Un desastre delicioso.

Capitulo 1: La Fuente

La ciudad lucía aquella noche tranquila con un cielo azul oscuro despejado y adornado con pequeñas luces brillantes, el calor del verano aún no había abandonado sus calles y hacía de aquella una agradable noche para pasear bajo el oscuro manto nocturno, pero por supuesto en el barrio de "la Fuente" la gente que no deseaba problemas no paseaba por la calle de noche y los pocos transeúntes que se dejaban caer tenían suficiente en sus vidas como para disfrutar del cielo nocturno. De hecho aquel barrio no era uno de los conocidos por sus buenas gentes, su tranquilidad y armonía sino todo lo contrario la mayoría de los ciudadanos intentaban evitar pasar por allí y en muy pocas ocasiones se veían caras nuevas deambular por su asfalto o sus jardines y si este hecho tenía lugar no era un negocio muy legal el que había atraído a los forasteros.

"La parte turbia de la ciudad" era denominada aquella zona y al igual que las gentes, drogadictos, prostitutas, mafiosos, bandas callejeras... todo ellos eran considerados la escoria de la civilización.

Por esto mismo pasada ya la media noche, alguien brindaba en voz alta alzando un vaso de cristal en alto en medio de un vacío parque donde los columpios hacía tiempo que no se movían al son de la inocencia infantil.

-Yo Kath brindo por la escoria de esta ciudad- Dijo una voz femenina subida sobre una mesa de piedra llena de todo tipo de pintadas alzando un minúsculo vaso de chupito en alto sin poder evitar derramar parte del contenido. Nunca se perdonaba derramar una gota de alcohol, pero en aquel momento después de tantos chupitos de tequila, de los que ya había perdido la cuenta, poco la importaba derramar la bebida.

-¡Por la escoria de esta ciudad!- Dijeron a la vez el grupo de chicos y chicas que la rodeaban alzando también sus vasos y bebiendo todos a las vez, dejando acto seguido el vaso vacío encima de la mesa de piedra entre carcajadas ebrias, algunos tosían y otros aguantaban las ganas de vomitar, pero todos se sentían orgullosos tras el brindis.

Katherine Key se secó los restos de tequila que la escurrían por el rostro risueña, divertida, decidida como era ella, dispuesta a vivir la vida sin preocupaciones, actuando por impulsos de una forma desordenada y alocada tal y como había aprendido entre las calles de su barrio donde no había un patrón, donde el acción y reacción te podían salvar de muchos aprietos.

Unos fuertes brazos la agarraron de la cintura y la bajaron de la mesa sin mucho esfuerzo.

-Ven aquí pequeña escoria- la dijo una voz masculina bromeando mientras la dejaba en el suelo y la sujetaba con la mano para evitar que callera de bruces- Katherine Key has bebido más de la cuenta y si no recuerdo mal mañana es tu primer día de clase ¡Y el de muchos de vosotros!- gritó el chico aún sin apartar las manos del brazo de la joven.

Todos los allí presentes comenzaron a abuchear al recién llegado.

-Kevin piérdete- gritó la joven en alto y todos comenzaron a apoyar su propuesta y a reír- Y sabes que no me gusta que me llamen Katherine Key- dijo Katherine girándose hacia Kevin y bajado el tono de voz fulminándole con la mirada. Un destello de ira brilló en sus ojos, ira hacia ese nombre y hacía uno de sus mejores amigos, de hecho algo más fuerte que una amistad los unía.

Kevin era muy fuerte, su voz, sus ojos azules en resalte con su melena rubia y sus brazos repletos de tatuajes le daban un aspecto amenazante lo que le había ayudado a labrarse cierta fama necesaria. Kevin era respetado en todo el barrio aunque Katherine no sabía cómo había conseguido ese respeto, el muchacho a sus veinticinco años trabajaba en un taller arreglando coches y no se metía especialmente en líos excepto cuando era a ella a quién tenía que ayudar, era como su ángel de la guarda, su perfecto hermano mayor.

-Kath he ido a tu casa. Tu madre está preocupada por ti se ha ido a dormir pero me ha pedido que te lleve a casa y que te recuerde que mañana es tu primer día de clase después de verano-.