Anoche soñé contigo

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Fue algo extraño, hacía ya años que no ocurría.
Nos conocimos cuando estábamos en la primaria, fui tu primer mejor amiga y tu fuiste el mío.
Soñé que nuevamente estábamos en el colegio, curiosamente estábamos en una clase de educación física, se me hizo algo interesante ya que como recordarás nunca fui buena con los deportes, ni con ninguna actividad física en general.
Estábamos realizando un circuito, esos que el maestro acostumbraba a elaborar para nuestras clases.
Todo iba de maravilla, era raramente buena en esa clase, pero claro, como no serlo si se trataba de un sueño solamente, terminamos la clase y nos llamaron para que nos formaramos, recordarás que eso siempre lo hacíamos antes de entrar a clases.
Esta vez nos formaron de una forma un tanto extraña, resulta que estaríamos situados en cada punto que unía al pavimento del patio del colegio, curiosamente te situaron detrás mío, y lo más raro es que me abrazaste por la espalda y recargarse tu barbilla en mi hombro, mi única reacción fue recargar mi espalda en ti y reclinar mi cabeza hacia atrás y situarla en tu hombro mientras acariciaba tu mejilla con mi mano.
Paso un poco de tiempo, posiblemente 5 minutos y deshicimos el abrazo, te apartaste de mi lado y en ese momento comencé a llorar, sentía las lágrimas bajar por mis mejillas mientras trataba desesperadamente de secarlas, cuando te diste cuenta me abrazaste de una manera en la que sentí que todos los pedazos de mi corazón volvían a unirse.
Llore y tu tratabas de consolarme, limpiaste mis lagrimas y me decías que todo estaba bien, que no habría quien quisiera hacerme daño, que estaba contigo y eso era lo importante, me decías que me protegerías.
Comenzamos a subir las escaleras para ingresar a nuestro salón y tu me preguntabas la razón por la cual estaba llorando.
Te dije que no importaba, que no te quería preocupar, y aún así me dijiste que no importaba si te lastimaba con lo que te iba a decir, que aunque fuera algo cruel que confiara en ti y te dijera, que te preocupabas por mi y que no querías volver a verme mal.
Te conté lo que me pasaba y la razón por la que había llorado, pero lo que menos esperaba era tu reacción, no te molestaste y mucho menos te preocupaste.
Al contrario, dijiste que era algo insignificante y que no había ninguna razón para que actuara de la manera en la que lo estaba haciendo.
En ese preciso momento desperté, y tenía lágrimas en mis mejillas, extrañamente me sentí tranquila pero decepcionada al mismo tiempo.
La última vez que te había visto fue en la fiesta de Carmina (nombre ficticio que utilizaremos para la persona) en la cual te descontrolaste y hubo que hablarle a la patrulla.
Esa vez tenía unas infinitas ganas de acercarme a hablar contigo.
Pero no fue posible.
Te extraño pero nada puede ser como antes.

Todo Lo Que Me Faltó Decirte Mejor AmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora