Aᥣmᥲs Eᥒᥴoᥒtrᥲdᥲs · Tom Rιddᥣᥱ [2] ✔

2 - 12 Grimmauld Place

-Arlette-

Me encontraba en un lugar oscuro, apartado. Enfoqué la vista y descubrí al fin que estaba en la cámara de los secretos, pero no estaba sola. Frente a mí se encontraba un chico cuyo rostro no podía descifrar ya que había una sombra oscura a su alrededor.

Estábamos discutiendo sobre algo.

—Arlette, te lo digo enserio, debes irte. No es seguro para ti—dijo acercándose—Ahí dentro hay algo que solo me obedece a mí. Si te ve puede matarte por ser sangre sucia.

Observé entonces el lugar.

—Espera... ¿Estamos en la cámara de los secretos?—pregunté pasando las manos por mi pelo.

El chico de voz áspera asintió.

—Genial, no solo estoy muerta, sino que tú le has ordenado que me mate.

—No, le he ordenado que extermine a todos los sangre sucia, pero no quiero que te mate a ti, eres la única persona que no odio tanto.

Sonreí en ese momento.

Sentía algo raro en mi pecho, una sensación agradable pero intensa.

—¿No me odias?

—Claro que te odio, sangre sucia, pero no te odio tanto.

En ese instante la idea de que iba a morir a manos del basilisco invadió mi mente.

—No vas a morir—dijo el muchacho.

—¡Deja de hacer eso!—grité exasperada.

—¿Hacer qué?

—Leer mi mente, no lo hagas. Invades mi privacidad.

El chico entonces se acercó todo lo que pudo y reconocí la insignia de su túnica, era slytherin.

—Hace mucho que no puedo leer tu mente, algo me bloquea...

Me levanté sobresaltada de la cama con varias gotas de sudor frío bajando por mi mente. Llevaba varios meses soñado con cosas como esa, solo que a veces pensaba que no eran sueños, sino simples recuerdos ocultados.

Una estupidez, ¿Verdad?

Eché un vistazo por toda la habitación y todo seguía igual que cuando me acosté a dormir, la luz de la luna se colaba entre las cortinas de la ventana. Mientras me volvía a acomodar en la cama, un fuerte sonido se escuchó en la planta de abajo.

No pude evitar pensar que fue uno de mis padres rebuscando algo en la cocina. Esa idea abandonó enseguida mi cabeza al volver a escuchar un sonoro golpe.

Me levanté exaltada y cogí la varita que se encontraba en la mesita de noche. Descalza salí de la habitación procurando hacer el menor ruido posible pues se acercaban tiempos oscuros. Bajé las escaleras con cuidado, alerta.