No se si tengo el suficiente tiempo o no para al menos hacer una nota decente, pero comencemos.
¿Sería mucho para ti hablar sobre nuestras últimas horas de relación? No lo creo, tú no piensas.
Yeosang, aún siento tu olor natural a tierra mojada que desprendía de ti entre mis dedos al acariciar tu cabello y mancharlo del hermoso color carmín que teñía mis dedos.
Aún recuerdo tus ojos brillosos que no soltaron lágrimas, y que intentaban decirme tantas cosas que yo no fui capaz de aceptar.
Aún recuerdo tu lindo cuerpecito moreno y desnudo bajo las tenues luces de las lámparas, recostado en el suelo y con tu cabeza mugrienta entre mis piernas, mirándome arrepentido, mientras tomabas mi mano con tus pegajosos dedos que agarraban tu estómago.
Me susurraste miles de cosas, que yo oí con una sonrisa en mi rostro mientras las horas pasaban y tu seguías conmigo. Apenas movías tus lindos labios llenos de sangre seca, pero hacías el esfuerzo para hablarme, y yo lloraba en silencio, mojando tus mejillas sin borrar mi sonrisa que se que te aterraba pero tranquilizaba a la vez.
Fuiste hipócrita, Yeosang.
Siempre tuviste malas opiniones de los amantes, aunque nunca les faltaste el respeto. Siempre me decías que era estúpido, que uno amaba a la persona que tenía a su lado y que ninguno más debía entrometerse, que ninguna excusa era válida para la Infidelidad.
Fuiste un hipócrita.
Y más aún cuando me susurraste miles de veces esas dos palabras que me destruían por dentro esa noche con tus labios resecos. Y juro que tuve tantas ganas de pegarte un tiro, juro que las tuve.
Pero te perdoné, te perdoné porque eras lo que más amé en la vida, y lo sigues siendo.
Tu tacto me quemaba, pero yo lo dejaba estar, porque era lo único que me estaba reconfortado cuando comencé a llorar aún más fuerte, y te abracé contra mi pecho y acaricié tu espalda desnuda. Me sentía tan mal, que te senté en mi regazo y tomé tu rostro de bebé entre mis manos, observándolo mientras tú te quejabas y evitabas mi mirada. Y me memoricé todas tus suaves facciones llenas de sangre seca, y besé cada parte de tu rostro y acaricié cada parte de ti, con tal de que te grabaras mi tacto en tu piel hasta que te fueras.
Terminé contigo segundos después y tu negaste, negaste miles de veces mientras abrías tu boca para protestar, pero ninguna palabra salía de ella porque no tenías nada que decir, porque te lo merecías y lo sabias bien.
¿Porque me hiciste esto a mi, Yeosang?¿Porque a mi, a la persona que tanto te ama y que haría lo que fuera por ti?
No me arrepiento de casi nada, ¿sabes?. Casi nada.
Y es que, te amaba tanto, que a pesar de haberme hecho sufrir te perdoné, aunque nunca te lo haya dicho, te perdoné. Porque mi amor por ti era tan grande que podría perdonarte todo con tal de que siguieras a mi lado.
Muchos lo llamaron obsesión, pero solo tú y yo éramos capaces de entenderlo. Te amaba a mi manera y tu lo aceptaste, por lo que no te importo todo lo que te hice sufrir.
Tengo todos los regalos que te hice y te iba a hacer guardados en mi armario, y los contemplo todos y cada uno de ellos todas las noches mientras repito melodías que a ti te encantaban, y comienzo a bailar lentamente por el suelo de mi habitación simulando que tú estas conmigo.
¿Debería contemplarlas una vez más antes de irme?
En mi caballete siguen tus pinturas y las mías, los cientos de papeles de nuestros bocetos pegados en las paredes y el techo de mi departamento, tu ropa peculiar por los brazos de los sillones y tu perfume en cada uno de los rincones de mi casa están intactos. Tú sigues aquí conmigo, pero yo no estoy allá contigo.
Por eso hago esto, por eso me descargo. Porque luego me iré a protegerte, sé que me necesitas y allí estaré yo, a tu lado, amándote y sacando del camino a cualquiera que me aleje de ti.
Tus últimos suspiros los recuerdo bien, como la sangre espesa salía de tu boca y de tus heridas, como acariciaste mi rostro con tus manos temblorosas y como juntamos nuestras frentes mientras decías las últimas dos palabras antes de que te fueras.
“Lo siento.”
¿Porque tuviste que conocer a ese chico a mis espaldas? Tú no necesitabas conocer a nadie más, tú me tenias a mi y con eso yo pensé que te bastaba.
¿Porque me mentiste todo este tiempo, porque durante 4 años?¿Que hizo ese maldito Jung Wooyoung para que cayeras ante él y todas tus palabras solo fueran pensamientos hipócritas y asquerosos?
Te acostaste tantas veces con ese imbécil, tanto que no podía contarlas. Y yo nunca me di cuenta, nunca me di cuenta de los calzoncillos que no te pertenecían, o los zapatos una talla más grande que se encontraban al lado de tu cama. Ni aquellos chupones que tu hacías pasar por moretones, ni tus ausencias en clases.
¿Porque me hiciste eso, Yeosang?
Y es que, verte allí, en tu cama la cual siempre pensé que estaba reservada para los dos solamente. Verte allí con Jung Wooyoung entre tus piernas, me quebró por completo, y tú te llevaste el castigo por eso.
Eras igual de falso que todos, eras tan diferente a como yo pensaba y te juro que poco me falto para ir a golpear hasta matarlo a ese infeliz de Jung Wooyoung que me alejó de tu lado.
Pero aún así, te perdoné. Aún así, a pesar de la mierda de persona que fuiste, te perdoné.
Yo siempre fui el único diferente. Pero eso ya no importa más, porque ahora estaré contigo de nuevo, y te juro Kang Yeosang, que ahora solo serás mío, y que nadie más te volverá a tocar un solo pelo, te lo aseguro, mi amor.
Te amo, y termino de escribir esto con los golpes en la puerta y con el aroma. de tu sangre aún en mis dedos.
Solo me arrepiento de una cosa, Yeosang, y espero que puedas perdonarme como yo te perdoné, aunque sé que nunca estuviste del todo arrepentido.
“Siempre me arrepiento de matarte, Yeosang.”
Fin
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