VII

567 67 11
                                    

Nota: se me olvidó aclarar que entre la propuesta de Steve a Tony sobre reintentarlo y el plan de Elin, pasaron algunos meses.

–¿Ahora si entendiste?

–Creo que sí.

–A ver, qué fue lo que te expliqué.

Elin sentía que le estaba hablando a un niño pequeño y no a un cazador de 2 metros con más pelo en el rostro que piel en el cuerpo.

–Tú nombre es Elin Stark, y eres la hija adoptiva de Loki Odinson y Tony Stark. El príncipe desapareció en el chasquido del titán loco.

–¿Y...?

–Por la muerte de Odin, volviste a ser inmortal. Así que viniste a por las manzanas doradas para volver a ser mortal.

–Muy bien, Thiazi. Ahora, necesito sólo una. Creo que incluso la mitad sería suficiente para recuperar mí vida.

–No, yo le prometí que protegería su última siembra. No te la puedo entregar. Se lo prometí a su tumba y no la voy a romper.

–Tranquilo, siéntate. No es necesario alterarse —exclamó la niña rápidamente al ver que el hombre se había levantado nuevamente.

El cazador se sentó nuevamente y se rascó la mano.

–¿Ella... También desapareció?

–Sí...

–¿Quién era ella?

–Idunn, era la Diosa de la juventud —estaba muy melancólico—. Ella sembraba esas manzanas. Desapareció frente a mis ojos cuando quedaba la última en su canasta.

–¿Qué... Había que hacer para que ella se las regalara a alguien?

–No lo sé... Son muy raras y tardan mucho en madurar. Ella elegía a quién entregársela y a quién no —suspiró largamente—. Pero... Tus intenciones son... Bastante buenas. Quieres ser mortal porque tú guardián es mortal, ¿no?

–Sí —asintió la pequeña.

El hombre volvió a suspirar.

–Bien... Puede que ella me observe con enojo desde Valhalla pero... Creo que sí mereces la manzana —fue hacia un lugar en específico del suelo hecho de madera, sacó uno de los tablones y de allí brilló en dorado el fruto que había. Una perfecta manzana dorada que brillaba como una hermosa lámpara.

Se acercó a Elin, desistiendo un poco, pero finalmente entregándole la manzana.

La niña la tomó entre sus manos y la observó. Lo había conseguido.

Antes de poder responder, el gran hombre giró su rostro bruscamente hacia un pared.

–¿Qué pas- —el hombre la puso detrás de su espalda y tomó su lanza.

Un portal apareció frente a ellos. Elin los reconoció, eran seguidores de Dormammu, Wong le había contado de ellos y los vio en los nuevos reportes en los libros.

–Fue muy sencillo llegar hasta aquí —sonrió el de más al frente de los tres.

Thiazi sólo gruñó sonoramente mientras apretaba la lanza más y más.

–Nos enteramos que tú querida desapareció también. Es una pena que haya confiado algo tan poderoso a alguien tan débil.

Una cuerda dorada rodeó el cuello del gran hombre y él intentó cortarla con la lanza, pero eran tres contra uno y lo derribaron.

Elin activó su traje y apuntó a dos de ellos, pero el último apuntó su puño directamente a la cabeza de Thiazi.

–No tan rápido, princesa.

We fall apart -2-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora