Remordimiento

573 47 27
                                    

De nuevo a Tadashi le era imposible dormir. Acariciaba sus brazos lastimados con cariño. Quién diría que ese pequeño pudiera tener tanta pasión guardada. Se maldijo a si mismo por no seguir. Lo tenía entre sus manos y se detuvo, ¿qué importaba si Hiro lo había encontrado primero?, él seguramente podría cuidar mejor a Miguel. Estaba seguro de que eran él uno para él otro.

Se recostó en su cama y el insomnio lo hizo pensar en su situación actual. Si no hubiera ocurrido el incendio seguramente tanto él como su tía y Hiro estarían bien. Su hermano seguiría estudiando tal cual lo hacía en la universidad y seguirían tan unidos como siempre.

Si él hubiera muerto aquel día también hubiera sido bueno. Quizá así Hiro sería consolado por el amor de su tía o inclusive Baymax, «hasta pudiera haberse hecho un superhéroe», tan solo de pensar eso hizo que una sonrisa apareciera en su rostro.

Por otro lado… si Hiro hubiera muerto él se hubiera sentido devastado. Se habría culpado cada día por haberlo llevado a la universidad. Se habría dejado hundir en la culpa. Tal vez lo único que hubiera podido sacarlo adelante sería que con un poquitín de suerte se hubiera topado con Miguel de casualidad. Al cruzar palabras ambos se hubieran dado cuenta que eran almas gemelas y, armándose de valor, le hubiera pedido que fueran novios.

— Y entonces… Miguel sería mío y de nadie más— Otra sonrisa apareció en Tadashi; esta fue rápidamente borrada por la culpa. «Yo no quiero a mi hermano muerto, solo quiero quedarme con su novio», «¿eso me hace a mi malvado?», «¿como puedo hacerlo entender que Miguel debe estar conmigo y no con él?»

Se revolcaba en la cama intentando idear una respuesta coherente pero ninguna le convencía. Su hermano era demasiado necio como para darse cuenta de que Miguel y él hacían la pareja perfecta.

Buscó en uno de sus cajones hasta que encontró una foto donde estaba él junto a su hermano y su tía. La imagen era algo vieja y los dos eran muy jóvenes. Tapó la cara de Cass con su dedo porque sentía que lo regañaba.

—Hola hermanito verás… estuve pensando… quisiera que Miguel fuera mi novio ¿Me lo pudieras dejar por favor?— se imaginó a sí mismo siendo atacado por láseres, «definitivamente eso no funcionará»

—Hermano tengo una enfermedad terminal… creo que moriré en pocos meses. Cómo último deseo quisiera que me dejaras ser novio de Miguel— eso tampoco serviría, Hiro no era tan estúpido como para caer en eso.

—Hermano… sabes que te amo demasiado. Te he intentado cuidar lo mejor que pude desde niño. Sé que he hecho un pésimo trabajo, pero te juro que me he esforzado de corazón. Ahora tengo algo que confesarte, quizá me odies por eso, pero es algo que no puedo controlar. Estoy muy enamorado de Miguel, lo amo como jamás he amado a nadie en mi vida — la mano sosteniendo la foto empezó a temblar— eso me parte el alma Hiro… perdóname hermano bebé, te quiero mucho, no quiero lastimarte— abrazó con fuerza la foto, como si el amor que demostrará a ese objeto inanimado fuera a impedir el daño que estaba por provocarle a Hiro.

Su mente volvió al hecho de que su hermano aún estaba fuera, generalmente no tardaba tanto «espero no hagas una estupidez», habló en su mente mirando la imagen.

Decidió bajar para esperarlo. Se colocó frente a la puerta principal mientras trataba de no quedarse dormido. No podía de dejar recordar tiempos antiguos, cualquier memoria le parecía hermosa, desde los momentos donde jugaban juntos hasta los berrinches de su hermano. Visto desde la perspectiva actual todo eso era un tesoro, uno que quizá no volvería a tener por la traición que había cometido.

«¿También me quieres como yo te quiero hermano? Espero que si», le entregó un beso a la foto.

Al cabo de dos horas su hermano entró. Tenía la armadura puesta solo faltando su casco. Era la primera vez que lo veía así, generalmente el menor ocultaba sus proyectos a Tadashi, pero ahora pareciera que no le importaba.

—H-hola hermano.

—¿No te parece estúpido?— escupió apenas entró.

—¿Qué cosa?

—Cómo el gobierno hace su trabajo.

—No entiendo… ¿A qué te refieres?—  sospechaba de que se trataba pero no quería creerlo, no quería imaginarse que su hermano hubiera matado a alguien. Solo pudo atinar a colocarse una sonrisa triste y tratar de tomárselo a juego.

—Es ridículo que gente tan bonita como Miguel tenga que esconderse mientras sujetos venden basura en las calles. En lugar de hacer el mundo mejor el gobierno se dedica a mirar para otro lado cuando debe actuar y somete a algunos solo porque hay gente que tiene miedo de no ser eficiente… es muy ridículo y patético.

—Hacen lo mejor que pueden hermanito, tienes que comprender que no es fácil lidiar con algo así. Por favor no te estreses por eso.

—Si no pueden con esa débil basura creo que realmente no tienen poder. Quizá… alguien debería tomar el control de todo. Alguien con verdadera fuerza para poner las cosas en orden— las palabras eran pronunciadas con un odio seco y frío, como si al haberlas repetido numerosas veces dentro de su cabeza hubieran sido despojadas de cualquier emoción.

A Tadashi se le fue el aliento, no tenía forma de minimizar lo que su hermano acababa de decirle. Aquello no era el hermano bebé que recordaba, era una bestia dispuesta a comerse el mundo entero.

El menor dio un gran suspiro y relajó un poco sus facciones—no te preocupes hermano, se que tú no te meterás en mis planes ni buscas dañarme. Las personas como tú deberían relajarse— Hiro pasó por un lado y se dirigió a su habitación— los demás… creo que ya deberían de irse preparando para lo que viene.

Tadashi se quedó inmóvil. La culpa por lo que hizo con Miguel fue remplazada por terror. Dentro de sí tenía la urgencia de ir corriendo e impedir que ese monstruo tocará a Miguel; más sin embargo sus piernas no respondían. De nuevo era un inútil, así como lo fue cuando su tía quedó atrapada en el incendio.

Cerró su puño con fuerza arrugado la foto y apretó su mandíbula. Era suficiente de esa actitud derrotista, no podía dejar que su hermano hiciera lo que quisiera, tampoco quería que arrastrará a Miguel a un mundo horrible. La mejor arma que tenía era su obsesión y su mejor aliado era el insomnio; utilizaría ambas cosas para formular un plan en caso de que su hermano amenazara la ciudad. Era tiempo de demostrar quién era el mayor. «no te preocupes Miguel, yo te voy a proteger».

Hiro entró a su habitación para encontrarse con Miguel, este le daba una mirada triste. Al verlo Hiro tuvo la necesidad de disculparse sin saber porque.

El mexicano lo observó quedándose callado por un momento, «tengo que decirle lo que pasó con Tadashi, no puedo ocultarle eso»

Hiro enseguida se quitó su armadura antes de que el otro pudiera decir nada, despues lo miró asustado.

—Te deje solo… estabas asustado y te dejé solo Miguel. Tenías mucho miedo y me tarde mucho en llegar— de nuevo ese sentimiento de culpa apareció, al parecer el mexicano era con él único que podía despertar eso en él.

—No te preocupes solo hacías el trabajo de un héroe, yo entiendo.

—Yo… no soy un héroe, no lo soy. No te pude proteger cuando te sentías vulnerable.

—Escuchame Hiro, nadie puede controlar el destino, no tienes porque presionarte tanto, es imposible que podamos evitar todo el peligro.

—Pude haberlo hecho, lo que pasó con tu papá no debió ocurrir.

—Nos ayudaste mucho de todas formas. Te preocupas demasiado, eres igual a Dashi.

— ¡No me compares con él!— frunció el seño.

—¿Por qué no?

Hiro se dio cuenta de lo grosero que fue por la expresión de Miguel— Perdóname, no quise alterarme.

—¿Qué tienes en contra de tu hermano?

—¿Recuerdas cuando te dije que algunas personas hacen idioteces?

—Si, lo recuerdo bien.

—Retiro lo dicho, él si es un idiota, no deberías de hacerle caso nunca.

—Owww no sabía que estabas tan enojado con él.

—¡No estoy enojado con él!

—¿Qué fue lo que te hizo?

—No me hizo nada, no quiero hablar de eso— se acostó arriba de Miguel y abrazó su pecho, el mexicano se sentía como un salvavidas en medio de un océano horroroso e interminable.

El menor lo observó detalladamente. Al parecer Hiro tenía un llanto dentro que le era imposible expresar y había sido enmascarado bajo la imagen de un chico rebelde. ¿Sería ira, tristeza o dolor?… algo le afectaba, era imposible por el momento saber que, de lo único que estaba seguro era que se relacionaba con su hermano.

Empezó a acariciar su pelo para después masajear suavemente sus mejillas. El color pálido del asiático cambiaba por uno ligeramente ruborizado ante cada contacto.

Hiro restregaba su rostro contra el vientre de Miguel como si fuera un cachorro. Finalmente se aferró con fuerza al mexicano mientras trataba de murmurar algo.

—Esta bien Hiro, puedes decirlo en voz alta, estoy aquí para escucharte.

—… Te necesito… te necesito mucho Miguel. No me vayas a abandonar nunca— su voz era una súplica que se quebraba al salir de su boca, el ruego venía de lo más vulnerable de su alma.

Nota de Miguel: Hiro tiene mucho miedo a la soledad.

—Tranquilo, estoy aquí, no te preocupes— Miguel siguió haciendo cariños a Hiro, tenía que hablar con Tadashi, su relación no podía ser, Hiro estaba demasiado herido como para dejarlo solo.

—Gracias por estar conmigo Miguel— el calor del otro chico era adictivo, le provocaba una paz que no encontraba en ningún otro lugar. Se sentía tan completo que por un momento pensó liberar al chico que había secuestrado hace apenas unas horas antes.

Pedacitos de Obsesión (Higuel V Tadaguel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora