La persistente sensación de malestar de Vanesa se intensificó.
Su voz interior siempre estaba en lo correcto, y le decía que algo acerca
de Mónica Carrillo no estaba del todo bien.La vacilación en la voz de esa mujer,
que Vanesa detectó a pesar de la estridencia de los altavoces,
le hizo sospechar que no estaba acostumbrada a ir a casa con
alguien que acababa de conocer en un bar.Cuando ella ofreció
exactamente lo que Vanesa tenía en mente, no supo si alegrarse o correr.Se había quemado en el pasado con mujeres que accedieron a
retozar en la cama sin compromisos, pero que inmediatamente se
volvieron pegajosas y demandantes no mucho después de salir de su
cama.Mónica no estaba emitiendo esas señales, pero Vanesa no pudo
determinar lo que estaba rezumando. Y dijo:VANESA: Yo estaba pensando más
en la línea de una taza de café en alguna parte.La mirada en el rostro de Carrillo dijo a Martin que definitivamente
no era la la respuesta que ella esperaba.
Así que habló rápidamente.VANESA: Déjame expresarlo de otro modo. Me siento halagada, y tengo que admitir que era mi intención cuando llegué aquí, pero por muy tentador que parezca, me da la impresión de que no estas completamente cómoda con esta situación. No quiero sacar provecho de ello, y ciertamente no quiero aprovecharme de ti.
Mónica se preguntó por qué estaba diciendo estas cosas.
¿Estaba siendo honesta, o estaba jugando una especie de juego raro?Tal vez no debía tener nada que ver con alguien que daba señales tán
mezcladas.VANESA: Por favor no te sientas avergonzada, -dijo. En cualquier otro momento o lugar no llegaríamos a salir de la playa de estacionamiento. Vamos a por un poco de café y vamos a ver a dónde nos lleva.
Mónica sintió mortificada.
En ese momento no quería nada más
que arrastrarse a través de la costura en la alfombra hecha jirones y
desaparecer para siempre.
Nunca había sido humillada tanto.¿Cómo era posible que hubiera juzgado a Vanesa tan mal? Por supuesto, había pasado un largo tiempo desde se había permitido aceptar una proposición de sexo casual, pero no creía que estuviera tán oxidada.
Las señales de Vanesa habían sido claras, o al menos creía que lo
habían sido.
Dudó y miró la mano extendida frente a ella.
Era un gesto para
encontrarse en un punto intermedio.Después del rechazo,
no podía mirarla a los ojos.
¿Cómo iba a ser capaz de sentarse en
frente de ella en un restaurante bien iluminado?.MÓNICA: ¿Prometes nunca traer
esto a la conversación de nuevo?.VANESA: Lo prometo.
Fue recompensada con una sonrisa que dejaba ver los dientes perfectamente blancos y aceptó la mano de Vanesa, sorprendida de lo cómoda que se sentía.
Mientras la
llevaba hacia la puerta, detectó a Malú inclinada sobre una morena
pechugona estirada sobre la mesa de pool, acariciando un taco de
billar y alineando su tiro.Un destello de irritación dio paso a otra cosa cuando Mónica se dio cuenta de que si Malú la hubiera visto, no podría haber conocido a Vanesa.
Salió por la puerta del frente
al fresco de la noche, sin saber si eso era bueno o no.Vanesa continuó sosteniendo la mano de aquella mujer mientras
caminaban por la concurrida calle a Starbucks.VANESA: ¿Aquí está bien?, -preguntó, mientras la bocina de un coche sonaba detrás de ellas.
MÓNICA: Claro.
Sorprendentemente, no se sentía incómoda con la mano firme de Martín sobre la suya al entrar en la cafetería.
No era de las de mostrar afecto en público, pero Vanesa no parecía querer dejarla ir.Era fuerte y confiada, y Mónica necesitaba a alguien que se
hiciera cargo por una vez, aunque fuera sólo para sugerir la cafetería a
donde ir.Estaba cansada, cansada de tomar decisiones, cansada de luchar
por cada pequeña cosa.Todo parecía ser un problema gigantesco que
afectaría el resto de su vida, y últimamente se sentía como si hubiera cometido más errores de juicio que aciertos.Los meses siguientes al ataque y al arresto de Leo habían pasado en una nebulosa, y había
gastado el tiempo transcurrido desde que estaba en Lompak asistiendo
a reuniones constantes con los abogados. Su saldo bancario era tan
nefasto como su habilidad para tomar decisiones, y ninguno de los dos
parecía que se fuera a recuperar pronto.Afortunadamente, su jefe en la
tienda de flores comprendía su distracción ocasional.
Había trabajado en Crane Florist durante seis años, y los
propietarios - Ross y su novio John - se habían convertido en sus
amigos.Ellos la apoyaron emocionalmente e incluso siguieron
pagándole cuando tuvo que faltar al trabajo para el juicio de Leo y
las citas posteriores.
Hoy había sido uno de esos días, que le hicieron perder el almuerzo y la cena y beber demasiado en el bar.El abogado que había contratado para Leo cobraba trescientos dóares la hora por sus servicios, y entre la defensa original
de su hermano y ahora su apelación, el dinero que había ahorrado con
esmero para abrir su propia tienda de flores estaba prácticamente
agotado.Ross y John no lo sabían, pero ella había tomado un segundo
trabajo en un servicio de contestador por la noche para ayudarse con
los gastos. Esta era su primera noche libre en más de tres semanas. El
día anterior había iniciado los trámites para una segunda hipoteca
sobre su casa, y mientras llenaba la información se dio cuenta de que
las recuadros vacíos en los formularios interminables simbolizaban el vacío que sentía.---------------------------------------------------------
Holaaaa contadme que os parece pa historia???.
Espero que os esté gustando!
Un beso💕
Gracias por leer!!.
