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Tirado.





Acostado.







Echado.







Depresiva.







Con dolor.









Con pena.









Triste.









Me rindo.























Jamás podría conquistarla, tiene una obsesión con las mujeres, sobre todo aquellas que le aceptan acostarse de inmediato, pero ¿quién en su vida no aceptaría acostarse con ella? Es jodidamente perfecta. 

Un jodido ángel que me tiene hasta la espina dorsal a su completa merced.

La conocí cuando yo tenía tres años y ella cinco, solía cuidar de mi cuando nuestras madres nos usaban de pretexto para reunirse y conversar durante todas las tardes de los viernes.

Era común, -en cada comienzo de fin de semana- vernos entre las cuatro de la tarde, hasta pasado las siete, a veces decidían quedarse a tomar un té y solían irse pasado las nueve de la noche.

Era normal, cada viernes la esperaba con ansías, esperaba a que llegara y así podría jugar con ella, aunque debo decir que, en parte, al ser una de mis únicas amistades en la ciudad, ansiaba esos viernes donde por fin tendría compañía... 

Pues...

Soy algo afeminado, quizás más que ella, solía averiguar con qué cosas le gustaría jugar y mamá siempre me insinuaba que las niñas juegan con cosas de "niñas", cuando ya tenía seis comprendí que eso estaba mal y era a mí al que le gustaba jugar aquellas cosas y no me iba a importar lo que dijeran los demás.

Ella no, aún recuerdo la primera vez que la vi, es difuso, siempre me quise aferrar a ese primer recuerdo de ella y su obsesión con los gatos, a todos lados andaba con una pulsera de tela parecida a la goma con un cascabel, aquella que sigue usando hasta el día de hoy.

Para mi era muy extraño verla solo jugar con ello, solía levantar su mano y admirar aquella joya para ella y mover su muñeca para escuchar el ruido, reía una vez la dejaba de mover y la vibración del sonido permanecía. Amé ese detalle de ella, pero siempre fui un poco pequeño y nuevo en ello, por lo que, en esos momentos, no entendía que ella se volvería en el amor de mi vida.

También, tengo un vago recuerdo de ella, usando una remera blanca sin mangas que tanto le gustaba ponerse, sobre todo cuando iba a mi casa. Aquello lo descubrí a los siete años, era una remera algo grande para mi gusto pues mostraba demás, pero la tenía en todas las tallas posibles porque cada año que crecía podía ver que le quedaba igual, a esa edad descubrí que su madre se había encargado de comprarle una para cada año.

Aquella la usaba con un peto negro para tapar su pecho invisible (para esa edad y las anteriores), solía y suelo molestarla por ello y varios viernes llegó sin ese peto y siempre me sonrojada al ver sus pezones sobresalir o transparentarse en aquella remera.



- ¿De nuevo piensas en mi pervertido?



¿Por qué?

¿Por qué tenía la jodida costumbre de treparse por el árbol que da a mi pieza y entrar a ésta como si le perteneciera?

¿Por qué solo los viernes usaba esa jodida remera y justo hoy no usaba algún sostén o peto que le cubra su busto un poco más crecido?

¿Por qué jodidos tenía que tener justo en estos momentos sus pezones duros?



-Ew... Sólo no te masturbes pensando en mi... Saludaré a tu madre.

Joder.

(Wo)man -Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora