Capítulo 2: Recuerdos.

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Mi alarma estaba sonando, así que debía alistarme para llegar a mis terapias, que eran más una perdida de tiempo qué terapias.

Me gustaba hablar con una psicóloga, Maria, pero ella tuvo un accidente y murió tras estar en coma un mes. Ella era la única que me entendía, sabia perfectamente por que estaba acá, sabia todas mis cosas, sabia tanto de mi, que si yo lo olvidaba, ella podría habérmelo recordado.

Me levante e hice la misma rutina de todos mis días. Ya por fin tenia una amiga, bueno Dalila, que en parte era como una compañera.

Hoy era el día de socializar y contar nuestros problemas a alguien más, todo esto para sentirnos "aliviados" por lo que hemos vivido. Acá todo el mundo ha tenido sus problemas. La mayoría se hace daño. La mayoría necesita tomar calmantes, de todo hay en este lugar. No me gusta estar acá, pero tengo entendido que este ha sido mi "hogar" desde que me dejaron acá, y este era el sitio en el que podía ver que alguien más sufría como yo, no es lindo ver eso, pero si saber que yo no soy la única que está mal.

Fui al baño, y me peiné, extrañaba eso de mi hogar, siempre había sido una chica vanidosa, me gustaba maquillarme, no en exceso, pero si un poco. También me gustaba cepillar mi cabello y hacerme algún tipo de peinado. Acá no podía hacer todas esas cosas, ya que el tiempo acá vuela, y tenemos que llegar a tiempo a nuestras terapias o nos pondrán algún trabajo, y son horribles los trabajos, así que no debía llegar tarde.

Fui al cuarto más grande de acá, donde habían juegos de mesa, libros, y muchas más cosas. Este lugar no es feo, lo feo son las personas. La mayoría quiere hacerse daño o hacer daño, y en algunos casos, las dos.

Me senté en una mesa y visualice a todos. En otra mesa vi a un chico, tal vez menor que yo. Pero él es el único chico guapo de acá, lamentablemente tiene novia, y salen desde muy pequeños, además a esta edad yo no pienso en tener esos amoríos ni nada.

Vi a Dalila venir, entonces le dije que viniera a sentarse conmigo, ya que no estaba acompañada.

- Hola Ann. -Me dice. - ¿Dormiste bien?

- Hola Dalila, si claro, ¿Y tú?. - Le respondí.

A continuación sonaron unas pequeñas campanas, eso quería decir que la directora de acá iba a hablar. Ella era una señora muy bonita, con su cabello ondulado y mono, alta y con un cuerpo de envidiar.

- Buenas días a todos. Como ya saben algunos chicos y chicas se irán, esto no es por echarlos, no se preocupen, si no porqué ya están bien y pueden seguir su vida.

Todos aplaudimos, eso era genial, espero que yo sea una de esas chicas, mi comportamiento no es tan bueno, pero ya estoy mejor que antes, y puede que con nuevos amigos y la escuela me vaya mejor.

- Bueno, mañana en la tarde se darán los resultados, y el viernes se podrán las listas en el comedor de los chicos que se van. - Nos dijo. -Gracias a todos por su atención, y continúen con la sección de socializar con sus compañeros. Se despidió y se marchó.

- Escuchaste eso Dalila, es genial. - Le dije, con una gran sonrisa.

- Si Ann, espero que nosotras estemos en esas listas. - Me dijo, y me devolvió la sonrisa.

Estábamos sentadas y nuestra guía nos dijo que ya diéramos por comienzo la charla de socialización.

- Bueno Dalila, creó que nos toca socializar. - Le dije, con una sonrisa. Estoy feliz por la noticia de la directora, espero que yo esté y Dalila también.

- Si Ann, puedes empezar. Cuéntame de ti. -Me dijo.

- Bueno, mi nombre es Ann ya sabes, tengo dieciséis años, tenia once años cuando vine acá. Me gusta leer, hacer deporte, estudiar, ir a la escuela. Todo eso, ya sabes. -Le dije.
Lo ultimo de ir a la escuela era muy enserio, me encantaba ir a la escuela y era muy buena con mis calificaciones.

- Es tu turno Dalila. Cuéntame un poco de ti. - Le dije para seguir la conversación.

- Bueno, mi nombre es Dalila ya sabes. -Me dijo, se rió y yo igual porqué lo había dicho igual que yo antes. -Tengo dieciséis años, y tenia catorce cuando entre a este lugar. También me gusta mucho leer, y comer. - Término de decir.

- Ya entiendo porque no te había visto acá, hace muy poco llegaste.

- Si, hace poco...- Me dijo.

- ¿Te gustaría que te cuente por que estoy acá? - Le pregunté, no me gustaba en nada contar eso, pero supongo que así Dalila entenderá que yo confió en ella.

- Si claro, te escucho. -Me dijo, muy atenta.

- Bueno, todo comenzó con mamá, antes de todo, quiero decirte que ella era una persona genial, todo de ella era perfecto, todo con ella era lindo. Mamá se llamaba Caitlin, tenia 38 años, era muy bonita, súper amorosa, y la mamá perfecta. Lamentablemente ella un día probó la heroína, y desde ese momento todo cambió. Llegaba tarde, salia mucho, se inyectaba todos los días heroína y más drogas, hacia de todo por esa basura. No comía, no dormía, no sentía, nada, estaba totalmente mal. Después fue a un bar un día, llevaba un poco de dinero, cuando estaba saliendo dos chicos la cogieron y robaron todo lo que tenia, le metieron seis puñaladas en el estomago, y dos en su cabeza. - Le dije, y ya estaba llorando. Contar esto me duele demasiado. -Murió, pero ella esta en mi corazón, recuerdo todo lo que ella fue, recuerdo muchas cosas, recuerdo que me ama y nunca dejara de hacerlo. Por otro lado esta mi padre, Brad, tiene 39 años, una persona buena, es jefe de una pequeña tienda de accesorios para celulares, él también me ama, y me esta esperando en casa. Por eso vine acá. Un día estaba demasiado deprimida, estaba cansada, extrañaba a mamá, extrañaba todo de ella, y me intenté suicidar, sentía tanta rabia, sentía demasiada frustración, sentía soledad, y en realidad en ese momento me quería morir, no lo logre y acá me tienes, contando mi historia. -Le dije, mis lágrimas estaban por todos lados de mi cara, y Dalila me miraba con asombro y a la vez tristeza.

Rápidamente Dalila me dio un abrazo, un abrazo de amigas, abrazo de apoyo, abrazo de compañerismo, abrazo que me lleno mi corazón. Me siento bien con Dalila, ella es la única que me ha escuchado, ella y Maria. Lloré en su hombro, y ella no se despegaba de mi.

- Gracias Dalila. - Le dije.

- Oye, no te preocupes, eres mi amiga, y te apoyaré.

Era hora de irnos, Dalila aún faltaba por contarme su historia, pero ya tendríamos tiempo.

Vine a mi habitación, y me acosté. Estoy muy feliz. Estoy muy entusiasmada, ya quiero que sea viernes y poder ver los resultados. Ojalá yo pueda irme y Dalila también. Sólo falta esperar el viernes...

*****

Gracias por leer mi historia, espero que les guste :). AA.

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