El momento se acercaba. Todos esperaban en la habitación alrededor de Baymax sin apenas hacer ruido. Fueron llamados por el robot apenas detectó que la actividad cerebral de su paciente comenzó a cambiar.
Lentamente Héctor empezó a abrir los ojos. Se quedó en silencio unos momentos los cuáles a Miguel le parecieron eternos. ¿Sería que su papá ya no podría hablar o moverse nunca más? Aquella idea lo llenaba de nervios.
—¿Dónde estoy? — finalmente el señor habló calmando a su hijo.
—Esta en casa Don. No se levante, Baymax está tratado sus heridas— Tadashi acomodó la almohada de Héctor para hacerlo sentir más cómodo.
—Si recuerdo… pasó todo muy rápido, una persona me atacó.
—¿Estás bien papá?— Miguel se acercó a su padre y le dio un gran abrazo.
—Hijito hermoso claro que estoy bien ¿Ese malvavisco gigante me salvó?
—Si. Lo fabricó Tadashi. Ha estado cuidándote todo esté tiempo.
—No sé cómo agradecerle joven. Sin duda usted es un ángel.
—La familia está para ayudarse Don— Tadashi no podía sentirse mejor, estaba haciendo puntos con su suegro. Solo faltaba lavarle un poco más el cerebro para que pudiera quedarse con Miguel.
—Jamás vuelvas a hacer eso papá, tuve mucho miedo.
—Debí haberte escuchado, no volveré a ser tan necio.
—Por un momento creí que no despertarías— hizo un pequeño puchero. Amaba a su padre, pero le costaba decírselo abiertamente.
—No te preocupes Hijo, yo no dejaré este mundo todavía. Aún tengo que cuidarte, se lo prometí a tu madre.
—Tienes razón, ella nos regañaría si fuéramos a visitarla tan pronto — un sentimiento de nostalgia feliz lo invadió. A su mente volvían las ocasiones en qué su mamá se enojaba y se salía se quicio. Ya sea por qué a él se le perdían los útiles escolares o que a su papá se le olvidará el aniversario, ella siempre hacia un berrinche enorme para, pasado un tiempo, disculparse y decirles que los amaba. Bien le decían que iba a ser la heredera de mamá Elena.
—Además, no me puedo ir hasta que pueda conocer a mi nietecita— una risa boba y débil salió de la boca de Héctor. Aquello borro la sonrisa de Miguel y Tadashi quiénes sintieron aquel sonido como si fuera una patada directa a sus estómagos.
El Hamada mayor vio a su hermano, para su sorpresa este tenía un gesto inexpresivo y pensativo. De inmediato eso levantó sus sospechas. Quizá Hiro estaba planeando deshacerse de Héctor para que no le estorbe en su relación. Tratándose de su hermano solo podía esperar lo peor.
En unos momentos más Héctor se quedó dormido, Baymax sugirió que abandonarán la habitación y lo dejarán descansar.
La mirada de Miguel era apagada. Sentía todo el peso de no poder cumplir el sueño de su padre. Aquel hombre que todo había hecho por él solo quería una cosa y él no podía cumplirla.
—¿Qué haremos hoy Hiro?— preguntó el mexicano. Cualquier cosa era mejor que hundirse en sus pensamientos.
—Lo siento, pero tengo una entrevista el día de hoy.
—¿Qué clase de entrevista?
—Pues es algo difícil de explicar… volveré pronto.
—Está bien, cuídate mucho.
—Tú también.
—Hermano, pudiera decirte algo antes de que te vayas.
—Que sea rápido— Hiro tenía poca paciencia con su hermano y el hecho de que lo retrasara lo molestó.
ESTÁS LEYENDO
Pedacitos de Obsesión (Higuel V Tadaguel)
FanfictionHiro amenaza con convertirse en el villano más peligroso que ha conocido la ciudad, a su hermano se le acaban las ideas y el tiempo para impedirlo, quizá tenga una última oportunidad... es tiempo de conseguirle un novio. Créditos de portada: yongell...