Capitulo 2

78 13 6
                                    


La mejor navidad del mundo. Por primera vez que me alegra lo que sucedió ese día. Con solo recordar lo que sucedió con Finn mi corazón se alegra.

Son mas siete de la mañana y nadie en esta cabaña esta despierto. Mis abuelos se quedaron e igual mi tío Henry. Ese estúpido muy bien se podía ir a su casa, por su culpa Finn casi termina con la nariz rota.
Entro al baño y me miro al espejo. Que desastre. Mi cabello esta totalmente de punta y creo que tengo ojeras.

Pues claro, en toda la noche no dejabas de pensar en tu amado.

Mi conciencia me tortura, y es verdad. Cuando Finn se fue no dejaba de rebobinar lo sucedido. Él es tan, genial y me hace sentir bien. Junto a él me la paso bien. Un ejemplo fue lo de anoche. Me hizo ver lo genial que es mi familia.

Termino de asearme y reviso mi celular. Tengo un mensaje de Finn. ¡Oh Dios! Zabdiel, no te alteres, esto no es un simulacro, repito, esto no es un simulacro. Respiro varias veces, para tranquilizarme. Demasiado temprano para alterar mi corazón.

Finn: ¿Desayunamos?

Y así mi día comienza de la mejor manera.

...

No sé como es posible que me pierda en este pueblo de las tantas veces que ya he venido. Es como si el mapa se borrará cada año de mi cabeza. Demoro prácticamente 15 minutos en encontrar la cafetería que está a cinco cuadras de mi casa.

Entro y busco a Finn, lo cual lo hago en un instante. Esta en una esquina, algo apartado y lee muy concentrado un libro. Me acerco a él, tomando me mi tiempo y contemplando lo. Se ve aún mas guapo leyendo. ¿Acaso eso es posible? Yo a penas y logro verme bien. En eso levanta la mirada y me sonríe de oreja a oreja al mirarme. Yo le devuelvo una sonrisa algo tímida y me siento frente a él.

-Crei que ya no vendrías — me dice cerrando el libro pero sin dejar se mirarme.

-Es que me perdí — me sonrojo de la vergüenza y aparto un poco la mirada. De seguro esta pensando lo tonto que soy al perderme en un pueblo pequeño.

-Lo supuse. No eres muy bueno buscando — acierta y lo miro extrañado.

-¿Como lo sabes?

-Una vez en la escuela pedí que buscarás un libro por mi en la biblioteca. Como no aparecías tuve que ir por el libro, y por ti.

Uh, es cierto. Esa fue la primera y mayor vergüenza que sentí frente a Finn. Es cierto que no soy muy bueno en eso pero me las empeño.
Recuerdo que ese día andaba muy distraído ya que Finn me pidió ayuda en un proyecto y pues, por andar pensando en lo que no era pasó lo que pasó. Finn tuvo que buscarme en la biblioteca y tuvo que ayudarme a buscar el libro. No pareció que le molestará. Terminamos hablando muy bien.

-Si, es cierto — me despeino un poco, nervioso porque ese recuerdo sigue vivo en mi memoria. Y como que en la de él igual.

-Te veías muy adorable confundido y todo avergonzado. No pude enojarme contigo.

Dios. Estas matandome, estas matándome.

Una sonrisa aparece en sus labios, y luego una carcajada. ¿Ah? Lo miro un poco extrañado por esa acción tan repentina.

-Lo siento, no quería hacer eso.

Sigo sin entender lo que ocurre.

-Hablaste en voz alta.

¡Pero que tonto!

-Yo...

No tengo nada con que defenderme. Solo mi cara enrojecida, y como a siempre una vergüenza encima.

Aquella vez en Diciembre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora