Un desastre delicioso.

Capítulo 4: Comienza la guerra

"La cueva" era una pequeña nave abandonada situada a las afueras del núcleo conflictivo de La Fuente, un lugar más bien tranquilo y deshabitado. El edificio de baja altura estaba construido en ladrillo y solo contaba con una puerta de metal algo oxidada y vieja que llevaría años sin ser abierta, y una ventana que daba a un pequeño callejón sin salida delimitado en el otro extremo por un edificio alto, también abandonado cuyas puertas y ventanas estaban tapidas con tablas de madera clavadas unas con otras, aquel edificio tenía el aspecto de una antigua fábrica y "la cueva" se asemejaba más a un pequeño almacén.

Habían pasado ya tres años, pero Kath aún recordaba lo ocurrido con total lujo de detalles. Por aquel entonces disfrutaba de sus trece años deseosa de la llegada del mes de diciembre y con él, su cumpleaños, sabía que ese año tampoco tendría regalos, ni tarta, ni siquiera una tarjeta de felicitación, pero eso la daba igual porque los catorce en aquel barrio marginado de la ciudad eran un pase de entrada para conseguir algunas amistades y labrarse una reputación. Kath ya estaba cansada de recoger las sobras de las tiendas, quería ocuparse de algunos encargos y obtener su propio dinero, solo para ella, lejos del vicio devastador de su madre, asi que esperaba que las nuevas amistades la proporcionaran ese dinero.

Kath, Ari y Alejandra junto a los trillizos, Juan, Javier y José se disputaban en un partido de fútbol una bolsa de gusanitos que habían robado de una tienda cercana al parque en el que se encontraban. Serían las nueve o nueve y media de la noche y el cielo veraniego estaba empezando a oscurecerse. Entonces Javier, el mediano de los trillizos, dejó a un lado el balón y reunió a sus amigos, todos en corro miraron con curiosidad como Javier sacaba de su mochila dos sprays, uno de color azul y el otro de color rojo.

Todos asombrados miraron a su alrededor pero no había nadie, la gente abandonaba los parques con la caída de la noche.

-¿De dónde los has sacado?- preguntó emocionada Kath y sin pensárselo le quitó el spray azul a Javier y lo sostuvo entre sus manos mirándolo como si de oro se tratase.

-Paco los tenía escondidos debajo de la cama en una caja llena- Dijo Javier gustoso de ser el centro de atención.

Paco era el primo de los trillizos, tenía en aquel entonces 23 años y era conocido por su gran maestría con los sprays, incluso muchos de sus dibujos adornaban la ciudad más allá de La Fuente.

-¿Y si...?- insinuó Kath agitando el bote y Javier la miró con picardía.

-Es tarde, nos tenemos que ir Kath- dijo Ari echándose hacia atrás.

-Si- la apoyó Alejandra.

Pero Kath no podía irse de allí, algo en su interior la impulsaba a quitar la tapa blanca del spray, agitarle y dejar caer su contenido sobre alguna fachada.

-Hagamos votación- propuso Javier- Quien no quiera ir que levante la mano- Las dos chicas levantaron la mano y segundos después Juan se unió a ellas.

-¿Hermano?- preguntó algo decepcionado Javier.

-Lo siento pero, pero las chicas tienen razón, como nos pillen...-.

-Bah- se quejó Javier cortando a su hermano dándose la vuelta y colgándose la mochila en los hombros- Dentro de unos pocos meses tendremos catorce, asi que yo voy a ir vengáis o no- Javier se dio la vuelta mirando a Kath a los ojos.

La joven sonrió satisfecha y los dos se fueron de la mano buscando una fachada donde pintar ajenos a la pelea entre bandas que había tenido lugar la noche pasada y que había atraído al barrio aun gran número de coches de policías.

Por aquellos tiempos, desgraciadamente todavía eran demasiado jóvenes e inexpertos, ninguno de los dos esperaba ser descubierto y perseguido por la policía. Cuando las luces del patrol blanco los alumbraron ambos se quedaron petrificados, con sus corazones latiendo con fuerza, pero las calles de aquel barrio impulsaban el primitivo instinto de la supervivencia, y como si lo hubieran estado ensayando los dos chicos comenzaron a correr sin saber a dónde se dirigían, solo dejándose llevar. La adrenalina recorría sus cuerpos.