Capítulo 3

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-¡Otra vez no por favor!- Decía Camila mientras veíamos la sábana blanca que cubría el cuerpo de Hanna.
-¿Y esta ves que fue?¿también la mataron y se van a quedar sin hacer nada?- dije casi gritándole al oficial.
-Hacemos todo lo que podemos- me dijo con absoluta seriedad
María la madre de Hanna se acercó a nosotros y abrazo a la madre de Laura que también estaba ahí.
- Dicen que fue un golpe en la cabeza - dijo llorando - Alguien mató a mi niña con una piedra ¿Quién puede ser tan salvaje?-.
Esto no es casualidad, pensé yo, que después de leer cientos de novelas policíacas mi mente imaginativa buscaba una razón lógica para todo esto.
Debía haber un motivo, un móvil para tanta maldad, no es posible que alguien disfrute del placer de hacer daño, o quizás solo soy una expectadora en un mundo más perverso de lo que aparenta, mas adelante la verdad saldría a la luz, una verdad tan siniestra como la muerte en si, pero aún más amarga y fuerte.
Al día siguiente me llamo Diana desesperada.
- Se lo llevaron, del lo llevaron preso. ¿Como pueden pensar que fue el?esto es increible- me dijo por teléfono, cuando la logré tranquilizar le pregunté que había pasado y me respondió que se habían llevado a Daniel preso, cuando llegamos a la estación de policía ya Carla y Adriel estaban ahí. Veíamos desde el otro lado como interrogaban a Daniel, el no parecía estar muy bien, sus ojos se veían perdidos y su fuerte físico se veía débil. Llegaron los demás y vimos lo que se convertiría en un fatal interrogatorio.
-Dime la verdad,¿tu mataste a Laura y a hanna?- preguntaba el policía golpeando la mesa el señal de amenaza, pero Daniel no parecía escucharlo, sus ojos se perdían en las paredes que lo rodeaban, su boca se abría de una forma extraña, y sus labios se veían amoratados e inchados, la cabeza se le movía de un lado a otro y se veía mucho mas pálido de lo normal.
-¿ Sabías que Laura estaba embarazada?- Preguntó el oficial Rodríguez en un tono más suave y entonces si llamo la atención de Daniel .
-¿Como?- preguntó Daniel con la lengua un tanto enredada y frenando un poco el notorio contoneo involuntario de la cabeza.
- Embarazada, y te digo más, ese bebé no era tuyo- lo miro a los ojos. - Ya hicimos las pruebas y dió negativo, pero creo que eso ya tú lo sabías, y por eso la mataste, en venganza por estar revolcándose con otro -
Daniel miro hacia otra dirección y vómito un enorme charco de flema sangrías, el oficial lo tomo por los hombros y lo volvió a acomodar para que no cayera al piso, después hizo otra pregunta sin obtener respuesta, y segundos más tarde Daniel cayó sin pulso sobre la mesa de interrogatorios.
El aura de la muerte volvía a anunciar una partida, y un terrible escalofrío me recorrió la columna vertebral al ver como el 0ficial miro el cristal y nos dijo que se había ido.
De nuevo las sirenas, los uniformes las sabanas blancas y las malas noticias recurrían a mí como un espejismo, pero no lo eran, era la cruel realidad.
Nos estaban cazando uno a uno, y Daniel era el tercero.

Mi punto de vistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora