la yema de tu bonito pulgar con cuidado.

Yo rápidamente negué, insistiendo en ir a algo mucho mejor. Y en un segundo vi como tus ojos comenzaron a contraerse en una fina linea como los de un gato, pero que seguían con esa calidez inmensa y ese gran deseo por estar a mi lado. Y durante por esos 20 minutos me la pasé sumido en mis pensamientos del porque ese pequeño y no tan extraño comportamiento proveniente de ti.

Y es que luego me quise abofetear al entenderte. Tú querías ir al parque, querías estar rodeado de lo que te gusta con tu amado, en este caso yo. Y es que para ti, Yeosang, los pequeños detalles te hacían sentir aún más querido que gastar una gran cantidad de dinero, porque tú nunca fuiste así, eras tan humilde y considerado que hasta te conformabas alegremente con tener un pedazo de pan para comer al día. Los pocos ahorros que tenías los donabas a gente que lo necesitaba, y con suerte te guardabas el 10% para ti solo durante todo el mes, y aun asi sobrevivías, feliz y amado junto a mi, dependiendo de mi y dándome con cariño y silencio el pago por cuidarte, según lo que decias tu.

Y yo era feliz así, amaba cuidar de ti, amaba tener que consolarte porque te dijeron un garabato en el dia, tener que tomar tu mano cada vez al cruzar la calle o tener que vigilarte cada vez que ibamos a un centro comercial o una tienda de mascotas, porque eras tan sensible y concentrado que pasabas grandes detalles y te importaban los pequeños, dañandote interna o externamente para terminar llorando como un tierno bebé al caer la noche.

Nuestras citas eran especiales, con esos extraños emparedados de tomate y mantequilla de maní que tu hacías al salir a alguna parte, como al lago afuera de la ciudad, en donde siempre mirabas los pececitos y te cubrias con una manta para luego sentarte en mis piernas para que te acaricie; o al mirador, en donde nos recostabamos en el capo de mi mini cooper a ver las estrellas y abrazarnos hasta dormirnos en la oscuridad, acurrucados y calentitos con nuestras piernas entrelazadas y tus manos en mi pecho, mientras yo sujetaba tu pequeña cintura; o cuando ibamos al valle y siempre jugabas con los perros que encontrabas por ahi, y dejabas tus zapatos bajo un árbol o arbusto para tener la sensacion de ese cosquilleo del césped en tus pies, mientras yo te observaba enamorado bajo un arbol, y tu me sonreias con los ojos cerrados y agitabas tus manos.

Nunca me dejaste llevarte a un restaurante, o a una fiesta, ni si quiera preparar algo al aire libre. A ti te encantaba lo sencillo, te encantaba estar con esas camisetas agujereadas que tu mismo hacías con unas tijeras, te encantaba estar al aire libre y comer cosas extrañas con los dedos, te encantaba estar conmigo y arrastrarme a esos miles de camping a donde fuimos, en donde yo odiaba tanto a los insectos y tu los admirabas con vehemencia, dejándote hasta picar y morder por algunos de ellos.

Eras tan especial y extraño, tan humilde y curioso que jamás te interesaron las cosas costosas, o los grandes detalles. Porque durante toda tu vida estuviste tan acostumbrado a recibir pequeñas cosas que se convirtieron en grandes para ti, tanto que hasta yo darte un dulce y corto beso en los labios, lograba que no dejaras de sonreir en todo el dia, ni que dejaras de sonrojarte cada vez que dejaba pequeños besitos en tu rostro que te hacian cosquillas.

Todos te miraban de forma diferente luego de nuestra primera cita, porque eras tan feliz con solo estar a mi lado, que muchos se enamoraron de tu sonrisa, la cual antes pocas veces mostrabas. Y tenian que conformarse con no acercarte a ti y ver tu ternura desde lejos, porque te asustabas tanto estar con un desconocido que comenzabas a temblar y tironear tus mangas.

Por eso yo siempre estaba a tu lado, por eso luego de nuestra primera cita me adelante un grado, por eso siempre besaba tu frente.

Porque yo era el unico que podia calmarte...

Siempre me arrepiento de dejarte, Yeosang...

-BOYMEETSEVIL | 191114

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-BOYMEETSEVIL | 191114

𝑹𝑬𝑮𝑹𝑬𝑻𝑭𝑼𝑳 ⸗ ˢᵉᵒᶰᵍˢᵃᶰᵍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora