S E V E N T E E N

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Regla indispensable para evitar
malentendidos:

-No mentir-

NARRADOR:

Joaquín era muy consciente de lo peligroso y vergonzoso que sería si alguien viniera y tocara la puerta en este momento.

Y aunque el pensamiento lo abrumaba, no podía pensar muy bien que digamos cuando tenía los dientes de Emilio aferrados a su labio inferior con ganas, no podía pensar bien con la lengua de Emilio dentro de su boca y sus labios chupando los suyos con fuerza.

Definitivamente no podía, aunque lo intentará.

Las manos de Emilio estaban aferradas a sus caderas mientras lo aplastaba contra la pared de su oficina, las manos de Joaquín no podían estar más inquietas, jalando y apretando su cabello rizado, mientras que los jadeos y suspiros llenaban el intenso silencio.

Si lo preguntaban, no podía culpar mucho a Emi cuando entro al lugar y ni siquiera se dignó a hablar, tomándolo fuertemente del brazo, levantándolo de su asiento y pegando sus labios a los suyos con la palabra alivio sonando en su cabeza; pues tuvo una junta desde la mañana y no había podido ver a Joaquín desde ese entonces, perdiendo mucho tiempo de la junta por estar pensando en la sonrisa del pequeño castaño.

Así que sí, cúlpenlo por no tener muchas ganas de hablar, pero sí muchas ganas de besar sus labios rojos.

Además llevaban aproximadamente una semana siendo interrumpidos por todos lados.

Después de la interrupción de Nikolas en el departamento de Joaquín, el rizado había estado experimentando ciertos... ¿cambios? Bueno en realidad, ni siquiera el propio Emilio sabía lo que estaba pasando con él, lo único de lo que estaba consiente era del intenso deseo que tenía por besar a Joaquín siempre que podía, y bueno, también el intenso deseo era por tener a Joaquín completamente. Literalmente.

Así que lo habían intentado, pues era obvio como el infierno lo mucho que Joaquín también quería estar con Emilio de esa manera, pero al parecer; la suerte nunca estaba de su lado, pues las interrupciones siempre estaban presentes.

Sobre todo de parte de Nikolas, pues desde que este había terminado con su novio, se la había pasado en el departamento de Joaquín después del trabajo, haciendo que les fuera imposible avanzar. Emilio había pensado en su propio departamento, pero eso no era una buena idea, teniendo en cuenta que Joaquín no quería dejar solo a Nikolas en esos momentos, dios, todo era un caos.

Emilio deja el control de lado al momento en que un gemido llega más fuerte a sus oídos, pues Joaquín ha comenzado a mover sus caderas juntas; así que olvidando que están en la maldita oficina y de que alguien puede tocar en cualquier momento, Emilio comienza a desabrochar la camisa de Joaquín, quien tiembla al pensar que es lo más lejos que están llegando.

Joaquín tira de su saco con fuerza, haciendo que el rizado suelte una risita y se quite torpemente la prenda. Emilio esta por quitar la estorbosa camisa del cuerpo pequeño de su amante; pero como se dijo al inicio... la suerte no está de su lado.

La puerta es tocada con ganas.

Joaquín aparta a Emilio con una rapidez casi cómica. Y al inicio Emilio esta tan perdido que no entiende porque sus labios ahora están tan jodidamente lejos, pero al momento en que la puerta vuelve a ser tocada, todo tiene más sentido.

Soltando un par de maldiciones, recoge su saco del suelo y se lo coloca con pesadez. Joaquín se acomoda lo mejor que puede la camisa, mientras siente sus mejillas arder y su corazón latir intensamente al pensar en lo que estaban haciendo. En lo que iban a hacer.

Part of me. || Emiliaco. [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora