Viaje al destino (Parte 3.)

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Krist mantuvo su mirada perdida en la espalda de aquel juez que remaba el pequeño bote en el que ambos se encontraban. Ni una sola palabra había cruzado sus labios desde que habían partido y la duda realmente lo invadia.

¿Si este es el último debería preguntar?

Krist jugo con sus manos pensándolo, no tendría otra oportunidad. Se suponía que este era el último juez y si eso era así, nadie más podría responder lo que el anhelaba saber. Así que llenándose de valor hablo.

- Cu... cuál fue mi pecado? Su voz fue casi un susurró.

La capucha frente a él detuvo el movimiento de sus remos y lentamente se giró. Posando su ojos invisibles sobre el.

- No lo sabes?

Krist negó, un brillo particular inundaba sus ojos ante el miedo de lo que aquel juez podría responder. No estaba listo, pero el necesitaba saberlo.

Notando los nervios del niño el juez lo miro fijamente, notando cada detalle. Una extraña sensación se esparcia por su pecho y sin saber que era este se sentó frente a él y hablo.

- Que recuerdas? Hablo con una voz suave.

Krist desvío su mirada. Esa pregunta lo dejo en desconcierto. ¿Que recordaba? Nada claramente.

Notando la duda en las minimas expresiones del muchacho el juez volvió a hablar.

- Ya veo. Krist miro algo dudoso al ver que la mano de aquel se acerco a él y notando eso este hablo. - No temas.

Krist cerró sus ojos, una suave caricia se sintió en su mejilla y como por arte de magia un recuerdo nitido volvió a él.

Lágrimas rodaban por sus mejillas, un fuerte dolor invadía su cuerpo y la fuerte necesidad de terminar con su miserable existencia rondaba su mente, pero eso era algo que no podía hacer. El lo había prometido, el iba a vivir, el iba a seguir, pero esto se volvía cada año más difícil. Krist había intentado continuar, pero aunque esté lo intento no pudo. Y ahora se había envuelto en una vida miserable y llena de dolor.

- Te extraño ..

Krist susurro mientras caminaba con pasos torpes, sosteniendo la botella de whisky en sus manos. Tratando de mantenerse de pie. Hasta que finalmente logro llegar a su auto. Las llaves callerón al piso al tratar de abrirlo, pero luego y con mucho esfuerzo lo logro. Abrió la puerta, se sentó en su asientos y aún con la vista nublada por las lágrimas se miro en el espejo. Su rostro estaba demacrado por los años.

- Ya no puedo más...

Krist hipio con dolor, mientras sentía como su cuerpo se desvanecía. Ya no podía continuar. El dolor en su pecho cada vez era más grande y el ya no podía soportarlo.

Unas luces se hicieron presentes, haciendo que Krist sintiera un fuerte dolor en su cabeza. Y al abrir sus ojos se encontró fuera de su coche, pudo ver claramente como la gente corría y gritaba a su alrededor. Y unas calidad manos tomaban su cuerpo.

- Estarás bien.

Un joven se hizo presente, Krist no podía ver claramente su rostro, pero este le regalaba una sonrisa calida que lo hacía sentirse tranquilo. Las voces poco a poco comenzaron a escucharse lejanas y entonces Krist lo supo.

Su momento había llegado.

Ya no sentía dolor, ya no sentía nada. Así que Kris prosiguio a cerrar sus ojos, permitiéndose ver aquellas imágenes que le provocaban tanto dolor, pero que ahora le daban una inmensa felicidad, porque eso significaba algo y eso era algo que el deseaba. Y con una ultima lágrima Krist susurro al final.

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