VI

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Tony estaba recostado en el sillón, hablando perdido con Jarvis y Viernes luego de una buena jornada de limpieza de su hogar y la llamada mañanera de su querida hija. Eso hasta que golpearon a la puerta suavemente.

–¿Debería levantarme a abrir?

Quizás sea una buena idea, señor. Ha estado bastante solo estos últimos días.

–Pff, gracias por decirme ermitaño.

–Un gusto, señor.

Tony se levantó con pereza y se puso su pantuflas.

–Ya voy.

Abrió sin preocupación y quedó sorprendido de ver a Steve allí parado.

–Uh, ¿Steve?

–Tony.

–¿Q-Qué haces aquí? ¿Hubo problemas con Barton?

–No, sólo... Quería hablar contigo.

–Oh, uh... Claro, pasa —el Stark se apartó un poco para que el mayor entrara—. Puedes sentarte, ¿quieres un té? ¿Un vaso de agua, algo?

–No, estoy bien.

Los silencios eran completamente incómodos. Tony sentía náuseas por los nervios. Se sentó lo más alejado de Steve, y él lo notó.

–¿De qué querías hablar?

–Tony —al castaño le dio un respingo sin provocación alguna. El tono no había cambiado, pero de alguna forma se sentía intimidado por la siguiente e inevitable conversación—. Ya ha pasado poco más de un año.

–Lo sé... ¿Y qué con eso?

–No sé cómo decirte esto... Pero en verdad quiero intentar reparar el daño que te hice, Tony —el castaño contuvo la respiración y volteó a mirarlo—. Yo... Aún te-

–No lo digas —lo cortó el Stark levantándose del sillón—. Por favor, no empieces.

–Tony, yo te amo aún. Sé lo que hice y tienes derecho a echarme ahora mismo —Steve se levantó y lo tomó de la mano suavemente y sin apretar—. Pero... Si me das una oportunidad, te puedo prometer que haré mí mejor esfuerzo por reparar el daño que te hice.

–Steve...

–Por favor, Tony. Tú perdiste a Loki, yo perdí a Bucky. Y todo fue mí culpa, no estuve allí para ti, no fui un buen líder, no fui un buen amigo, nunca fui bueno para ti —tomó sus dos manos suave, pero firme—. Pero prometo serlo, te lo juro, Tony. Por favor, por favor dame una oportunidad, si no lo logro podrás quitarme de tú vida para siempre, sólo... Sólo dame una oportunidad.

Tony no había querido mirarlo al rostro, pero tampoco se había alejado demasiado.

Sintió su corazón latir fuertemente en su pecho. Tomó aire profundamente y lo miró a los ojos.

–Está bien —Steve sonrió ampliamente y acercó su rostro al contrario. El Stark se apresuró a tapar la boca ajena con su palma, sin empujarlo, sólo lo detuvo—. Pero debes respetar mis reglas y mí metro cuadrado, ¿entiendes?

–Por supuesto.

Las reglas resultaron ser un poco difíciles cuanto menos.

Tony literalmente hizo un horario en su cabeza. En el fondo, sí quería intentarlo, pero mucho más al fondo, su corazón seguía perteneciendo a aquel Dios travieso que reparó su corazón.

Primera regla: Elin no se debía enterar bajo ninguna circunstancia prometedora. Si se daba cuenta sola, bien, si nunca se da cuenta, habrá que esperar para decirle.

We fall apart -2-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora