HOY MENOS

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HOY MENOS:

Sakura estaba en el Hospital, como parte de su entrenamiento, Tsunade le había asignado la atención a un pequeño grupo ANBU, así que terminaba de poner en orden su pequeño espacio para recibir a los ninjas. La médico sabía que se trataba de una prueba, Shizune solía ser la encargada de atender a ese selecto grupo, y ahora la Godaime le confiaba una tarea especial para una médico eficiente y calificada. No desaprovecharía esa oportunidad.

Observó el paisaje por la pequeña ventana que tenía, no le ofrecía una amplia visión, pero sí lo suficiente para apreciar la vista ocasionalmente, para que una brisa fresca entrara y sacudiera su melena rosada.

-Cuatro días... - se recordó. Había sido la última vez que vio al famoso ninja que copia. Evitó preguntarle a Naruto sobre él, evitó los lugares donde podría encontrarlo y se prohibió recordarlo en aquella otra dimensión.

El ninja había dejado en claro que sólo la vería como su alumna, así que no tenía caso seguir con las absurdas ideas de conquistarlo. Dejó que el viento refrescara un poco más su piel, sus ideas y su cabellera rosada, entonces se dio la vuelta y recibió al primer paciente.

Los ninjas se encontraban en buen estado, recién llegaban de una misión, una que sólo los había dejado con heridas superficiales que la médico había cerrado sin mayor problema. Aun así, debía presentar un informe muy completo, evaluar su estado de salud en general y calificar si estaban aptos para volver a las misiones, o si, por el contrario, debían tomarse un descanso. Y para poder hacer una evaluación correcta, Sakura les pedía que se quitaran la armadura y la camisa; claro que se daba la espalda para darles un poco de privacidad y para mantener su identidad bajo estricta confidencialidad. Les daba su espacio, y cuando se giraba, el ANBU en turno ya se encontraba desnudo de la cintura para arriba, pero con su máscara cubriendo su rostro, las mujeres se mantenían vestidas, sólo se quitaban las armaduras. Las revisiones duraban media hora aproximadamente, atendió a tres mujeres y dos hombres, y creía que se había terminado el grupo cuando un enmascarado más entró para ser atendido. Sólo esperaba a cinco, Shizune no había mencionado a nadie más, pero no protestó. Uno más o uno menos no haría una diferencia.

-Por favor quítese la armadura y la camisa. Lo atenderé en un momento – declaró la joven mostrando su sexta sonrisa de tranquilidad para después darse la vuelta.

Preparó una nueva hoja de informe, echó un vistazo por la ventana y se dio cuenta del paso de las horas, los rayos del sol ya no se filtraban al pequeño consultorio, sino que ahora creaban la sombra del edificio en donde se encontraba. En su mente seguía contado los segundos que transcurrían, les daba dos minutos para prepararse antes de girarse y atenderlos. Una vez que se cumplió el tiempo se dio vuelta y se encontró al ninja sentado en la camilla, sin armadura y camisa, con el pecho totalmente al descubierto y esperando ser atendido.

Sakura lo observó con atención, no tenía una sola herida, ni siquiera un rasguño. Era el primero que estaba completamente ileso, debía ser talentoso. Lo revisó con suma atención, su pecho, sus brazos, su espalda, pero se dio por vencida, no encontraría algo qué curar. Sus manos habían estado recorriendo su piel, delineando algunos músculos de su espalda o de sus brazos, pero ni siquiera un solo morado. Nada. No pudo evitar notar el buen trabajo físico del ninja que atendía, se mantenía en mejor forma que el resto que había atendido. Tenía los hombros anchos, el abdomen marcado y sin un solo gramo de más, cada músculo bien definido.

Revisó su pulso, estaba un poco acelerado, debían ser los residuos de la adrenalina por la misión. Estaba frente a él, con esa máscara que ocultaba los rostros de todos, no era un inconveniente. Sakura estaba enfocada en revisar su pulso, se quedó un par de minutos cerca, pero su ritmo no se calmaba, por el contrario.

DOS VIDAS CONTIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora