VANESA: ¿Mónica?.
Mónica retornó su atención a Vanesa, que tenía una mirada extraña en su rostro. Si ella no lo hubiera sabido, habría pensado que era una mezcla de preocupación, sensibilidad e irritación.
MÓNICA: Lo siento. ¿Qué?.
VANESA: ¿Quieres un café o algo más?.
Cuando Vanesa se volvió hacia Mónica para que hiciera su pedido,
parecía estar a un centenar de kilómetros de distancia.
Su expresión tenía la misma apariencia casi angustiada que había visto antes, y quiso hacer que todo lo que preocupaba a Carrillo se fuera.Ciertamente tenía el dinero y el poder para hacer casi cualquier cosa.
Lo que le molestaba a Mónica no podía ser tan malo. Sí. Y pensó que
Albert sería pan comido también.¿Y qué era lo que había ocurrido antes en el bar? Vanesa no pudo
creer las palabras que habían salido de su boca. Ella tenía escrúpulos,
pero cuando una hermosa mujer se le ofrecía, siempre salían volando
por la ventana. Bueno, casi siempre.MÓNICA: Café está bien. Negro, sin azúcar.
Mónica se iluminó y devolvió
la mirada a Vanesa con una sonrisa.
Su reacción hizo que Martín se
sintiera aún más curiosa por saber lo que estaba pasando con ella.Con las bebidas en la mano, Vanesa las llevó a una mesa redonda en
una esquina que les proporcionaba un pequeño grado de privacidad.
La tienda estaba concurrida, y quería hablar con Mónica sin una
docenas de pares de oídos escuchando.Mónica aún parecía
avergonzada, por lo que decidió mantener la conversación ligera.VANESA: Así que, ¿qué haces cuando no estás fuera, en la ciudad?.
Estuvo a punto de decir "pasando el rato en un bar", pero se detuvo
justo a tiempo.Carrillo quitó la tapa de su café y sopló el líquido caliente.
MÓNICA: Yo
trabajo en Crane Florist.VANESA: ¿Haciendo qué?.
MÓNICA: Un poco de esto y mucho de aquello. Fui contratada para diseñar arreglos florales. Ya sabes, poniendo todo tipo de piezas juntas en un arreglo y hacer que luzca fabuloso. Pero últimamente he estado haciendo entregas y ocupándome de la caja registradora.
VANESA: ¿Y qué ha sucedido últimamente?.
Mónica tomó un sorbo de café, dándose un momento para decidir
cómo responder. La mayoría de las personas hubieran dejado su
comentario deslizarse, pero Vanesa no se había perdido su elección de
palabras. Tendría que ser más cuidada con lo que dijera.MÓNICA: He estado un poco distraída. Pero tu no quieres oír hablar de eso -añadió rápidamente.
VANESA: ¿Por qué no? ¿Es algo sangriento? Mejor aún, ¿es algo sórdido? -se inclinó hacia Mónica.
Carrillo observó a la mujer delante de ella. Había aparecido de la nada, la había invitado a bailar, y ahora aquí estaban, tomando café juntas.
No iba a ser una de esas mujeres que descargaban los problemas de su vida en la primera cita. ¡Primera cita!
¿De dónde diablos había venido eso?MÓNICA: No, pero todavía no quiero decírtelo.
VANESA: ¿Por qué no? Soy una buena oyente. En realidad, soy perfecta
para el papel. Soy una desconocida sin nada que ganar o perder escuchando tu historia. No estoy familiarizada con ninguno de los involucrados, por lo que no tienes que preocuparte por que tome partido, y no te conozco, así que no puedo hacer juicios de valor. Es un poco como el sexo anónimo. Nunca nos veremos otra vez, así que
¿por qué no dejar que todo salga?.Mónica estaba perpleja. Puso la tapa en el café, no queriendo que se enfriara demasiado rápido. Vanesa la miraba como si lo que había dicho fuera la explicación perfecta. Tal vez lo era.
No había hablado con la mayoría de sus amigos acerca de su situación y ellos no habían preguntado.
Era como si los últimos tres años ni siquiera hubieran ocurrido.MÓNICA: Pensé que habías dicho que habías puesto el límite en la parte de
en las buenas y en las malas -dijo Callie, tratando de sacudirse su
melancolía.Vanesa se echó a reír.
VANESA: De hecho, lo hice. Pero como de todo lo que me he enterado es de tu nombre, esta regla no cuenta.
Carrillo finalmente, sonrió y se sintió cálida por dentro. No sabía nada acerca de esta mujer, y estaba reaccionando a cada uno de sus
estados de ánimo como si estuviera conectada a ella.MÓNICA: Está bien. Pero, dime cuando te aburras.
Esperaba una observación frívola, y cuando Vanesa no dijo nada, empezó.
MÓNICA: Hace tres años, dos hombres irrumpieron en mi casa. Mi
hermano Leo se estaba quedando conmigo en ese momento,
mientras su apartamento estaba siendo fumigado. Él escuchó la
conmoción y vino a mi dormitorio y vio a los hombres golpeándome.Carrillo tomó un sorbo de su café, preguntándose si el dolor de lo que
pasó esa noche desaparecería.MÓNICA: Para hacer la historia corta, Leo golpeó a los hombres, y como resultado uno de ellos murió. Fue
declarado culpable de asesinato en segundo grado y condenado a
cuarenta años en la prisión Lompak. Al jurado obviamente no le importó que los hombres me estaban golpeando brutalmente o que uno
de ellos estuvo a segundos violarme. Cuarenta años. Le dieron a mi
hermano cuarenta años por salvar mi vida. -sintió el peso de sus
palabras asentarse sobre sus hombros- He estado tratando de conseguir la apelación de su condena,
pero cuesta dinero, mucho dinero. Así que estoy quebrada, trabajando en dos empleos para pagar los cargos legales, y agotada. Mi mejor amiga, quien me rogó que me reuniera con ella en el Incógnito, por cierto, me dejó plantada. Y para colmo, me he humillado a mí misma frente a la única mujer que me ha dado más que él momento del día en meses.Se detuvo y miró hacia arriba. Se sentía como si hubiera estado leyendo una larga lista de problemas que se cernía en el aire en algún lugar por encima de su cabeza, como una nube de color negro.
MÓNICA: Eso es todo al respecto.
Vanesa se basó en su experiencia, tratando de no mostrar cualquier signo externo de la emoción. No había esperado que, literalmente, Mónica volcara todo sobre la mesa y se sorprendió de su propia reacción.
Mientras esa mujer que acababa de conocer recitaba cada uno de sus retos el estómago de Vanesa se hundía, y para el momento en que
llegó al final, parecía haber caído al suelo.Jesús, que montón de mierda tiene esta dama en el plato.
Esta historia interminable del sufrimiento reforzó su reacción
visceral, diciéndole que dejara a esta mujer y sus mega-problemas. En
primer lugar, no tenía tiempo para todo este lío, y en segundo lugar,
siempre se retiraba, a veces no con tanta gracia, a la primera señal de
lo que ella denominaba asuntos. No estaba interesada en los problemas de alguien más. Tenía suficiente para hacer frente con el trabajo y no quería una mujer que no podía mantener su propia vida en orden. Por eso sus relaciones era sexualmente satisfactorias, pero breves.Estudió a Mónica a travéz de la mesa. No era en absoluto lo que
Vanesa había esperado.
Mantenía la cabeza alta, y por primera vez desde el desastre de yo-quiero-follarte, la estaba mirando
directamente.Su mirada no vacilaba. De hecho, un atisbo de desafío en sus ojos parecía decir: "Tu preguntaste".
Estimó la edad de Carrillo en cuarenta y tres, lo que la hacía unos 5 años mayor que ella. Su cara tenía un par de líneas – por el estrés al que había
estado sometida, sin duda - pero no tenía ninguna otra señal de su edad.
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