LA PRIMERA DECISION DE UNA ANGELROIDE

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Seiya se encontraba en una situación de vida o muerte pues se enfrentaba a algo peor que los santos de oro, generales marinos, espectros inclusive mucho peor que enfrentarse a todos los Dioses olímpicos solo; si estamos hablando del enemigo natural de los adolescentes las MATEMATICAS. –maldita sea, ese profesor cree que somos maquinas o qué, me rindo no puedo hacer esto, sirvo mejor para los combates que para esto- decía un Seiya completamente derrotado

-esto es imposible los problemas de Takehara sensei no son para la gente normal, pero no pienso rendirme, terminare esto de una forma u otra- hablando con mucha determinación -increíble Tomo chan, pero como lo harás, yo no entiendo ni lo que quiere decir-

-eres tonta o que, sí tu no entiendes peor es este inepto- se burlaba Seiya – cállate, apuesto a que Tomo chan puede hacerlo- toda furiosa –vale apostemos, un favor-

-que quieres decir- toda roja pensando en que le obligaría a hacer algo sucio y pervertido –me refiero a que cuando uno de nosotros necesite ayuda el otro debe aceptar sin protestar que te parece- con estilo mafioso –trato- dijo Sohara –bien, como quieras después de todo ya gane- reía Seiya –cállate, oye Tomo chan verdad que descubriste la forma de resolver este problema- con esperanzas

-eres sorda o que, Seiya ya te dijo que si tu no entiendes peor sería yo, así que simplemente enfrenta la derrota, después de todo una apuesta es una apuesta- tirándose al piso, muy dentro de el reía de manera siniestra pues quería verla perder para saber qué tipo favor pagaría –no te preocupes no lo tomare de inmediato, con el tiempo te lo cobrare, vale- dijo Seiya, -por ahora hay que centrarnos en resolver esto cuanto antes. Ya sé, Ikaros podrías prestarme una tarjeta para resolver este problema- entusiasmado –no, de ninguna manera es que acaso ya olvidaste los problemas que nos dio- toda seria –vale y yo que pensé que era buena idea- con tristeza

-Tomo chan, donde estas, parece haberse ido- sintiendo que algo la observaba pero no sabía de dónde venían las miradas pervertidas –oye Seiya deja de mirarme de esa forma-

-pero yo no te estoy mirando- vio a Tomoki debajo de la mesa y con señales le indico que estaba bajo la mesa, toda roja preparando su brazo no sin antes que Seiya saliera de ese lugar por miedo a salir en el fuego cruzado –Tomo chan espero estés preparado para tu castigo- con cara de pocos amigos –maldición me descubrió, debo hacer algo o...- tarde fu su reacción por el tremendo golpe que lo estampo contra el suelo en un pequeño cráter por Dios nunca así nunca terminaremos con la tarea. Ya se tal vez si le preguntamos algo a Sugata sempay nos pueda enseñar algo de MATEMATICAS- tronando rayos –esperen que como diablos se escuchó los rayos si no hay nubes y el cielo está despejado; sin duda alguna esa palabra esta maldita- en su forma chibi cruzándose los brazos como si supiera de algo

Casa de los Sugata

-Lo siento pero aquí no vive ningún adolescente con ese nombre, buenos días- serrando la puerta bruscamente –pero no hay otra casa con el nombre de Sugata, que deberíamos hacer- mientras pensaban de cómo encontrar a Sugata a lo lejos se podía observar que Seiya junto con Ikaros jugaban a perseguir una pequeña mariposa pues Seiya se mostraba más sobreprotector con ella desde a noche

-vaya si no es Tomoki. Que les trae por aquí- con su típica sonrisa –presidenta, como esta- haciéndole una reverencia –parece que ustedes dos están en una cita, no me sorprende después de todo están en la edad de poder bañarse juntos y si no mal recuerdo hace pocos días me contaron que Tomoki elige tu ropa Sohara- les hablaba toda picarona –eso solo fue un accidente- rojos a mas no poder

-veo que no sois los únicos en una cita- viendo en la parte de atrás a Seiya e Ikaros jugando como niños –al menos ellos aún son puros de corazón pero ustedes por lo que veo están corrompidos- lo dijo de una forma amable pero sádica a la vez. No tenían nada que decir pues ella tenía razón después de todo lo que habían pasado nadie podía decir que eran santos

El Pegaso y el ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora