XI

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Habían pasado unas horas desde que habían escapado de aquella casa que se había vuelto su refugio, Aarón tenía tomada la mano de Aidan en las penumbras de los árboles

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Habían pasado unas horas desde que habían escapado de aquella casa que se había vuelto su refugio, Aarón tenía tomada la mano de Aidan en las penumbras de los árboles. Se habían separado momentáneamente de el grupo como tal, solo era cuestión de encontrarse en la vía. La horda de infectados iban tras ellos y sin sumar el hecho de que un grupo de hombres carroñeros les había incendiado los autos, para fortuna Matt y Amanda habían logrado escapar a tiempo en la moto.

— Rápido no hay tiempo de descansar — susurra Aarón, el sudor resbalaba por su frente, Aidan respiraba entrecortado.

— Hay que encontrar a mi prima — logra responder.

— Está con Tomás, estará bien lo prometo... Ahora vamos — vuelve a decir tomándolo de la mano, aquellos días que habían logrado descansar los habían puesto de algún modo algo más lentos. Llegaron a un barranco y sin darse cuenta  comenzaron a rodar entre las ramas, los golpes cesaron cuando ya habían llegado a la parte plana, se levantaron y siguieron el camino hasta llegar a un lugar prudente cerda de la vía, ambos tenían sus armas listas a la espera.

 Llegaron a un barranco y sin darse cuenta  comenzaron a rodar entre las ramas, los golpes cesaron cuando ya habían llegado a la parte plana, se levantaron y siguieron el camino hasta llegar a un lugar prudente cerda de la vía, ambos tenían sus ar...

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Amanda y Matt llegaban a un depósito que habían encontrado, unos cuantos infectados aparecieron de la nada, Matt se acercó con el cuchillo y se lo clavó en la frente al más cercano evitando hacer el mínimo ruido para no atraer a más de ellos. Amanda se encargaba de otros dos que se acercaban y una vez que acabó con ellos se adentraron al deposito, el lugar se encontraba oscuro así que Matt sacó una linterna iluminando el camino, llegaron a la oficina cercana y encendió la luz para ponerse a revisar sus cosas.

— Te quedarás aquí mientras busco a los demás — Dice mientras acomodaba su bolso, se acerca a la chica y le da un beso.

— Por favor no dejes a nadie atrás — responde preocupada la chica, Matt le devuelve una sonrisa y asiente.

— Sabes que no haré eso, ustedes me salvaron la vida y también se los debo, ahora evita a toda costa que la iluminación salga, tocaré la puerta tres veces y sabrás que seré yo — y sin más sale del lugar rápidamente, Amanda cerró la puerta y observó la apretada oficina, por precaución decidió apagar la luz y se fue al rincón a esperar a que Matt trajera de nuevo a sus amigos.

Crónicas Z: La InfecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora