Anya
—No sé de quien se trata pero si puede sentirnos como nosotras podemos hacerlo entonces debería haberse presentado —digo mirando a Nate que me da una mirada de aprobación.
—Pero ¿por qué debería ser su obligación presentarse? Digo quizás sea tímido, o tímida —replicó Thalassa con su dulzura característica.
Claudette la miró con una sonrisa taimada en la boca y soltó con su típica crudeza.
—O quizás no le sale de los ovarios, o de lo que sea que tenga, quien sabe y es uno de esos ermitaños.
Nate se tapó la boca mientras una tos lo sacudía.
Apreté los labios evitando sonreír sabiendo que lo que en verdad hacía era camuflar una sonrisa. Lassa se había ruborizado y apartado la mirada.
—Más bien si debería ser su obligación —insté a Nate a hablar luego de haberse recuperado de su reciente ataque de "tos".
—Los brujos, al menos los que llevamos años en esto de la magia conocen el protocolo, no se lo llamaría acto de elegancia pero es casi un deber y una muestra de amabilidad presentarse cuando acaban de llegar a un lugar con los brujos que ya viven allí, es su terreno y debe ser respetado.
—O sea que es una clase de etiqueta —añadió Claudette.
—Es más bien una muestra de paz, de que respetas el territorio y las leyes de quien lo ocupan, como hice yo cuando se convirtieron en brujas.
Minutos antes de que mis amigas se reunieran con nosotros Nate había compartido esta información conmigo. Nuestra inexperiencia en esto del mundo mágico todavía nos incomodaba. Ya sabíamos algunas cosas pero había muchas otras que aún se mantenían en la sombra y mi novio (todavía no podía creer que éramos eso) no podía enseñarnos todo del tirón y si como nos fuera llegando.
—Así que si no se ha acercado a nosotros es porque no viene en son de paz —el ceño de la italiana se había arrugado en una expresión de furia fría y cautela.
—O porque es nuevo como nosotras en esto de la magia y aun no conoce las reglas —añadió Lassa con positivismo.
—Debemos reconocer que ni siquiera nosotras sabría de esto si no fuera porque conocemos a otro de nosotros.
Una sonrisa destella en dirección de Nate que se sonroja levemente. Por debajo de la mesa atrapo su mano en la mía. Sus ojos, zafiros luminosos, se estancan en los míos. La profundidad de su mirada me hipnotiza y siento que a él le sucede lo mismo. Nuestros rostros se acercan como si fuera a cámara lenta y nuestros labios chocan con delicadeza. Amaba su sabor y suavidad. Lejana-mente me llegó un suspiro soñador y un ruido de asco que identifiqué inmediatamente. Claudette se ponía así al solo ver una muestra de cariño. Nate y yo nos separamos todavía abrumados por la intensidad de nuestro beso al sentir que la hora del almuerzo había acabado.
—Debemos estar atentos y ver si identificamos quien es el otro —añadí mientras todos juntos caminábamos hacía nuestras respectivas clases.
—Y si lo encuentran por favor. Recuerden ser pacíficas —agregó Nate mirando con seriedad casi paternal a Claudette que le lanzó una sonrisa coqueta.
—¿Quien dice que no soy pacífica? — agitó su cabello ligeramente dorado e hizo un puchero con sus labios rojos Sangre de Cristo.
Nos lanzó un guiño de despedida y sin esperar a Lassa se puso a caminar con un movimiento sensual de caderas inevitable de no notar. Thalassa rodó los ojos y se marchó casi corriendo detrás de ella mientras susurraba improperios a sus nuevos tacones. Sacudí la cabeza. Eran incorregibles*. Miré a Nate y después de un pestañeo soltamos una carcajada.
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Tres Brujas ¿Enamoradas?©
Teen Fiction°Hola, mi nombre es Anya Rialaithe, tengo descendencia Irlandesa pero vivo en España desde que tengo uso de razón. Me apasiona el arte, pero eso se lo dejo a mi hermana, a mí me va más la cultura clásica y las lenguas extranjeras. Os voy a contar có...