Taxi Driver [Yoonkook](Mini Historia)

03

Días después

Mi auto había arrancado durante unos días, pero hoy nuevamente estaba poniéndose sus moños, así que no tuve más remedio que llamar al taxista.

Le marqué aproximadamente hace 35 minutos y ya estaba desesperado. De pronto un bonito auto rojo se estacionó frente a mi, no era lujoso pero tampoco estaba tan equis, no pensé que de el saliera el taxista. Levanté mis cejas al verlo salir, su cabello desaliñado, lentes del sol, pantalón negro de mezclilla y camisa negra de botones desfajada y con los primeros 3 abiertos dejando ver su blanco pecho y parte de su clavícula, se veía... no quería decirlo pero se veía muy caliente. Y bendito aire que siempre hace de las suyas y me permitió oler nuevamente ese delicioso perfume.

- Bien -dijo una vez estuvo frente a mi - ¿dónde está el Mercedes?

- Ah no, yo estoy muy bien gracias por preguntar ¿tu que tal? - le reclamo su mala educación y el solo frunce el ceño

- ¿que somos amigos? - me dice pero lo ignoro

- Veo que no trajiste tu pollo móvil

- Nop, mi TAXI - recalcó- es para trabajar. Hoy traje a Hell boy. - sonrió con suficiencia.

- pues es bonito- levanté la barbilla- pero no es la gran cosa, e visto mejo...

- Si si, como sea. - me interrumpió y yo hice un mojin - ¿donde está tu carcacha?

- ¡QUE NO ES UNA CARCACHA!- le di un manotazo en el hombro - está atrás, en la piscina. - el me miró de pronto.

- No literalmente aish. - yo caminé para que me siguiera y así lo hizo, cruzamos el patio y la puerta de división hasta donde estaba la piscina y la cochera, allí está. - lo señalé a unos cuantos metros de la piscina.

- Manos a la obra, traje herramientas - levantó su maletín

- Vaaaya. - dije como si fuera algo interesante y el sin borrar su sonrisa fue al auto. Detestaba esa sonrisa tan... soberbia, burlesca, hermosa y grata de ver,  odiaba admitir que era bonita pero a mi mismo no me podía mentir.

El taxista se agachó para dejar el maletín y como no queriendo y sin poder evitarlo eché una miradita a su trasero. "Mmm, firme... no es su mejor dote".

El taxista volvió a levantarse y abrió el cofre del auto , la camisa negra que tenía puesta hacia marcar sus omóplatos perfectamente, sus músculos se veían increíbles, no iba a negarlo, era un hombre excesivamente guapos.

- Creo que tendré que checarte la parte de abajo -dijo repentinamente y yo asentí hasta darme cuenta de su doble sentido

- imbécil - dije descruzándome de brazos
Y el solo soltó esa risita burlesca que me hipnotiza. Se sentó en el piso y metió la mitad de su cuerpo debajo del auto, mis ojos se ensancharon al ver tremendo bulto intacto dentro de sus pantalones. Su entrepierna se marcaba demasiado, podría pensar incluso que está excitado. ¿lo estará? ¿se excitará solo con verme? "Soy irresistible" pensé sonriendo y de pronto me pregunté por que demonios me preocupaba tal cosa.

- Ya se que se te hace agua la boca con ver lo que podrías comerte, pero ¿podrías espabilar y pasarme esas pinzas? - no me había dando cuenta en que momento sacó  su cabeza para mirarme, mis mejillas se tiñeron de rojo, me había atrapado fisgoneando y ahora se burlaría de mi, caminé y tomé las pinzas señaladas y se las pasé. - Gracias - me guiñó un ojo y yo rodé los ojos alejándome nuevamente.

Pasaron cuarenta y tantos minutos, hacía un calor infernal y tenía demasiada sed. Durante ese tiempo me senté,  caminé por los alrededores, me acosté, me burlé de las veces que se golpeó en la cabeza y ya me estaba aburriendo. Me levanté del suelo y fui a la cocina, tenía bastante sed ya y requería de algo que me refrescara, regresé a la piscina con un vaso de limonada y me paré a un lado del taxista quien ya estaba levantado también y un tanto sucio de la cara. El me miro cuando estaba apunto de darle un sorbo al agua y antes de que pudiera pegar mis labios en el vaso, me lo quitó de las manos.