capitulo 2

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Capítulo 2. Fin de semana salvado. Anthony y Aquiles.

-¿Me vas a decir que no fue gracioso?- Todavía reía con energía, esforzándose por hablar entre las risas. Aquiles lo había tomado del brazo y lo había jalado hasta sacarlo de la fiesta para meterlo a su automóvil.

-No puedes reírte de tu hermano frente a todos, tu imagen riendo aparecerá en unas horas en todos los medios.- Dijo Aquiles mientras se detenía ante la luz roja del semáforo.

-Pero fue muy gracioso, es decir ¿No viste la cara de Anatol? Fue, fue…- en realidad no sabía cómo describirla, el rostro de su hermano no reflejó otra cosa que no fuera seriedad.- ¿Por qué se habrá desatado la gorda?

Aquiles no dijo nada, a Anthony no le concernía lo que ocurrió, aunque fuera hermano de Anatol, era demasiado insensible como para compadecerse, entender o hacer cualquier comentario razonable y maduro.

-¿Qué tal si vamos  a un bar?- dijo Anthony que observaba hacia afuera, luciendo como si hubiera olvidado ya todo lo que lo había visto.

-¿Para qué?, te vas a emborrachar y alguien te va a grabar. Voy a llevarte a tu casa.

-¿Cómo?, es muy temprano para estar en casa.- Aquello pareció exasperarlo como si lo estuvieran castigando.- ¿Es que ya no me ves como a un amigo?, yo no tengo los mismos complejos que mi hermano, puedo ser amigo de quien quiera sin importarme si a la alta le molesta o no. No me importa si me graban blasfemando, gritando, ebrio, con putas, drogado o...

-No es eso,  por supuesto que eres mi amigo. Anatol solo obedece los protocolos, pero también es mi amigo. Es por eso que también me preocupa su reputación y su imagen. Vivimos en una sociedad en que la imagen y la reputación son muy importantes y más para ustedes. Si no quieres ir a casa está bien, pero te conozco y no te llevaré a un bar a exponerte. Iremos al gimnasio.

-Es muy temprano para…

-Si tienes algún problema con eso, lo resolveremos en el ring.- alzó la voz como soldado, pero le sonrió como un amigo.

Cuando Aquiles no estaba en el exterior trabajando, vivía en un pequeño departamento en la capital de Novum donde gastaba su tiempo en papeleos del ejército, saliendo con mujeres, visitando  bares, practicando en centros de tiro y ejercitándose en el gimnasio.

No lo llevó a un gimnasio costoso, lo llevó al que frecuentaba, el de su barrio. Anthony hizo una mueca al verlo desde el auto, era mucho más pequeño que los gimnasios a los que estaba inscrito, de hecho un vidrio a la entrada se encontraba roto, los equipos tenía la pintura descarapelada y algunos tenían arreglos provisionales hechos por los mismos deportistas. Sorpresivamente Anthony se abstuvo de hacer de hacer comentarios burlones y se limitó a caminar desganado tras Aquiles.

 Físicamente, Anthony se parecía mucho a Anatol, al nacer era igual de rubio que él, pero al crecer su cabello se fue oscureciendo,  al igual que sus ojos. Anthony se había dejado el cabello largo, en una corta melena ondulada que le llegaba hasta el cuello, mientras que su hermano lo llevaba corto y peinado hacia atrás.

 Aquiles, algo más bajo que los hermanos pero con más masa muscular, se sentía orgulloso de su fuerza física, su habilidad en el combate cuerpo a cuerpo y su excelente puntería.

El gimnasio estaba solo, en día domingo a esa hora pocas personas iban por más obsesivas que fueran. Anthony se subió a la gastada lona que se encontraba justo en medio del gimnasio y entre el resto de los equipos y sacos de boxeo. Se ajustó los guantes y empezó a calentar, recordó la última vez que peleó, hacía un año en la universidad. Desde la secundaria había aprendido boxeo y lo practicó hasta el último año de la facultad, no con la frecuencia y disciplina que a sus entrenadores les hubiera gustado, pero en aquel tiempo sí que podía dejar en knock out a más de un adversario.

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