|°Capítulo 4°|

10.9K 847 272
                                    

Decir que Jimin estaba de mal humor, era poco. Estaba hecho una furia, un auténtico hijo de puta.

Jungkook había entrado en su semana de celo, y durante esos días mantuvo distancia entre Jimin y él lo más posible.

Cuando el par se despertó esa mañana, Jungkook se alejó de su toque al ver como los ojos del alto se tornaron dorados al olfatear su aroma.

Lo sucedido la noche anterior había sido algo que no tenía que suceder, aún se escucha a si mismo rogarle al alfa que le reclamara.

Para empeorar las cosas, al tercer día Taehyung también entró en celo, volviendo loco a Hoseok.

El pelirrojo corrió a la habitación del pequeño, intentando ser detenido por sus hermanos, y siendo fuertemente golpeado por un reloj despertador en la frente.

Taehyung arrojó el despertador directo a la cabeza del pelirrojo ni bien éste pasó por la puerta de su habitación.

Jungkook se había sentado en la cama, apoyando la espalda en el respaldo, y con las sábanas cubriéndole hasta el pecho, observando los oscuros ojos de su pareja.

Hoseok gruñó grave y en un rápido movimiento saltó a la cama sobre Taehyung, éste último con su cuerpo ardiendo, jadeante, con mejillas rosas, y labios rojos.

El pelinegro relamió sus labios, observando los dorados ojos del alfa, antes de empujarle de la cama, y cubrirse hasta la cabeza con las sábanas.

—Vete Hoseok... –pidió casi en un susurro.

—No. –gruñó en respuesta.

Taehyung se removió en la cama, intentando controlar las ganas de lanzarse a sus brazos, y abrírsele de piernas todo lo que dure de semana. Suspiró y después de un no tan largo silencio, respondió en un susurro.

—Por favor... Vete...

El pelirrojo gruñó, y levantó la sábana, intercambiando algunas palabras con Taehyung, saliendo de la habitación un minuto después de que un chasquido saliera de entre las sábanas.

—¿Lo que escuché fue un...? –cuestionó divertido acomodándose mejor en la cama.

—Cállate... –gruñó, y podría jurar que estaba sonrojado. Comenzó a carcajearse, aun siendo escuchado por su pareja detrás de la puerta.

Los dos primeros días, su celo le tuvo con un dolor agudo en su interior, con tanto calor que se sentía derretir, y con la necesidad de sentir los labios del mayor sobre su piel, y sus manos recorrerle el cuerpo, que casi se volvió loco. El tercer día, su dolor había disminuido al igual que su calor, pero ver a Taehyung sufrir lo que él sufrió, le hizo sufrir también.

Para suerte del pelinegro, Hoseok no estaba en casa en ese momento, por lo que pudo calmarse un poco a sí mismo. Pero cuando llegó, quiso derrumbar puertas, y paredes de ser necesario.

Jungkook quería acercarse al alto, pero no podía. Durante el desayuno esa mañana, no despegó los ojos de su platillo, sus mejillas ardían y sabía que no eran por estar en celo.

No solo le había evitado en la casa, sino también en el trabajo, y cuando un humano se había acercado a pedir un turno con el tatuador, y su número, casi le arranca la cabeza, no sin antes dejar en claro que era suyo.

En definitiva un cliente menos.

Se había puesto tan rojo como un tomate, y después de lo sucedido golpeó el duro pecho del alto, antes de cubrirse el rostro con las manos.

Al quinto día, en la noche, antes de acostarse junto a Taehyung, hablaron sobre la propuesta de Jin respecto a volver a la escuela.

Taehyung quería ser doctor, y Jungkook amaba cantar.

Mi Lindo Omega (Jikook)|Omegaverse|[Adap.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora