Capitulo 7

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Hoy mis padres decidieron ir a la iglesia porque hay una presentación del coro. Por mi me hubiera quedado en casa viendo películas pero esta vez no me salí con la mía. Me hicieron vestir elegante y todo, aunque no me quejo, me veo realmente bien.

Milagrosamente está noche no hace tanto frío, así que no hay problema con eso, solo que los coros me aburren y más si son navideños.
Durante todo el viaje la pasó hablando con Lola y al mismo tiempo con Finn y con otros amigos.  Lo que me recuerda, falta poco para año nuevo y decirle adiós a este año casi totalm decepcionante para mi.

-Llegamos - avisa mi papá  y guardo mi teléfono al tiempo que bajo del auto.

Ok, creí que sería una iglesia, pero esto es más bien una catedral. Con razón me hicieron venir tan bien vestido. Lo que también me recuerda que hace mucho no voy a una iglesia o algo parecido, espero que mis pecados no sean tantos.

Hay muchísimas personas a dentro, y ni hablar de las que van llegando; son familias completas y otras solo parejas. Les entregamos los boletos a dos personas en la entrada que los revisan y a continuación nos vamos que sentar, o bueno solo yo ya que mis padres están saludando a otras familias. Me quedo sentando observando todo el lugar porque es increíble. Tomo varias fotos y las subo en mi historia de Instagram.

Diez minutos después, la presentación está por comenzar a la vez que me comienzo a sentir realmente mal. Coloco una mano en mi rostro y cierro los ojos. Mi  cuerpo se siente horriblemente pesado, mi cabeza está doliendo y siento aún más frío. No presto absolutamente nada de atención a los niños cantar, es más, creo que es peor para mí dolor de cabeza.

-Cariño, ¿estás bien? - me pregunta mamá pero apenas y logro negar con la cabeza - tenemos que llevarlo a casa - dice a mi papá pero no sé si podría.

-Zab - esa voz... Finn nunca me dijo que iba a venir - ¿estás bien?

Siento unas manos tocar mi rostro y mamá vuelve a decir.

-Tienes fiebre. ¿Cómo es posible? Estabas perfecto hace unos minutos.

-Yo lo llevaré a casa - se ofrece Finn, y me da igual si es él o mis padres solo me quiero largar de aquí.

-Pero...

-No se preocupen, mis padres también están aquí, tendré cuidado.

Finn me lleva casi arrastrando a la salida en dirección al auto de sus padres. Si tuviera más fuerza le preguntaría que hace aquí.

-Dios, Zab, estás ardiendo - me abrochado el cinturón y conduce directo a la casa donde mis padres y yo nos estamos quedando. No dice más nada el resto del camino pero si se mantiene al pendiente de mi. Al llegar, me carga en su espalda y me deja en el sofá cerca de la chimenea la cual enciende. Va a la cocina y regresa con un vaso con agua y unos medicamentos. Los tomo sin chistar y nos quedamos en silencio durante 15 minutos cuando la medicina ya hizo efecto.

-Gracias por traerme.

Finn está sentado en el piso a mi lado acariciando mis cabellos. Apenas me doy cuenta que lo esta haciendo.

-Se supone que te iba a sorprender ser esta noche en el coro pero fue al revés. Cuando me estaba acercando a ti te vi cabizbajo y muy pálido, me asustaste.

-Creo que la iglesia reaccionó ante mi satanismo luego de entrar.

Se ríe por lo bajo y sin avisar ni nada me roba un beso. Lo miro con una sonrisa ladeada y Finn solo se encoge de hombros.

-Me percato si ya bajo tu fiebre pero aun no.

-El dolor de cabeza ya se fue por lo menos.

-Pero sigues con fiebre, traeré una toalla y agua - se levanta y en tan solo cinco minutos regresa con el agua y la toalla las cual la humedece y la deja en mi frente - fuiste realmente atractivo al coro.

Si no fuera por la fiebre, se daría cuenta que me acabo se sonrojar. Sus halagos siempre me toman desprevenido pero tampoco es que me moleste.
Me siento lentamente en el sofá, ignorando las órdenes de Finn de estar quieto y lo obligo a sentarse a mi lado. Tal vez sea la fiebre, o yo que sé pero sin pensar me pongo a horcajadas en su regazo y le devuelvo vuelvo el beso pero con más ganas. Sus manos se cuelan dentro de mí ropa y siento que queman mi piel casi al punto de doler. Eso si es culpa de la fiebre.

-¿Tienes fiebre bastante alta y aun así te excitas? - pregunta Finn casi en broma causándole risa y a mi un poco de vergüenza.

-Buena pregunta.

-Deberia detenerte pero me gusta el calor que emana a tus labios - me deja acostado en el sofá mientras que él está arriba de mi entre mis piernas - por mucho que te desee ahora no llegaré lejos por la fiebre.

-Que malo.

Carcajea y se quita el suéter pero para mí desgracia tiene una camiseta por debajo de este. Yo quería ver aua músculos al desnudo.

-¿Decepcionado?

-Un poco.

Niega con la cabeza sin dejar de sonreír. Enrollo mis brazos alrededor de su cuello atrayendolo a mi para besarlo. Cada vez que yo lo inicio es él quien termina dominando el beso, es casi imposible evitarlo. Su lengua se enrolla con la mía y su miembro se frota cada vez mas con fuerza con el mío haciéndome jadear más de una vez. Ahora si que tengo calor. Lo detengo y me Quito el saco junto a la bufanda y el suéter.

-Solo porque tienes fiebre voy a aceptar que te quites la ropa - nos volvemos a besar por otros 20 minutos y en ese tiempo Finn me hizo jadear y hasta gemir con sus besos y el frote que teníamos los dos. Realmente placentero. Lo malo es que ahora me siento aun más cansado.

-Creo que ahora si necesito una pastilla - me quejo con la toalla húmeda devuelta a mi frente.

-Es tu culpa.

-Pero no me detuviste - remato.

-Ya, aquí tienes. Para que estés tranquilo, no más besos hasta que estés mejor.

-¿¡Qué!? Eso es peor.

Ríe sentándose en uno de los sillones cerca de mi. Realmente se divierte.

-Entonces mejórate rápido.

-Te odio.

-Yo también te quiero.

De todas formas menos mal que el me haya traído y no mis padres.

De todas formas menos mal que el me haya traído y no mis padres

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Aquella vez en Diciembre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora