El REGRESO DE UN DIOS

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-Seiya me podrías explicar... que fue lo que para que alguien tan fuerte como tú saliera lastimado de tal forma- acomodándose las gafas

-supongo que merecen una explicación... bien, lo que pasó fue...- relatando lo que sucedió un mes atrás

Después de separarse de Tomoki para ir a pescar buscaron por todos los límites de la isla y no encontramos ningún banco de atunes por lo que decidieron salir un poco al fondo del mar –maldición parece que tendremos que ir a un lugar porque no hay ningún atún por aquí- decía el peli café –Seiya, porque no vamos bajo el agua, tal vez tengamos suerte y uno que otro atún pase por nuestro lado- decía una Ikaros toda empapada de tanto buscar bajo el agua –tienes razón, pero yo no puedo estar tanto tiempo bajo el agua al contrario que tú que si quieres podrías vivir bajo el mar-

-Seiya- mostrándole una carta brillando y saliendo unas píldoras color celeste –con esto podrás respirar bajo el agua el tiempo que quieras- ofreciéndole –bueno, supongo que es lo mejor por ahora- tomándosela sintió que ya no podía respirar siendo jalado por Ikaros al agua, dentro del mar este recobro oxigeno pero sintió que se hundía muy rápido pensó que tal vez había descuidado su dieta, viendo que lo que realmente lo hundía era el peso de Ikaros; llegando al fondo –oye Ikaros, no quiero ser grosero pero tal vez estas engordando un poco- ella al escuchar eso se volteo mirándolo, lo que hizo arrepentirse a Seiya de haber dicho eso –mis alas absorben la humedad por lo que ganan peso y hace que sea menos densa-


Luego de la explicación de Ikaros ambos continuaron caminando sin rumbo fijo buscando un atún para llevarlo y cocinarlo, esto le trajo muchos recuerdos a Seiya cuando peleo contra Poseidón y sus 7 generales marinos con sus amigos por la tierra, después de todo caminaban por donde se podía observar edificaciones antiguas como pilares, estatuas, etc. Se encontraban con diferentes criaturas como medusas que los veían como intrusos pero retrocedían ante la presencia de Seiya, calamares gigantes que los envolvían y los arrastraban a aguas más profundas pero siempre termina golpeados, tiburones que los acechaban nadando alrededor de ellos intentando encontrar sus puntos ciegos y otros animales. Caminando por los mares perdieron el concepto del tiempo pues para ellos solo existían ellos, lo cual aceleraba el corazón de Ikaros sin saber por qué; ya que el hecho de estar sola junto a su hermano la hacía sentir relajada y emocionada muy dentro de ella sin que esta misma lo notara. Por otra parte Seiya pensó que el haber entrado en el mar y más aún en el territorio del dios de los mares lo hacía sentir preocupación por el hecho de que el sello de Athena había perdido fuerza debido a su muerte en los elíseos –hey Ikaros, creo que será mejor regresar, los otros deben estar preocupados por nosotros- tratando de que volvieran –no Seiya, prometimos atún y eso será lo que traigamos... no fue tú el que dijiste que nunca rompes una promesa- mirándolo con mirada acusadora –si pero esta es otra cosa, estamos muy cerca del templo principal de Poseidón...- era muy tarde, al parecer la vida los odiaba pues habían encontrado el sustento principal y para joder el día había un enorme banco de atunes cerca de un enorme jarrón que se encontraba en el exterior del templo más específicamente donde fue vencido por Athena con un signo que tenía escrito "ATHENA", este alarmado pensó que lo mejor sería retirarse pero... Ikaros ya se encontraba ahí para el colmo estaba muy cerca del jarrón, este alarmado fue lo más rápido que pudo, al parecer había llegado a tiempo –oye Ikaros, tienes idea de lo que estuviste a punto de desatar sobre el mundo- hablándole lo más serio –lo siento- mientras se disculpaba por lo que pudo haber hecho, Seiya pensó que tal vez se había excedido un poco, con tal no había hecho nada malo – tienes que saber que si este jarrón llegase a abrirse muchas familias morirán- explicándole –lo siento- alejándose del jarrón, pero en eso sintieron que el agua desaparecía poco a poco al grado de que subiera de nivel y pareciera un cielo que se podía contemplar debajo del mismo mar además de que una luz emerge del jarrón como una explosión expulsando todo a su alrededor, Seiya al notar ese cosmos no pudo evitar sentir un escalofrió recorrerle todo su cuerpo

El Pegaso y el ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora