Capítulo 02: Alex 🥀

10.8K 476 10
                                    

La puerta se abrió de golpe.

No me asusté. Tenía que ser valiente el resto de tiempo que me quedara. Sobrellevar lo malo, en honor a ella. Quién dio lo mejor de si por criarnos.

Levante mi vista, mis ojos se enfocaron en aquel sujeto.

Ya lo conocía.

El mejor amigo de Dan.

El mismo que lo metió en esta vida de mierda.

El mismo que ahora lucia más maduro, el doble de lo que alguna vez fue. Ya no era un crío flacuchento que pasaba hambre. El tenía porte, tenía musculatura. Tenia una mirada imponente, sus ojos celestes ahora eran fríos. Ya no tenían ese brillo. Ya no había una sonrisa. Una cicatriz yacia en su mejilla derecha. Tatuajes cubrían sus brazos, su cuello. En su oreja había una argolla. Su imagen era distinta.

- ¿Qué mierda haces aquí Alex?

Mi voz era vacía, cansada.

Cerró la puerta tras de sí. Se encogió de hombros.

- Hago justicia por lo perdido. Nadie jamás se atreve a robarme y sale invicto.

Escuche esa palabras, mi mente trabajo rápido. El imbecil de Dan le había robado a él. Todo indicaba que Alex no era cualquiera en ese mundo de mierda. Había escalado en esa mugrienta pirámide pandillera.

Ya sabía a quién más odiar en esta vida.

- Matame luego si eso quieres, Dan no pagará ni un puto peso por mí. Está consumido Alex, tú más que nadie debe saberlo.

La dureza en su mirar seguía allí, nada en el aparentaba ser amable pero... aún así se acercó a mí, cogio una mecha rebelde de mi cabello y lo dejo detrás de mi oreja. Sus ojos tal hielos fueron hacia mis labios. Se detuvo en ellos unos segundos.

- Ya pagó.

Lo miré sorprendida estaba incrédula. ¿Dan me había salvado?

Se alejó de mí, dispuesto a irse en dirección a la puerta.

- Espera - lo llamé- si... si es así ¿Cuando podré irme?

Se giró, negando con la cabeza.

- Nunca. Ahora me perteneces, yo decido por ti.

- ¿Qué quieres decir?

- Lo que oíste, cielo. El te dejó a tu suerte, te entregó a mí. No me hagas arrepentirme o acabarás muerta junto con él.

- ¿Lo mataste?

Mi tono de voz era neutral, no sabía que sentir. Analizo mis gestos, mis expresiones, pero no había nada en mí.

- No aún, todo depende de ti.

No había sentimientos en él, estaba jodido igual que mi hermano, que yo... sólo que de otra forma. Lo presentía.

- ¿Qué te pasó? - las palabras salieron de mi sin pensar.

Una sonrisa ladina que no llegaba a ningún lado apareció.

- Lo que a todos, estrellita. - Ocupo aquel apodo que ya había olvidado, sólo el me llamaba así cuando chica- Cambios. Lo que fui no te molestes en recordarlo. No vale la pena. Lo que tengo es con lo que la vida me sonrió.

Dijo esto último casi con pesar, se giró y cerró la puerta.

Me acurruque en la cama, encogiendo mi cuerpo lo más que pude.

Hice justamente aquello que no valía la pena, lo recordé.

Una tarde, hace años atrás. Yo tendría 8, me asomé por el ventanal esperando que Dan llegará. Había salido, como tantas veces. Llegaría justo a la hora de cenar.

Así fue, lo vi llegar. Apoyado a él había un niño. Tendrían la misma edad.

Recuerdo aquel rostro pálido, huesudo. Un moretón adornaba su ojo. Cogeaba, y se recargaba en mi hermano para avanzar. Me apresure en abrirles la puerta, grite cuando levanto su rostro y sangre escurría por su labio.

Nuestra Nona corrió a su encuentro, lo hizo pasar. Lo limpio y curo, yo observaba curiosa. Mi hermano no se separaba de su lado. Cada cosa que me pedían la traía. Mi abuela en todo momento negaba con la cabeza, lo miraba con angustia y pena mientras Dan explicaba que un sujeto ebrio lo golpeaba. Le ofreció quedarse a cenar, y aceptó tímidamente. La cena fue tranquila, no podía evitar mirarlo.

Quería cuidarlo.

Ese fue el inicio de sus visitas a casa, de su amistad con mi hermano, de su compañía al cenar con nosotros.

Tiempo después supe que aquellos golpes que se asomaban de vez en cuando se los hacía su padre. Que tenía 13 igual que Dan y que su madre sufría depresión.

En casa lo cuidabamos, yo misma cure sus heridas un par de veces.

Sabíamos que andaba en malos pasos. Acostumbraba a robar, no ir a clases, y ser un chico problema. Y Dan también.

Mi abuela los aconsejo, pero 5 años más tarde ya no había nada que hacer. Su madre había muerto y a esa altura mi abuela ya estaba enferma, Dan y yo trabajamos por mantener las deudas a raya y a ella sana.

Aunque en realidad mi hermano poco colaboraba, no volvía casa, llegaba drogado y bebido. Alex lo traía cuando no se podía su culo. Había tomado peso pero seguía con su apariencia delgada, nadie se le acercaba. Solo yo no les temía, los conocía tan bien. Eran niños criados en la miseria. Aún cuando abuela trató de darnos lo mejor, las cicatrices eran más grandes.

Poco tiempo después, una noche simplemente se fueron.

Ahora aparecían nuevamente en mi vida y se dispusieron a joderlo todo.
La elección de vida que llevaban los había marcado y destruía todo a su paso.

Mis ojos humedecidos de tanto llorar se rendían al cansancio de mi alma.

Quería creer que nada de esto estaba pasando, y mientras más quería creerlo más sabia que era cierto.

Ella ya no estaba.

Me dejé llevar por la inconsciencia.


No olviden apoyar con su voto y comentarios, se los agradecería un montón. 😘😘
En la foto Alexander. Lo dejo nuevamente por aquí si no les carga.

La obsesión de AlexanderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora